Este viernes, en la Torre Macro (Av. Madero 1172) se anunciaron los nombres de los ganadores y finalistas de los concursos Microcentro Cuenta Cuentos Terror y Microcentro Cuenta Historietas que recibieron, respectivamente, 1970 cuentos de terror y 176 historietas. Como en su primera edición, el microcentro porteño fue el eje de ambos certámenes: los cuentos y las historietas debían transcurrir en esa zona de la ciudad. Se entregaron cuatro millones de pesos, dos para cada categoría.
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Del acto de premiación participaron los jurados de ambos certámenes; por el de cuentos Fabián Casas, Lala Toutonian y Mariana Enriquez, que envió un video grabado desde su nuevo lugar de residencia (Tasmania, en Australia); por el de historietas, Maitena, Rep y Martín Ramón.
El ganador del concurso de cuentos fue un brasileño de treinta años, oriundo de João Pessoa, que reside en la ciudad de Buenos Aires desde hace solo dos años y aprendió español con apps: Lucas Herculano Magalhães Leiros por su cuento “El pisapapas”, ambientado en un departamento de la calle Rodríguez Peña. “Ojalá que no sea una decepción saber que soy brasileño, pero tenemos que ganar algo también”, bromeó el autor, que publicó en su país dos libros de cuentos, uno de ellos traducido al español, La cronología de las cosas que vuelan (Caravana). Se gana la vida como redactor publicitario.
Desde Tasmania, Enriquez adelantó que el cuento tiene un comienzo costumbrista y concluye con “un final a todo volumen” con el recurso del body horror. El cuento de Magalhães Leiros y los de los otros ochos finalistas -Verónica Cassia y Mónica Josid Huber (ambas recibieron menciones especiales), Camila Parrotta, Cristina Civale, Carlos La Casa, Yamila Bianco, Ana Sevilla y Lourdes Oliverio- serán publicados por el sello Emecé.
El autor contó que había trabajado el cuento en un taller literario del Centro Cultural General San Martín y que, para la corrección, lo habían ayudado lectores argentinos. “Es un cuento sobre el agotamiento emocional”, puntualizó. En portugués “pisapapas” se dice “espremedor de batatas”. “No pude creer que Mariana Enriquez haya dicho mi nombre en la pantalla”, dijo el fan de la autora de Nuestra parte de noche, de Luciano Lamberti, Dolores Reyes y, “obviamente”, Julio Cortázar. “Los argentinos escriben terror de un modo muy particular, con implícitos”, indicó en diálogo con LA NACION.
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“Hay en el relato una progresión de la frustración cotidiana que va en ascenso hacia la autodestrucción de modo impactante. El autor construye la deshumanización del personaje principal con una base sólida y un perturbador tono envolvente, donde las relaciones desgastadas y la violencia extrema toman un giro grotesco y potente mientras explora la desesperación con pocos y efectivos recursos literarios”, señala el fallo del jurado.
Del certamen de historietas se declaró ganadoras ex aequo a “Recuerdo” de Ignacio Carloni y “El hidropájaro” de Ian Debiase (ausente del evento porque estaba de viaje por Estados Unidos). “Ambas historietas, con estilos de dibujo muy diferentes pero ambos maravillosos, transmiten esa rara sensación de que en el microcentro miles de historias pueden estar sucediendo en simultáneo, pero, a la vez, cada una tiene su tiempo y su lugar”, dictaminaron los integrantes del jurado que lamentaron que casi ya no se publicaban historietas en medios gráficos y que para muchos creadores la única alternativa era el libro. Carloni y Debiase se llevarán un millón de pesos cada uno.
Carloni reveló que el protagonista de su historieta era un perro callejero -“de esos que tienen nombre pero no tienen dueño”, dijo el artista- que deambula por el microcentro y recuerda su vida en Morón (localidad donde vive el artista). “Me parece excelente que se hagan este tipo de concursos para alentar a las personas a participar”, opinó. Maitena, que definió el género de la historieta como “el cine pobre”, dijo que los trabajos premiados tenían la virtud de usar poco texto y delegar la acción a las imágenes. Ambos trabajos serán publicados por el sello Planeta Cómic.
Los otros finalistas fueron Sofía Gracia Grandinetti, Ignacio Minaverry, David Pitucardi, Marcelo Andrés Riva, Mariano Antonelli y Leonardo Arias.
Abrió el encuentro Maricel Carretti, de la Fundación Banco Macro, que recordó a Luis Felipe “Yuyo” Noé (en el primer subsuelo de la torre se exhibe una pintura del artista fallecido a los 91 años días atrás), destacó las virtudes de la ley de Mecenazgo porteño y afirmó que seis de cada diez puestos de trabajo en la ciudad de Buenos Aires estaban vinculados con las industrias culturales. La ministra de Cultura de la ciudad de Buenos Aires, Gabriela Ricardes, que no pudo concurrir al acto de premiación, se perdió los elogios a su gestión.
