
El operativo de emergencia desplegado en Moldavia la noche del 28 al 29 de noviembre de 2025 se tradujo en un ejercicio real de evaluación de los sistemas de vigilancia y de respuesta nacional, a raíz del vuelo de dos drones no identificados sobre la frontera norte, próxima a Ucrania. Según reportó Europa Press, la autoridades moldavas ordenaron interrumpir temporalmente el tráfico aéreo tras constatar la presencia de estos vehículos aéreos en territorio nacional, lo que condujo a la suspensión de operaciones y a una alteración significativa en las rutas comerciales internacionales hasta garantizar la ausencia de riesgo.
De acuerdo con lo expuesto por el Ministerio del Interior y recogido por Europa Press, el espacio aéreo moldavo se cerró entre las 22:43 y las 23:53, hora local, como parte de las medidas dispuestas para valorar y neutralizar cualquier amenaza potencial. Esta decisión generó la modificación y el desvío de vuelos comerciales: un avión proveniente de Barcelona con destino a Chisináu aterrizó finalmente en Bacau, Rumanía, mientras otro vuelo iniciado en París hacia la capital de Moldavia debió interrumpir su aproximación y dirigirse primero a territorio rumano antes de poder aterrizar en Chisináu, una vez superada la emergencia y restaurada la operatividad aérea.
Europa Press detalló que la principal preocupación de las autoridades se centró en la franja fronteriza del norte, zona limítrofe con Ucrania, donde los sistemas de radar y monitoreo se reforzaron inmediatamente tras detectar la intrusión. Además de la tecnología, agentes de la policía fronteriza también identificaron los drones por el sonido intenso y continuado de los motores, lo que permitió confirmar su localización precisa y desplegar recursos técnicos y humanos en puntos estratégicos del área afectada.
El gabinete del gobierno moldavo destacó que la emergencia sirvió para comprobar la eficacia de los mecanismos de respuesta ante sucesos similares y como test de la coordinación entre organismos de seguridad, control fronterizo y gestión aeroportuaria. Tras desactivar la alerta, las autoridades reiteraron que permanecerían atentos mediante protocolos de máxima vigilancia, a fin de anticipar cualquier contingencia que implicara la utilización no autorizada de tecnología militar o de reconocimiento sobre territorio nacional, según consignó Europa Press.
La incursión de drones fue interpretada en Moldavia como un acto hostil enmarcado en la actual escalada regional vinculada al conflicto entre Rusia y Ucrania. En un comunicado oficial citado por Europa Press, el Ejecutivo calificó estos episodios como acciones de intimidación y desestabilización, asociadas a la estrategia de la Federación Rusa en torno a la guerra más allá de las fronteras ucranianas. En esa línea, el comunicado declaraba: “Estas violaciones constituyen actos hostiles de intimidación y desestabilización, propios del contexto regional marcado por la agresión militar de la Federación Rusa”.
La presidenta Maia Sandu responsabilizó directamente a Rusia de la invasión del espacio aéreo moldavo, relacionando el incidente con el ataque militar de diez horas dirigido ese mismo día contra Ucrania, que afectó a Kiev y causó al menos dos víctimas mortales y más de veinte personas lesionadas, además de cortes de energía. Según recogió Europa Press, Sandu expresó: “Un brutal ataque de diez horas contra Ucrania. Este no es el lenguaje de la diplomacia, ni el de un país que afirma negociar la paz. En su camino a matar civiles, drones rusos violaron nuevamente el espacio aéreo moldavo, forzando su cierre temporal”.
Reacciones internacionales no se hicieron esperar. Kaja Kallas, alta representante de la Unión Europea para la Política Exterior, manifestó que la presencia de drones rusos en el espacio aéreo de Moldavia es “inaceptable” y solicitó a las partes que no expongan al país a convertirse en víctima colateral de la guerra. De acuerdo con Europa Press, Kallas enfatizó la importancia de mantener los cielos moldavos al margen de operaciones militares externas y proteger tanto la estabilidad nacional como la regional.
Las medidas técnicas y logísticas integradas tras la intrusión incluyeron la instalación de sistemas de alerta adicionales y el refuerzo del control territorial en coordinación con los servicios fronterizos. Durante la revisión posterior a la emergencia, las autoridades concluyeron que no había presencia de otros dispositivos ilegales en tránsito, permitiendo normalizar gradualmente las operaciones aeroportuarias y reanudar las conexiones aéreas programadas, según puntualizó Europa Press.
El contexto en el que sucedió la alerta refuerza el ambiente de preocupación en la región ante los efectos colaterales del conflicto ruso-ucraniano, especialmente en lo relativo a la seguridad civil y el control soberano sobre los espacios estratégicos. Las autoridades moldavas subrayaron su firme rechazo a cualquier tipo de intervención extranjera y reiteraron que toda violación a su espacio aéreo representa una amenaza directa para la integridad del Estado y la seguridad de la población, haciendo hincapié en la disposición a responder de manera inmediata y coordinada ante incidentes similares en el futuro.
De acuerdo con los comunicados oficiales citados por Europa Press, el gobierno continuará implementando estrategias proactivas de vigilancia y protocolos de emergencia, manteniendo la alerta máxima hasta comprobar totalmente la ausencia de riesgos y el restablecimiento de la seguridad operacional en todas las instalaciones y rutas aéreas del país.
