El presidente Javier Milei acudió a las redes sociales para criticar a la gestión de Claudio “Chiqui” Tapia al frente de la AFA. Y comparó el rendimiento de River y Boca en el Mundial de Clubes -ambos eliminados en la fase de grupos- con la de los cuatro equipos brasileños -Palmeiras, Flamengo, Fluminense y Botafogo-, todos clasificados a los octavos de final de la competencia que se disputa en Estados Unidos.
El primer mandatario republicó un mensaje del usuario de X @MiltonFriedom5 que en su texto original tenía la frase: “Cómo doman las SAD a lo clube de lo zozios“, en obvia alusión a los cuatro equipos del vecino país, cuyos escudos figuran en la imagen, al igual que los de Boca y River. Primera cuestión: apenas uno de los cuatro conjuntos brasileños, Botafogo, está gestionado como una Sociedad Anónima Deportiva (SAD), el modelo que pregona el presidente y que intenta imponer en el fútbol argentino. Tanto Flamengo como Palmeiras y Fluminense se mantienen como asociaciones civiles, la única forma de gestión que acepta la AFA.
Cómo doman las SAD a lo clube de lo zozios pic.twitter.com/jjBp1q7TNi
— Milton Friedom5 ✈️ (@MiltonFriedom5) June 26, 2025
Hay más. En los últimos días, Botafogo fue noticia a nivel mundial por dos razones -ambas, negativas-. Por un lado, su dueño estadounidense John Textor -empresario que se hizo multimillonario gracias a los efectos especiales en Hollywood- también tiene la mayoría accionaria de Olympique de Lyon, en Francia. Y la Dirección Nacional de Control de Gestión (DNCG) de ese país dispuso el descenso administrativo a la Ligue 2 del equipo en el que militan los argentinos Nicolás Tagliafico y Thiago Almada por irregularidades financieras, que incluyen una deuda multimillonaria. El club anunció que apelará.
Textor, que celebró la victoria de su equipo por 1-0 ante PSG con un “Te amo, Brasil” mirando a una cámara, recibió otro contratiempo en los escritorios: la FIFA lo condenó por no pagar ¡ni un dólar! de los US$ 21 millones que se había comprometido a abonarle a Atlanta United por el pase del argentino Thiago Almada. Después de un semestre en Brasil, el delantero de los campeones del mundo en Qatar 2022 pasó a Francia. Y ahora defiende la camiseta de… Olympique de Lyon, claro. La pregunta es si continuará allí aún cuando el equipo sea definitivamente descendido a la Ligue 2.
A Textor, dueño del Botafogo, tampoco lo veneran en la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol). En Luque, en las afueras de Asunción, no cayó nada bien la certeza de que el magnate estadounidense hubiera usado el premio por ganar la Libertadores 2024 (23 millones de dólares) para aliviar la situación financiera de Lyon en lugar de reinvertirlo en el propio club. “En algún momento habrá que revisar la multipropiedad en Conmebol. Esta situación no puede repetirse”, avisó una fuente de la entidad ante la consulta de LA NACION sobre el tema.
Milei también acudió a Instagram para desparramar su crítica al manejo actual del fútbol argentino: “Ni River ni Boca”, se titula una publicación del humorista Nik que él replicó. Se lee: “Sin argentinos en el Mundial de Clubes. Brasil fue con 4 equipos. Los 4 pasaron. ¿Hasta cuándo hay que señalar el fracaso del modelo Chiqui Tapia. Un campeonato endeble, de 30 equipos, sin competitividad, sin SAD, sin incentivos. No está a la altura del TREMENDO PÚBLICO ARGENTINO QUE LLENA TODOS LOS ESTADIOS DEL MUNDO. Insisto, Chiqui Tapia y su minúsculo círculo le hacen MAL al fútbol argentino”.
En este punto conviene ir por partes. La crítica al fútbol argentino se vale de la eliminación de Boca y de River en la fase de grupos del Mundial de Clubes. Pero lo cierto es que el ecosistema del fútbol argentino es muy distinto al del brasileño. Y eso conspira, por ejemplo, contra las posibilidades de unos y de otros para reforzarse, atraer mejores jugadores y, sobre todo, mantener a los talentosos juveniles en el primer equipo. Para empezar, la Argentina tiene 45,54 millones de habitantes; Brasil, 211 millones. Se trata, entonces, de un mercado hasta cinco veces mayor.
Parte de esa diferencia se nota por ejemplo en el dinero que reciben los clubes brasileños de la TV, en los premios que cobran por ganar tanto el Brasileirao como la Copa do Brasil, y en el volumen de compras y ventas de los mercados de transferencias. Brasil, además, tiene en la primera parte de la temporada los torneos estaduales, que aportan dinero en efectivo en las tesorerías de todos los clubes participantes. En la Argentina, eso no existe.
“Acá hacemos un fútbol para pobres. Ahí tenés la respuesta cuando competís: los cuatro de Brasil pasaron y los nuestros no. ¿Una de las razones? Ellos tienen más de US$ 2000 millones de ingresos con 20 equipos. Nosotros repartimos US$ 1400… entre 30″, grafica un conocedor de la industria del fútbol argentino que pide anonimato. Traducido, cada equipo del Brasileirao recibe 100 millones de dólares; cada uno del torneo argentino, 46. El contrato televisivo del Brasileirao cambió para esta temporada. Los clubes negocian por su cuenta y ahora son dos empresas -Libra y LFU- las que compran los partidos para su televisación. Hasta el año pasado era sólo una -Globo-: la torta a repartir entre los 20 equipos alcanza los US$ 526 millones.
