Desde el 5 de mayo, Vincent, padre de 27 años y residente de Lobbes (oeste de Bélgica), intenta sin éxito registrar el nacimiento de su hijo Clément. Más de un mes después, el recién nacido continúa sin número de registro nacional y, por tanto, fuera del sistema legal y sanitario belga.
“Llevan semanas diciéndome que el problema está a punto de resolverse, pero sigo esperando”, relató el padre al medio belga RTL info. En Bélgica, la legislación obliga a declarar los nacimientos en el municipio donde ocurren en un plazo de 15 días.
Sin embargo, los reiterados intentos de Vincent por cumplir con este trámite han sido infructuosos. “Cada vez que llamo al municipio de Lobbes me pasa lo mismo: me dicen que un informático vendrá durante el día a solucionar el problema, pero nunca lo solucionan”, denunció Vincent.
Consecuencias económicas y familiares
La falta de registro ha tenido un efecto inmediato en la vida familiar. Clément no puede ser incluido en el sistema de seguridad social, lo que le impide acceder a servicios de cobertura básicos: “Como Clément no existe oficialmente a nivel estatal, no tiene registro nacional y, por lo tanto, no está cubierto por la seguridad social”.
Esto también supone un problema para los pagos de la baja de maternidad y paternidad. “Es un infierno”, explicó el padre. El niño fue registrado al nacer en el hospital, lo que permite algún grado de asistencia.
No obstante, fuera de ese centro, no existe constancia de él. “No nos atrevemos a hacer nada, por miedo a que enferme y tengamos que ir a otro hospital o a ver a un médico”, señaló Vincent.
El origen: un cambio de proveedor fallido
El alcalde de Lobbes, Steven Royez, reconoció que la situación es grave. “Es una situación verdaderamente deplorable, de la que queremos salir sin reservas”, afirmó.
Explicó que el problema se originó a principios de mayo, cuando el municipio decidió cambiar de proveedor tecnológico, pasando de Proximus a Dstiny. “La migración al nuevo proveedor provocó bloqueos en varios de nuestros servicios”, explicó el alcalde.
“Se hizo imposible proporcionar extractos de antecedentes penales, declaraciones de defunción o nacimiento, así como certificados de cambio de domicilio. Fue muy complicado”, añadió. Según el alcalde, la disfunción se agravó por errores heredados de la anterior administración municipal.
Además, la implicación de un segundo proveedor complicó la resolución, con ambas partes culpándose públicamente. “Nos hemos dado cuenta de que el problema es mayor de lo que pensábamos”, admitió Royez.
Sin respuesta de las autoridades federales
El municipio ha intentado obtener apoyo a nivel estatal, pero sin éxito. “Es escandaloso que autoridades públicas como la nuestra tengan que esperar al menos 10 días para tener una respuesta a un problema administrativo, mientras intentamos atender las necesidades de nuestros ciudadanos”, denunció el alcalde.
Según Royez, el equipo municipal mantiene reuniones diarias con el responsable de informática para seguir los avances. “Nos reunimos dos veces al día con nuestro especialista en TI para analizar los avances y contactar con las personas adecuadas para avanzar”, aseguró.
Promesas incumplidas
Dstiny ha comunicado al ayuntamiento que la situación “está a punto de resolverse”, pero las familias afectadas siguen esperando.
“Eso es lo que me dicen cada semana. Ya no sé qué hacer”, lamentó Vincent, que confesó sentir “mucha vergüenza” por no haber podido cumplir aún con la obligación legal de inscribir a su hijo. Mientras tanto, Clément sigue sin figurar en los registros estatales, sin pleno derecho a sus servicios básicos. Una situación que se presenta crítica para un recién nacido.