La noticia del fallecimiento de Miguel Ángel Russo, a los 69 años, conmovió al fútbol colombiano, y particularmente a los hinchas de Millonarios, que no dudaron en manifestar su tristeza pero también su agradecimiento por los logros del entrenador argentino durante sus dos años a las órdenes del cuadro embajador.
A Russo lo respaldaba una carrera destacada en el fútbol argentino, habiéndose coronado campeón con Vélez Sarsfield en 2005, y levantando la Copa Libertadores con Boca Juniors en 2007, sumado a varios ascensos a primera división con Lanús, Estudiantes de La Plata (equipo en el que desarrolló toda su carrera como jugador) y Rosario Central.
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Cuando se confirmó su arribo a Millonarios en enero de 2017, lo hizo en un contexto de dudas de la hinchada, luego de acumular eliminaciones consecutivas en momentos clave del campeonato, siendo las más dolorosas ante Junior y Atlético Nacional el año anterior.
En el primer semestre Millonarios no lucía por su juego, pero los resultados fueron suficientemente competitivos para terminar la fase de todos contra todos en cuarto lugar.
Pero nuevamente el equipo falló en el momento clave de la temporada, y fue así que tras superar a Bucaramanga en cuartos de final, el Embajador cayó eliminado en semifinales ante Atlético Nacional con gol de Dayro Moreno en los minutos finales del partido de vuelta en Medellín.
Pese al revés, Russo se mostró satisfecho con la base y realizó algunos cambios para potenciar el equipo. Entre ellos se incluyó la salida de Pedro Franco – jugador querido por la afición pero de rendimiento irregular en ese momento – y la incorporación de jugadores como el uruguayo Matías de los Santos, el atacante Jáder Valencia y el volante Robinson Aponzá.
Todos ellos se sumaron a un plantel que ya tenía nombres propios como el arquero Nicolás Vikonis, los defensas Andrés Cadavid y Deiver Machado, los volantes Jhon Duque, Stiven Vega, Henry Rojas, David Mackalister Silva, y los atacantes Harold Santiago Mosquera y Ayron del Valle.
La primera mitad del campeonato arrancó de mala manera, cediendo puntos como local y perdiendo duelos clave frente a Santa Fe (en dos ocasiones), Atlético Nacional y Junior de Barranquilla, los favoritos al título en ese semestre.
No fue hasta la fecha 13 del todos contra todos que comenzó una racha de victorias que le permitió al equipo asentarse entre los ocho clasificados. En la última jornada, el Embajador goleó 5-1 al Deportivo Cali en El Campín, mostrando un bloque más sólido alrededor del goleador Ayron del Valle. El equipo priorizó el orden táctico y una defensa firme, con destacadas actuaciones de Vikonis, Cadavid y De Los Santos. Además, apostó por transiciones rápidas tras la recuperación del balón, donde fueron clave Stiven Vega y Jhon Duque en labores de contención, así como Mackalister Silva en la creación de juego.
A pesar de la mejora en el rendimiento, Millonarios no era visto como favorito al título. En su lugar, el Junior de Teófilo Gutiérrez y Yimmy Chará, o un Santa Fe que aún contaba con el impulso de la Copa Sudamericana obtenida en 2015, se perfilaban como candidatos más claros a coronarse campeones.
Esa percepción se ratificó en los cuartos de final, donde el Embajador superó con lo justo a La Equidad, mientras que Santa Fe goleaba a Jaguares con un global de 4-1. Los dirigidos por Russo enfrentaron en semifinales al América de Cali, que venía de dar la sorpresa eliminando a Junior. La serie se definió con una victoria 2-1 de Millonarios en el estadio Pascual Guerrero en la ida, y un empate sin goles en El Campín en la vuelta. En la otra llave, Santa Fe superó con solvencia al Deportes Tolima, a pesar de que el marcador global fue ajustado.
Mientras Millonarios avanzaba de ronda, lo que no sabían ni los hinchas ni los medios de comunicación es que Russo fue diagnosticado con cáncer de próstata, recibiendo tratamiento de quimioterapia en secreto durante la postemporada. Luego se sabría que el diagnóstico se agravó hasta tratarse de un cáncer de vejiga.
“Yo me reía. Venían y me decían ‘qué bien estás’ y yo decía ‘hijos de puta’. Si yo sabía que estaba muy mal. Fue un momento delicado de mi vida, por suerte lo pude sacar”, recordó Russo en una entrevista en 2022 sobre ese momento.
Como nadie lo sabía, las miradas de todo el país (y de Bogotá en especial) estaban centradas en la gran final, la primera que disputarían los dos clubes de la capital en toda su historia. Los dos juegos fueron intensos de distinta manera.
En el primero, ambos equipos priorizaron el orden y apostaron por incursiones esporádicas o por la pelota quieta para sacar una mínima ventaja. Esa mínima ventaja la dio Matías de los Santos para Millonarios, al minuto 31 de juego, cabeceando un centro de Juan Guillermo Domínguez que puso a celebrar a los hinchas Embajadores.
Dos días antes de la final, según reveló Russo tiempo después, tuvo que someterse a quimioterapia. “Yo con Millonarios jugué las finales del torneo… dos días antes me habían dado quimio. Se largó una lluvia bárbara y yo estaba ahí dando indicaciones (…) Mi oncólogo no entendía nada viéndome así. Decía ‘Es imposible que esté tipo esté viviendo lo que está viviendo y hace 48 pasó por una situación totalmente distinta’”, expresó.
Y así, en medio de la lluvia, lidiando con los efectos de la quimioterapia, Russo llevó la batuta de sus dirigidos en uno de los partidos más importantes de su historia.
A diferencia de lo ocurrido en el partido de ida, Santa Fe se lanzó con todo en el encuentro de vuelta. Wilson Morelo, de pena máxima, puso en ventaja al Cardenal y empató la serie de forma parcial a los 17 minutos. Los ataques se sucedían, pero entre la falta de precisión y las intervenciones de la defensa embajadora, el marcador no se movió más en el primer tiempo.
En la parte complementaria, tras una opción clara de Santa Fe —un remate de William Tesillo que se estrelló en el palo—, Millonarios volvió a encontrar la ventaja a través de la pelota quieta. Un tiro de esquina cobrado por Domínguez fue cabeceado por Cadavid, quien puso el 1-1 del partido y el 2-1 en el global, al minuto 54.
Los dirigidos por Russo se asentaron en el campo y parecían tener todo bajo control, pero en el minuto 82, una jugada individual de Baldomero Perlaza terminó en una habilitación para Morelo, que firmó el 2-1 y volvía a empatar la serie en el global.
Cuando todo parecía indicar que la final se definiría desde el punto penal, apenas tres minutos después, el recién ingresado Henry Rojas tomó un balón despejado en la media luna y, de primera intención, soltó un potente remate que se coló en el ángulo superior izquierdo de Robinson Zapata, dándole así a Millonarios su estrella número 15, en una definición dramática.
En la rueda de prensa posterior al triunfo, Miguel Ángel Russo pronunció la frase que quedó para la memoria futbolística y sentimental del club albiazul: “Todo se cura con amor”.
Por eso, incluso más allá de la estrella, Russo recordó ese momento por el respeto que hubo a su situación de salud. “Por eso le agradezco y amo a la gente de Millonarios y todo Colombia porque estuvieron al lado mío. Jamás me invadieron en nada, se portaron de manera excepcional. Allá me cubrieron y protegieron muchísimo, no sé si en la Argentina hubiese ocurrido”, manifestó.