
La revelación que Estados Unidos ha ejecutado al menos cuatro bombardeos cerca de las costas de Buenaventura, en el Pacífico colombiano, encendió las alarmas en el país y reactivó el debate internacional sobre la legalidad de la ofensiva militar estadounidense contra el narcotráfico y grupos armados en la región.
Según una investigación del medio estadounidense The Washington Post, estos ataques hacen parte de una campaña que, desde septiembre, deja al menos 87 personas muertas.
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El diario estadounidense detalla que, de un total de 19 ataques recientes contra embarcaciones en el Caribe y el Pacífico, cuatro se produjeron muy cerca de Colombia, frente a Buenaventura, y otros dos en una franja marítima entre Colombia y Ecuador, presuntamente contra lanchas vinculadas al Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Estos bombardeos habrían ocurrido entre el 22 de octubre y el 4 de noviembre, aunque no se precisan las coordenadas exactas de cada operación.
La información ha generado especial preocupación en Colombia por el señalamiento directo al ELN, grupo armado con presencia en varias regiones del país y con estructuras activas en zonas de frontera y rutas del narcotráfico en el Pacífico.
Las versiones indican que algunas de las embarcaciones atacadas estarían al servicio de esta guerrilla, particularmente en corredores marítimos usados para el tráfico de drogas hacia Centroamérica.
La ofensiva estadounidense ha sido defendida públicamente por el secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, quien afirmó en su cuenta verificada en X que “estos narco-terroristas han matado a más estadounidenses que al-Qaeda, y serán tratados de la misma manera”.
La Casa Blanca ha sostenido que se trata de acciones en el marco de un “conflicto armado” contra los carteles de la droga, postura respaldada por el presidente Donald Trump.
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