Boca quedó preso de la guerra entre San Lorenzo y Miguel Russo y sigue sin director técnico, a 19 días del estreno en el Mundial de Clubes. El entrenador que renunció en el Ciclón para tomar las riendas del cuadro xeneize aún no llegó a un acuerdo por la rescisión de su vínculo y por ese motivo volvió a estar ausente en una práctica, la de este miércoles, que se había movido de horario con la idea de contar ya con él. Mientras en La Boca confían en destrabar la situación en estas horas, en Boedo se pusieron rígidos y exigieron una suma de siete dígitos que incluye, además de los siete meses que restaban del contrato, la condonación de la deuda por parte de Russo y un resarcimiento por “daños y perjuicios”. Este jueves por la mañana habrá una nueva reunión entre las partes. ¿Partirán diferencias?
En medio de ese tira y afloja, el plantel volvió a entrenarse bajo las órdenes de Silvio Rudman y Roberto Pompei, la dupla técnica de la reserva. Si bien Boca había decidido esperar a Russo aun si San Lorenzo hubiera jugado la final del torneo Apertura el próximo domingo, lo cierto es que el atraso en la firma del contrato preocupa y mucho a la dirigencia xeneize. Incluso, en Boca esperaban poder presentar a Russo entre el lunes y el martes, convencidos de que el acuerdo con el club azulgrana demandaría apenas un par de horas. En su último partido, frente a Platense, los hinchas y dirigentes cuervos se mostraron agradecidos al trabajo de Russo. Sin embargo, trascendida la noticia de su acercamiento a Boca, las opiniones comenzaron a volcarse en contra.
“Hay que bancársela y ponerse firme en las condiciones que tenemos para defender al club. Acá el problema [la rescisión] es de Russo, y en todo caso de Boca. No es un tema de San Lorenzo”, explicó Julio Lopardo, el máximo directivo del Ciclón, que aprovechó el enfrentamiento con el director técnico para ganarse el beneplácito de los socios y posicionarse políticamente.
Russo cayó en la encerrona y en Boca aguardan que sea el propio entrenador quien logre resolver su salida. Algo similar a lo que ocurrió con Fernando Gago, que debió indemnizar a Guadalajara, de México, para poder asumir al frente del conjunto azul y oro. El asunto es que los días pasan y en tanto Russo no cierre los números con San Lorenzo estará legalmente imposibilitado de dirigir al equipo xeneize.
El contrato de Russo con el club de Boedo contiene una cláusula de “extinción por mutuo acuerdo” mediante la cual las partes pueden interrumpir la relación laboral en caso de convenir un monto determinado. Apoyado en ese apartado, que no fija mínimos ni máximos, San Lorenzo presentó al DT una propuesta que rondaría el millón de dólares. Del lado del entrenador desestimaron esa oferta y ofrecieron abonar un tercio de esa suma, por lo que en los números todavía siguen lejos las partes. ¿Qué sucede si no hay acuerdo? San Lorenzo no tendría inconvenientes en contratar a otro entrenador, pero Russo no podría dirigir en otro club por los próximos seis meses.
El Ciclón aún le debe los haberes de mayo y parte de los premios de la temporada, pero el artículo 15° del Convenio Colectivo de Trabajo de Asociación de Técnicos de Fútbol Argentino (ATFA) indica que un entrenador puede considerar disuelto su contrato solamente ante la falta de pago de “dos mensualidades”. Y aclara que, “en tal caso, el director técnico tendrá derecho a reclamar el pago del total de emolumentos hasta la finalización del respectivo contrato”. Además, en caso de una demanda contra el Ciclón, la historia daría para largo, cuando Russo y Boca necesitan soluciones urgentes.
Detrás de esta contienda asoma la sombra de la AFA. En medio de su crisis institucional, San Lorenzo recibió hace dos semanas un cheque por 500 millones de pesos provenientes de la calle Viamonte, con los cuales saldó parte de la deuda con el plantel y el cuerpo técnico. Y según se averiguó para LA NACION, desde la casa madre habría bajado un pedido de que el club y el DT acordaran. El apoderado de San Lorenzo es un hombre muy cercano a Claudio Tapia: Guillermo Penise, que también es vicepresidente de El Porvenir y asesor legal de la Mesa de la Primera C.
Por lo pronto, Boca volvió a entrenarse sin Russo y sin dos futbolistas titulares: Edinson Cavani, que se recupera de una lesión en un gemelo, y Carlos Palacios, que padece un esguince en la rodilla izquierda. A ellos se sumó Sergio Romero, que continúa la puesta a punto tras la intervención en la rodilla derecha y puede ser una de las bajas de Boca en el Mundial de Clubes.
En Ezeiza, de todos modos, ya está todo listo para el desembarco del DT. De hecho, hasta se consultó por los talles de los integrantes del cuerpo técnico para dejar preparada la ropa en el vestuario.
De asumir antes del fin de semana, Russo tendrá un máximo de 11 prácticas antes del viaje a Miami. Es intención del entrenador disponder de al menos un par de amistosos antes del certamen, para ensayar algunas variantes y delinear el equipo que debutará contra Benfica. Este miércoles los jugadores realizaron un ensayo de fútbol que tuvo como novedad la presencia de Nicolás Figal y en el que se mezclaron jugadores usualmente titulares con suplentes. Russo supervisó las tareas por teléfono: le recomendaron no aparecer por el predio para no entorpecer las negociaciones con el Ciclón.
En Boca son optimistas y esperan resolver la situación del preparador en las próximas 48 horas. Estarían dispuestos a colaborar con la causa, pero no a abonar la totalidad del dinero, y mucho menos en los términos que plantea San Lorenzo. Mientras tanto, el reloj sigue corriendo. Y el club, a un mes del despido de Gago, sigue sin reemplazar al DT.