Misterio en Coghlan: la pista de la pasión por las motos y la búsqueda de un “elemento clave”

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Diego Fernández Lima, que jugaba al fútbol en Excursionistas, y Norberto Cristian Graf no eran amigos, pero los unía la pasión por las motos. Habían sido compañeros en la escuela técnica, hasta que Fernández Lima repitió segundo año. Siguieron en contacto. Por algún motivo, quizá por “el deporte motor,” el 26 de julio de 1984, el futbolista fue desde Villa Urquiza hasta Coghlan, a la casa de la familia Graf. Desde ese día no se supo nada de él. Fue asesinado y enterrado en el fondo de esa propiedad. Sus restos fueron encontrados de forma fortuita, el 20 de mayo pasado, por obreros que trabajaban en el lote vecino, sobre la medianera, dónde hasta poco tiempo había un chalet que el músico Gustavo Cerati alquiló a principios de siglo.

Ahora el fiscal Martín López Perrando, a cargo de la investigación, intenta reconstruir qué pasó desde el momento de la desaparición y quién mató a Fernández Lima, que en el momento de su desaparición tenía 16 años.

Cerati, un jardín en Coghlan y un asesinato que estuvo oculto cuatro décadas

El representante del Ministerio Público, según informaron LA NACION fuentes judiciales, intenta reconstruir cómo era la relación entre Fernández Lima y Graf, que quedó bajo sospecha.

“Para reconstruir el vínculo entre la víctima y Graf se tomaron declaraciones testimoniales a varios compañeros de la escuela secundaria que compartieron curso con ellos [estudiaron en lo que era la Escuela Nacional Técnica (ENET) N°36]. Los testigos dijeron que no eran amigos, pero que a ambos les gustaban mucho las motos y tenían ese punto en común», sostuvieron las fuentes consultadas.

Hoy, parte del equipo de trabajo del fiscal López Perrando fue hasta el establecimiento educativo para buscar los registros y archivos de los alumnos.

“Se determinó que Graf y Fernández Lima fueron compañeros hasta segundo año. La víctima, si bien repitió, continuó la relación con sus excompañeros. Lo extraño es que no haya contado nada de su vínculo con Graf por las motos con su familia, porque eran unidos y hablaban de todo”, dijeron las fuentes consultadas.

Los testigos definieron a Graf, por lo que recordaban, como “muy callado”. “Dijeron que hoy sería definido como un nerd, agregaron los voceros consultados.

Graf ahora tiene 58 años y vive con su esposa y sus hijos en la planta alta del chalet situado en avenida Congreso 3742, donde fue enterrado Fernández Lima. En la planta baja vive su madre, dijeron a LA NACION fuentes que pudieron reconstruir la historia familiar.

“Sospechamos que, el 26 de julio de 1984, Fernández Lima fue por su propia voluntad a la casa de la familia Graf. Pasó algo que terminó con el homicidio del joven futbolista. Se busca determinar quién fue el asesino y, además, el móvil del crimen”, explicó un detective judicial.

Bajo sospecha está el excompañero de escuela de Fernández Lima. Pero no es el único. “El asesino, obviamente, es alguien que estuvo en la casa”, agregaron los detectives del caso.

¿Toda la familia sabía que había un cuerpo enterrado?, preguntó LA NACION a los investigadores. La respuesta fue concreta: “Estamos cerca de una prueba importante, un elemento clave que nos va a permitir saber si toda la familia Graf sabía lo que había en el fondo de la casa”, sostuvieron las fuentes consultadas.

Terreno donde se encontraron los restos óseos de Diego Fernández Lima. Congreso 3748 en el barrio de Coghlan

El caso quedó bajo la lupa judicial cuando personal de la Policía de la Ciudad fue alertado de que obreros que trabajaban en una obra en construcción en un lote situado en Congreso 3748 encontraron restos óseos cuando hacían una excavación para fundar cimientos. En ese lugar había un chalet donde, a principios de siglo, había vivido Cerati, que se lo había alquilado a la artista plástica Marina Olmi, hermana del actor Boy Olmi.

La propiedad había sido demolida para la construcción de un edificio. Y en el momento del hallazgo, los albañiles trabajaban sobre la medianera que daba al fondo del inmueble situado en Congreso 3742.

Arqueología de un crimen

Tras el hallazgo de los huesos se inició una investigación que quedó a cargo del fiscal Perrando, que, dadas las particularidades del caso –se trataba de un cuerpo que, evidentemente, llevaba muchos años enterrado, lo que requería de métodos especiales de análisis–, convocó a especialistas del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). Ellos fueron los encargados de la “intervención arqueológica” en la escena donde aparecieron los restos óseos, el 29 de mayo pasado.