El productor Javier Grosman, director de Superacción y de Microncentro Cuenta, destacó la calidad y la cantidad del material recibido para los concursos: “No creo en lo cuantitativo, creo más en lo cualitativo, pero quería hacer una mención porque lo que ha pasado con estos concursos nos sorprende. Entre las dos ediciones que hicimos se presentaron más de cinco mil trabajos. Esto habla de una pasión por Buenos Aires, una pasión por producir y por crear”.
El editor y librero Ignacio Iraola, coordinador general de los concursos, señaló que había que “militar” por los libros y la lectura. “Estamos en un momento bastante complicado en la industria. Regalen libros, siempre es el mejor regalo”, dijo. El presidente de la Fundación El Libro, Christian Rainone; la editora y escritora Ana Ojeda, y los escritores Alejandro Vaccaro, Ana Wajszczuk, Agustina Larrea y Gastón Portal, entre otros, asistieron al evento matutino que finalizó con un brindis.
Arte electrónico en la Torre Macro
En la planta baja de la Torre Macro se puede ver la exposición Macro/Cosmos, organizada por Banco Macro y Microcentro Cuenta. La inauguración formal, con cóctel, tendrá lugar este martes a las 19 con la presencia de los cinco artistas convocados: Julieta Tarraubella, Gabriela Golder, Sebastián Seifert, Diego Alberti y Martín Borini con Render.
Suerte de pequeño laboratorio sobre las transformaciones tecnológicas, históricas y ambientales impulsadas por la cultura digital, la muestra explora las fronteras entre lo tangible y lo virtual, y entre lo natural y lo artificial. Las obras modulan el recorrido circular de la planta baja del edificio corporativo.
Los artistas seleccionados trabajan con video, inteligencia artificial, arte generativo e instalaciones interactivas, como en el caso de la obra de Borini y Render que emplean luz y materia en Interactividad y descomposición lumínica, donde la percepción del espacio y los colores se transforman con el movimiento de los espectadores ante la obra. “Es un trabajo de descomposición de la luz, con una paleta de colores que corresponde al atardecer y el amanecer, cuando el espectro de la luz se manifiesta en todo en su rango. Lo tecnológico para mí es una herramienta más, como un pincel”, puntualiza Borini.
Alberti presenta Aguayo, donde lo digital juega un papel central en pantallas rectangulares. “Es una obra en constante creación, es decir, generativa, que crea una trama en perpetuo desarrollo a través de algoritmos muy simples -explica el artista-. Intento mostrar cómo, a través de la analogía entre la lógica computacional y los patrones de tejidos tradicionales andinos [los aguayos], ambas formas pueden comunicar conceptos culturales y mitológicos”.
En La vida secreta de las flores, Tarraubella propone en varias pantallas un “jardín cyborg”, con cables como raíces, donde se observa la metamorfosis de un grupo de flores en un entorno de “vigilancia” constante (como el de la propia Torre Macro). “Lo tecnológico y digital influye mucho en la obra –cuenta la artista que causó sensación en Art Basel el año pasado-. Son flores filmadas con un circuito cerrado de seguridad que vigila toda la vida de las flores, desde que son pimpollos hasta que mueren. Luego reedito ese material y trato de reconstruirlo en una escultura visual”. Las pantallas reproducen en loop el modo en que la materia orgánica de las flores reacciona ante la “energía residual” del control tecnológico.
En otra obra excepcional, Escenas de trabajo, que condensa indagaciones sobre archivo, tecnología y performance, Golder recupera la memoria visual de los Artistas del Pueblo -grupo de creadores de origen anarquista de las primeras décadas del siglo XX- en seis secuencias animadas basadas en imágenes fijas. “Pienso lo digital no como un simple soporte sino como la extensión del lenguaje poético; utilizo tecnologías como herramientas para expandir lo sensible y para activar escrituras colectivas. No me interesa para nada la espectacularidad de los dispositivos, sino su capacidad para generar preguntas y vínculos”, dice Golder.
El artista multimedia y DJ Sebastián Seifert presenta Etherbosque. Cartografías digitales, una instalación creada con inteligencia artificial que propone paisajes digitales y, a la vez, un manifiesto por la conservación de los bosques. “Lo tecnológico y lo digital cumplen un rol central en mi obra -dice el artista-. Para Etherbosque trabajé con una herramienta llamada LiDAR que permite escanear datos reales del entorno a nivel topográfico por medio de escáner láser e hice relevamientos de bosques que conocí y luego los importé a la computadora en diferentes softwares para mezclarlos con una capa de inteligencia artificial», detalla. El resultado es una “cartografía híbrida”.
Como parte de la agenda de actividades de la exposición se presentarán shows de música en vivo de Axel Krieger y Sebastián Seifert, y habrá charlas abiertas con los artistas. La exposición también cuenta con el apoyo de Mecenazgo.
Se puede visitar Macro/Cosmos de lunes a viernes, de 10 a 18, en avenida Eduardo Madero 1172, con entrada libre y gratuita.