
La Navidad en Perú inspira no solo fiestas y tradiciones, sino también nombres propios que sorprenden por su originalidad y vínculo con la temporada. El Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC) publicó una lista que revela cómo la creatividad de las familias peruanas trasciende las costumbres, plasmando el espíritu navideño en la identidad de miles de ciudadanos. Nombres que evocan personajes religiosos y elementos festivos forman parte de un inventario que recorre la diversidad cultural del país.
La singularidad de estos nombres refleja la manera en que las celebraciones decembrinas se integran en la vida cotidiana. Aunque muchos optan por denominaciones tradicionales o ligadas al nacimiento de Jesús, otros prefieren alternativas inesperadas, algunas incluso con matices internacionales o referencias a símbolos propios de la festividad. Estas elecciones, lejos de ser anecdóticas, constituyen un fenómeno social que evidencia el modo en que la Navidad influye en la construcción de la identidad peruana.
La lista de RENIEC no solo generó debate en redes sociales, sino que también invita a reflexionar sobre el papel de la creatividad y la herencia cultural en la selección de nombres. Cada decisión familiar encierra una historia particular y una forma única de rendir homenaje a la temporada, consolidando la Navidad como un elemento vivo y en constante transformación en la sociedad peruana.

Los nombres más extraños según RENIEC: de Merry Christmas a Duende
Entre los registros oficiales, destacan nombres cuya rareza ha llamado la atención por su originalidad y por la cantidad de personas que los portan. De acuerdo con RENIEC, existe 1 persona en todo el país registrada bajo el nombre Merry Christmas, mientras que solo 2 peruanos llevan el nombre Pavo. La creatividad se extiende a otras opciones sorprendentes: hay 11 ciudadanos llamados Christmas, 13 que responden a Elfo, 16 a Guirnalda y 67 a Reno.
La variedad no termina ahí. Duende es el nombre de 825 personas, mientras que Navideña fue escogido para 4 ciudadanos. Otros nombres como Nacimiento (311), Regalo (130), Brindis (106) y Holy (95) también figuran en la lista, mostrando la diversidad de inspiraciones navideñas. Incluso existen 75 personas llamadas Niño Jesus y 79 con el nombre Noela.
Estos datos evidencian que el ingenio y el arraigo de la Navidad en el imaginario colectivo peruano no conocen límites. La presencia de nombres tan particulares en el registro civil es muestra de una sociedad que abraza la festividad desde todas sus dimensiones, llevando el espíritu decembrino más allá de las celebraciones y transmitiéndolo a través de generaciones.

Los nombres católicos más populares y sus variantes en Perú
La influencia de la tradición católica en Perú se refleja con fuerza en los nombres más comunes vinculados a la Navidad. Según las cifras de RENIEC, 1.205.288 peruanos llevan el nombre Maria (sin tilde), mientras que Jose figura en 812.786 personas, Jesus en 435.326 y Angeles en 359.586. Estas cifras se amplían con variantes ortográficas y el uso de tildes: José (45.408), Jesús (43.222), María (27.242), Belén (15.335) y Natividad (38.352).
La tradición abarca también nombres de personajes del pesebre y la historia bíblica, como Pastor (35.240), Baltazar (34.901), Gaspar (30.955), Melchor (14.874) y Noel (11.710). El uso de nombres compuestos y diminutivos, así como la variedad en la acentuación, enriquecen el repertorio, permitiendo que cada familia adapte la herencia religiosa a sus propias tradiciones lingüísticas y afectivas.
Más allá de los nombres principales, las cifras revelan la persistencia de la fe católica en la vida cotidiana. La continuidad y adaptación de estos nombres refuerzan el vínculo entre religión, cultura e identidad, demostrando que las creencias siguen influyendo de manera profunda en las decisiones familiares.

Costumbres navideñas en Perú que siguen vigentes en 2025
En pleno 2025, las celebraciones navideñas en Perú mantienen su esencia y se adaptan a los nuevos tiempos sin perder su sentido de unión y memoria. El nacimiento continúa siendo el centro de la Navidad en los hogares, con piezas elaboradas por artesanos de Ayacucho, Cusco, Puno y Huancayo. Las figuras incluyen no solo a los protagonistas bíblicos, sino también elementos locales, como llamas, toritos de Pucará y angelitos andinos, lo que convierte a cada nacimiento en una expresión de identidad regional.
La cena del 24 de diciembre sigue reuniendo a las familias en torno a la mesa, donde el pavo es el plato principal en muchas regiones, acompañado de recetas tradicionales y aportes innovadores de la cocina peruana. La reunión familiar y el compartir de alimentos representan agradecimiento, abundancia y la renovación de los lazos afectivos construidos durante el año.

Otras costumbres, como la chocolatada navideña y la misa de gallo, permanecen vigentes en la vida comunitaria. La chocolatada, que involucra la entrega de chocolate caliente y panetón, es un acto de solidaridad que refuerza el sentido de comunidad. La misa de gallo, aún con menor asistencia en las ciudades, conserva su valor espiritual en las provincias. El brindis de medianoche, el intercambio de regalos y las expresiones artísticas locales completan el panorama de una Navidad que, pese al paso del tiempo y los cambios sociales, reafirma su papel como puente entre generaciones y garante de la identidad nacional.