“Fuimos convocados por la fiscalía de López Perrando para realizar una ‘intervención arqueológica’ para aportar una mirada y una interpretación del contexto en que el que se produjo el hallazgo. Ingresamos por avenida Congreso 3748, donde se encuentra el obrador. El lugar del hallazgo fue en la medianera con la propiedad de avenida Congreso 3742. No se trataba de una medianera de concreto, era una medianera ‘verde’, un ligustro frondoso. Buscamos indicios para determinar la fosa original donde fue enterrado el cuerpo”, explicó a LA NACION la directora para la Argentina del EAAF, Mariela Fumagalli.

La mayoría de los 150 fragmentos óseos fueron levantados por peritos de la Unidad Criminalística Móvil (UCM) de la Policía de la Ciudad, que trabajó en la escena el día del hallazgo de los huesos.

Los especialistas del EAAF recolectaron una serie de “elementos asociados” (una etiqueta de una prenda que podía corresponder a una campera o pantalón de jean marca UFO, una media y cuero que podría haber sido parte de un par de botas). El personal de la Policía de la Ciudad ya había secuestrado el reloj y la corbata azul.

A partir de la “lectura y limpieza arqueológica”, los peritos del EAAF estimaron que el foso donde fue enterrado Fernández Lima tenía 60 centímetros de profundidad, 1,20 metros de largo y aproximadamente 60 centímetros de ancho, explicó Fumagalli.

“La evidencia nos permitió inferir que el foso está situado en el lote de avenida Congreso 3742. Que el hallazgo se haya producido en el lote de al lado, sumado al hecho de que en esa casa vivió Cerati, fue un factor clave para la difusión del caso y una señal de alarma para la familia de Diego, porque seguían la información que salía en los medios de comunicación y todo les hacía ‘ruido’”, explicó la directora para la Argentina del EAAF.

Los peritos del EAAF estuvieron a cargo de hacer un perfil biológico de los fragmentos óseos hallados en el jardín de Coghlan. Se trata de un estudio que permite determinar el sexo, la edad estimada en el momento de la muerte, la estatura y posibles lesiones que presentaba el cuerpo, entre otras cuestiones.

“Nosotros no establecemos causas de muerte. Sí describimos lesiones. En este caso vimos una lesión cortopunzante a la altura de la cuarta costilla derecha y lesiones en miembros inferiores y superiores con, posiblemente, otro tipo de arma que probablemente se puede asociar a un intento de manipulación del cuerpo”, sostuvo Fumagalli. Para el fiscal López Perrando hubo un intento de desmembramiento del cuerpo.

El reloj-calculadora y la corbata de Diego Fernández Lima

Las conclusiones del perfil biológico fueron entregados al representante del Ministerio Público. Después se tomaron muestras óseas para intentar obtener un perfil genético, estudio que se realizó en el Laboratorio Genética Forense del EAAF en Córdoba.

“Nuestro objetivo era identificar los restos. Teníamos perfil genético, pero no teníamos una muestra indubitada para comparar. Había que buscar familias que tuvieran familiares desaparecidos. Podíamos tener el mejor perfil genético, pero si no teníamos con qué comparar, eso no nos serviría de nada”, agregó la especialista.

La hora de la revelación

De pronto hubo un giro en el caso: la familia de Diego se comunicó con la fiscalía de López Perrando y con el Equipo Argentino de Antropología Forense. A partir de la información que se publicaba en la prensa relativa a los huesos hallados en la casa de al lado de la que había alquilado Cerati hace un cuarto de siglo, las primeras sospechas de los Fernández Lima se convirtieron en señales de alarma.

El reloj calculadora y la corbata de Diego Fernández Lima

“El dato que a la familia le llamó la atención fue el reloj porque él usaba uno de características similares. También, la corbata. Y sobre todo el rango etario que habíamos estimado a partir del análisis inicial de los restos óseos. Si la familia no se hubiese comunicado iba a ser casi imposible llegar a una identificación positiva”, explicó Fumagalli a LA NACION.

Entonces se le tomó una muestra de sangre a la madre de Diego, Bernabella Lima, que hoy tiene 87 años. Hubo “match”.

“Es una noticia triste, sin duda, pero es una certeza para la familia. La familia de Diego quiere saber qué pasó. Fueron 41 años de búsqueda. Diego no pudo volver a su casa, pasó algo en el medio”, sostuvo Fumagalli.

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