Después de que el Gobierno modificara el plan de vacunación contra la fiebre aftosa a partir de la segunda campaña de 2026, expresidentes del Senasa compartieron con LA NACION sus evaluaciones sobre la medida. Hubo coincidencias en que la decisión es positiva, dado el buen estatus sanitario del país, pero también marcaron advertencias: algunos señalaron que no puede quedar aislada y que debería formar parte de un programa más integral, mientras que otros cuestionaron la forma en que se comunicó. Vale recordar que la Mesa de Enlace le había planteado al Gobierno un plan para readecuar la vacunación.
La decisión fue anunciada ayer por el ministro de Economía, Luis Caputo, y formalizada hoy a través de la resolución 711 del Senasa. Desde 2026, en la segunda campaña anual, dejarán de inocularse vaquillonas, novillos, novillitos y toritos, limitando la aplicación a terneros y terneras. A su vez, los establecimientos de engorde a corral quedarán exceptuados de la primera campaña. Según el Gobierno, el cambio implicará un ahorro de 16 millones de dosis, equivalente a US$25 millones, sin comprometer la inmunidad del rodeo.
“El Gobierno se hizo eco de los reclamos de muchas entidades y termina sacando una resolución que, desde lo técnico, a partir de que todos sabemos que no hay circulación viral, está bien que no se vacune en esas categorías en la segunda campaña de cada año”, afirmó Jorge Dillon, expresidente del Senasa.
De todos modos, remarcó que la decisión no puede quedar como un hecho aislado. “Con esto solo no basta. Hay que sentarse y discutir un programa hacia el futuro, sobre qué cosas hay que fortalecer dentro del sistema sanitario para algún día considerar la posibilidad, si estamos bien seguros, de dejar o no de vacunar”, señaló.
En esa línea, pidió que la estrategia tenga un sustento institucional más amplio. “Esto tendría que estar dentro de un programa consensuado con todos los actores del sistema sanitario nacional, no solo los productores que son los dueños de las vacas, sino el resto de los actores: estoy hablando de los institutos de investigación, los ministerios, los colegios de veterinarios, los laboratorios, tanto los que producen insumos como los de diagnóstico”, enfatizó.
Dillon también subrayó la necesidad de sostener la confianza de los compradores externos. “Eso es lo que hace un país serio que tiene que demostrar y generar confianza en los consumidores del mundo, que son los que nos compran la carne”, precisó.
Entre los aspectos pendientes, Dillon mencionó la necesidad de “fortalecer el organismo y los laboratorios, contar con equipos PCR y personal entrenado, mejorar la trazabilidad, reforzar los controles de movimientos, desarrollar planes de contingencia y simulacros, y comunicar mejor a la sociedad”.
Dillon expresó: “Creo que la medida técnicamente es correcta, pero me parece que no está dentro de un programa nacional hacia el futuro que contemple un montón de cuestiones que hay que fortalecer dentro del sistema sanitario nacional. No nos podemos quedar tranquilos solo con esto. Tenemos que avanzar en algo más amplio que supere solamente el hecho de vacunar”.
Luis Osvaldo Barcos, también expresidente del Senasa, valoró positivamente la decisión. “La veo bien porque es un avance. La situación sanitaria de la Argentina es muy buena, también la de los países vecinos. Es un acercamiento con medidas progresivas porque la situación sanitaria lo permite”, sostuvo.
Barcos destacó que las categorías excluidas de la segunda campaña ya recibieron varias dosis en su vida productiva, lo que reduce el peligro sanitario. “Han hecho un análisis que a mí me parece adecuado en las categorías de ganado que, según la resolución, han tenido varias dosis de vacuna en su vida. Tienen un riesgo muy bajo. Además, el riesgo es bajo por la situación nacional, entonces me parece bien la medida”, dijo.
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El exfuncionario agregó que no ve la resolución como un hecho aislado, sino como parte de un plan sanitario más amplio. “A mí me parece que tienen un plan más integral. No lo han comunicado, pero estoy seguro de que es parte de un plan más amplio que va a ser progresivo. Senasa trabaja con equipos epidemiológicos serios y seguramente es parte de otras acciones que vendrán en el futuro”, afirmó.
En tanto, Bernardo Cané, otro expresidente, fue más crítico. “Me sorprende que el ministro de Economía haga este anuncio y no el secretario de Agricultura o la presidenta del Senasa”, cuestionó, al tiempo que desde su visión consideró que debería haber dado una mayor consulta con los actores que forman parte del sistema público-privado de vacunación. “Creo que no fueron consultados los actores responsables de la campaña, ya que este sistema es un sistema público-privado de hace 35 años, que son las fundaciones de aftosa y principalmente CRA, que lidera esto. Me parece que ese tipo de cosas hay que tomarlas en consenso, no con una medida por un Twitter por el ministro de Economía”, señaló.
En el plano sanitario, para Cané el mayor riesgo se da en los establecimientos de encierre. “Desde el punto de vista epidemiológico, si hay una situación de riesgos es cuando los animales están confinados, están pegados unos a otros. No quisiera imaginarme que hubiese un caso en un feedlot, imaginate que eso se expande en forma instantánea”, señaló.
Finalmente, Cané reclamó mayor transparencia en los fundamentos técnicos: “Me gustaría ver los elementos epidemiológicos que llevaron a tomar esta medida. Quiero ver los análisis de protección de actividad o no actividad viral, de cobertura de vacunación y la evaluación de las fundaciones. Con eso estaré tranquilo o intranquilo para tomar esta medida. Si no hay datos respaldatorios, es una medida política y esto no es política, esto es ciencia”.
En el ámbito empresarial, Biogénesis Bagó destacó que el cambio en el esquema de vacunación es el resultado de un trabajo articulado entre el sector público y privado. “Esta medida ha sido posible gracias al esfuerzo de los productores, el trabajo de las entidades del campo junto a sus entes sanitarios y veterinarios, el rol de Senasa en las definiciones de la política sanitaria y el control de su aplicación, el aporte científico del INTA, Cevan y Conicet, y la calidad de la vacuna argentina”, expresó la compañía en un comunicado.
La firma recordó que “como líder mundial en la elaboración de vacunas contra la fiebre aftosa, Biogénesis Bagó se enorgullece de contribuir al control de esta enfermedad en la Argentina, abasteciendo las campañas nacionales con vacunas de máxima calidad”. Según la empresa, ese trabajo conjunto permitió que los productores argentinos puedan acceder hoy a 92 mercados internacionales para la exportación de carne bovina.