Los datos de la TV del fútbol argentino son casi un secreto de Estado. Según fuentes de mercado, el total del negocio trepa hasta los US$ 125 millones, que se reparten entre los 30 equipos de la Liga Profesional. Para clubes como River o Boca, la porción de la torta que les toca termina siendo marginal. Stéfano Di Carlo, secretario general de River y candidato a presidente por el oficialismo, puso en palabras el lugar que ocupa el ingreso televisivo en el presupuesto del club durante una reciente entrevista con LA NACION: “Creo que debe ser el último, similar al que facturan las disciplinas deportivas recreativas y el colegio del club. Hoy están en alrededor de cinco millones de dólares anuales, y entre ticketing y cuotas sociales ingresamos 100 millones y otros 50 en marketing. Para River es muy dañino cómo está diseñado el negocio de la televisión. Y eso que el valor del pack fútbol argentino no está lejos del español. Entonces, ¿cómo puede ser que Atlético de Madrid reciba 200 millones de dólares y River, cinco? El negocio requiere una revisión profunda y completa entre el sector privado, la AFA como ordenadora y los clubes. Hoy, River no puede competir con el mundo por lo mal diseñado que están los derechos televisivos».
A los premios…
“El problema de nuestro futbol es que somos 30 equipos, no las SAD”, admite un exdirigente, fuera de micrófono. La diferencia con Brasil se replica en los premios que reciben los campeones. Vale consignar el caso de Platense, ganador del último torneo Clausura. “El campeón se lleva el 70% de la recaudación de la final y el mejor jugador de ese partido recibe un premio en dinero”, explican desde la Liga Profesional. Sebastián Ordóñez, presidente del Calamar, mostró además el cheque de 500 mil dólares que recibió el club… por parte de la Conmebol. La AFA nunca pagó un premio.
Si bien es cierto que la posición final que ocupa un equipo en la tabla final de posiciones después redunda en el dinero que reciben del reparto de los derechos de TV, ser campeón en Argentina reditúa mucho menos que en Brasil. Botafogo, último monarca del Brasileira, cobró US$ 8,7 millones de dólares por el título.
500.000 dólares, el premio para Platense por ganar el #TorneoApertura. 💰🏆 pic.twitter.com/sFmDFY80fn
— TyC Sports (@TyCSports) June 1, 2025
La situación se repite en la Copa Argentina, que tiene su análoga en la Copa do Brasil. En el caso del torneo más federal del fútbol argentino, los premios son pagados por la empresa Torneos. A falta de los datos de la presente edición, bien valen los números de la pasada, que coronó a Central Córdoba de Santiago del Estero. El Ferroviario cobró $69.473.774 por vencer en la final a Vélez. Son unos… 58.103 dólares al cambio actual. Cabe destacar que el esquema de premios se consensúa con la AFA y que la escala de lo que cobrarán en la edición 2025 tendrá los mismos montos del año pasado, con la actualización correspondiente por la inflación acumulada.
En Brasil, algunos equipos dejan en stand-by el torneo local y ponen lo mejor que tienen para pasar de fase en la Copa do Brasil. El motivo es económico: por ganar la final, el campeón embolsa US$ 14 millones. Sumados, los títulos en Copa y torneo de Liga equivalen a más de US$ 22 millones.
Talento por millones
La diferencia de escala entre el fútbol argentino y el brasileño se traduce también en el mercado de transferencias. El viejo axioma que dice que un crack juvenil jugando en Brasil vale varios millones más que haciéndolo en Argentina se cumple a rajatabla. Claro que en esta temporada habrá una excepción, un outlier estadístico llamado Franco Mastantuono, quien se transformó en la venta más importante de la historia del fútbol argentino. Los 45 millones de euros que dejó Real Madrid en la tesorería de River hacen que el saldo de este invierno -por ahora- en el fútbol argentino no esté tan lejos del brasileño.
De acuerdo con las cifras del portal especializado Transfermarkt, los clubes brasileños vendieron en junio a 34 jugadores, por un valor total de 75,3 millones de euros. Los argentinos, en cambio, transfirieron a 69 jugadores, por 71 millones. Sólo Mastantuono equivale al 63,3% de esa cifra. Un dato aislado que no responde a la historia ni la tendencia actual.
🚀 ¡Mastantuono, nuevo jugador del Real Madrid!#WelcomeMastantuono pic.twitter.com/o95654A9St
— Real Madrid C.F. (@realmadrid) June 13, 2025
En el mercado de verano -diciembre 24/febrero 25- la diferencia se agiganta: Brasil transfirió a 454 jugadores (contando mercado local e internacional) por una suma total de 273,6 millones de euros. Argentina, en cambio, tuvo más movimientos, pero por mucho menos: 581 futbolistas a cambio de 106 millones de euros. Casi la tercera parte de lo recaudado por los clubes brasileños.
A todo esto hay que sumarle la previsibilidad de los torneos. La gestión que encabeza Claudio “Chiqui” Tapia ya lleva siete cambios de reglamento en el campeonato de primera en algo más de siete años de mandato -asumió en marzo de 2017-. El último fue la suspensión de los descensos de 2024. En Brasil todo es más simple: veinte equipos en primera división, un torneo que abarca casi todo el año en el que juegan todos contra todos, sin grupos ni zonas, y cuatro descensos. A juzgar por los números, el público lo agradece. Y los equipos son competitivos tanto en Brasil como fuera de su territorio: desde la final de 2018 en Madrid no hubo otro campeón de la Libertadores que no fuera brasileño. Y apenas River -2019- y Boca -2023- se atrevieron a disputar su supremacía desde entonces.