
El informe oficial del Ministerio del Interior de Camboya detalla que al menos 103 viviendas, cinco escuelas y varios templos antiguos han quedado destruidos debido a sucesivos ataques en la frontera con Tailandia. Estos hechos, consignados por la fuente original, se producen tras la reanudación de hostilidades a partir del 7 de diciembre, una escalada que ha forzado la salida de más de 525.000 residentes camboyanos y ha causado una crisis humanitaria de gran alcance, según informó el medio consultado.
Según ha publicado la fuente original y de acuerdo con datos proporcionados por las autoridades camboyanas, entre las personas desplazadas durante las últimas semanas se cuentan más de 275.000 mujeres y 167.000 menores. La reactivación de los combates y los bombardeos con artillería pesada ha tenido un impacto directo sobre la vida civil en municipios ubicados en la franja limítrofe. El deterioro de infraestructuras esenciales y la destrucción de viviendas, centros educativos y lugares religiosos ha complicado el funcionamiento regular de estos núcleos poblacionales, interrumpiendo el ciclo escolar para la infancia desplazada y limitando los servicios médicos en zonas donde la inseguridad mantiene a comunidades enteras aisladas.
El medio consultado señala que la escalada del conflicto también ha dañado tres centros de salud, un mercado, una gasolinera, dos torres de telefonía móvil, doce edificios privados y once instalaciones gubernamentales, además de la oficina local de aduanas e impuestos especiales y al menos 28 vehículos. Las víctimas civiles se han multiplicado y, de acuerdo con los datos oficiales de ambos gobiernos, se han reportado al menos 53 fallecidos en las dos últimas semanas: 34 en territorio tailandés y 19 en Camboya.
Las autoridades camboyanas atribuyeron la responsabilidad de los bombardeos a la aviación militar tailandesa, señalando el uso de aviones F-16 en operaciones sobre localidades próximas a la frontera y responsabilizándolos de las repetidas olas de desplazamiento. En sus declaraciones públicas, el gobierno de Camboya ha reiterado el llamado al diálogo bilateral, instando a las autoridades de Tailandia a resolver las disputas mediante la vía diplomática y en apego a los mecanismos previstos tanto en la Carta de las Naciones Unidas como en la Carta de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), según consignó la fuente original.
El ejecutivo camboyano expuso su disposición a buscar soluciones pacíficas durante la cumbre de la ASEAN prevista para el lunes 22 de diciembre en Malasia, donde los ministros de Asuntos Exteriores de los países miembros abordarán mecanismos para reducir la tensión y promover el restablecimiento del diálogo entre ambos gobiernos. Según reprodujo la fuente, Estados Unidos manifestó apoyo expreso a las gestiones diplomáticas regionales. El secretario de Estado Marco Rubio declaró que “un eventual alto el fuego podría alcanzarse el lunes o el martes” y destacó el respaldo de Washington a la mediación a cargo de la ASEAN.
De acuerdo con las declaraciones recogidas por el medio, Estados Unidos ha solicitado la retirada de armamento pesado de la frontera y la suspensión de operaciones militares, así como el cese de la colocación de minas terrestres, proponiendo avanzar hacia la adopción de los Acuerdos de Paz de Kuala Lumpur y la implementación inmediata de operaciones de desminado humanitario y coordinación fronteriza.
La magnitud de la crisis afecta también a la población en el lado tailandés de la frontera. Según consignó la fuente, el Ministerio de Salud de Tailandia notificó el desplazamiento de 213.000 personas, que han sido reubicadas en 889 albergues dentro de las áreas donde continúan los enfrentamientos. Esta dinámica ha transformado la cotidianidad de miles de familias a un lado y otro de la frontera, con afectaciones adicionales sobre las actividades económicas y la cohesión comunitaria. El deterioro de los servicios esenciales compromete la recuperación rápida de las zonas más afectadas y condiciona cualquier intento de restablecimiento de la vida normal, señalando la fuente que ello depende tanto de una estabilización de la seguridad como de la recepción de asistencia internacional.
La respuesta internacional ha incluido llamados de países vecinos y organismos multilaterales para la creación urgente de un corredor humanitario, con el objetivo de facilitar la llegada de ayuda y la protección de los desplazados, ante la persistente inseguridad y las dificultades para el retorno seguro y la reconstrucción. Según contextualizó la fuente, la presión diplomática sobre las autoridades de los dos países ha ido en aumento en vísperas de la cumbre de la ASEAN, vista por la comunidad internacional como un escenario para avanzar en la desescalada y garantizar acceso efectivo a la asistencia.
Mientras continúan los desplazamientos forzados, la fuente subraya que la gravedad y extensión de la crisis se profundiza. La persistente inseguridad en áreas fronterizas sigue representando obstáculos para el trabajo de los organismos humanitarios y las autoridades locales a la hora de restablecer condiciones mínimas de habitabilidad, distribuir insumos esenciales y proteger a la población. Sin medidas inmediatas y una solución política al conflicto, nuevas poblaciones podrían sumarse a la situación de vulnerabilidad existente, advierte la información difundida por la fuente original.
Las expectativas respecto a las decisiones que adopten los líderes en la próxima cumbre regional cobrarán especial relevancia, ya que podrán determinar la posibilidad de que cientos de miles de desplazados accedan a la ayuda humanitaria y a servicios básicos en condiciones de seguridad. La situación actual mantiene en vilo a comunidades enteras y a los organismos internacionales dedicados a la gestión de crisis, pendientes del desarrollo de los acontecimientos y de la eventual apertura de canales efectivos para la asistencia y el retorno seguro.
