La ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) ha alertado este lunes de que miles de refugiados congoleños se encuentran en situación «precaria» en la localidad fronteriza de Musenyi, en Burundi, donde no cuentan con las condiciones higiénicas necesarias y se encuentran a la espera de recibir apoyo.
MSF, que ha instalado unidades de «aislamiento» como medida preventiva en caso de brote de cólera y otras enfermedades contagiosas, ha puesto en marcha una «respuesta de emergencia» para reducir también el riesgo de sarampión y malaria. «Es urgente mejorar las condiciones de vida en este lugar. En este campo se dan todos los elementos para que se produzcan graves problemas de salud», ha alertado Barbara Turchet, coordinadora de emergencias de MSF en Burundi.
«Dadas las condiciones higiénicas, hemos empezado a instalar unidades de aislamiento como medida preventiva en caso de brote de cólera. Además, el exceso de agua estancada que hay por todas partes aumenta el riesgo de malaria y, por eso, hemos distribuido más de 8.000 mosquiteras. No descartamos la fumigación de mosquitos a largo plazo», ha puntualizado Turchet.
Desde principios de año, miles de personas han huido de los combates y la inseguridad en las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur, en República Democrática del Congo (RDC). Cruzando el río Rusizi hacia Burundi, los refugiados se han instalado en escuelas, cobertizos, iglesias y estadios de la provincia de Cibitoke, en la frontera con Kivu Sur, según ha indicado MSF.
El pasado mes de marzo, las autoridades burundesas y la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) reubicaron a los refugiados en Musenyi, un campamento que se inauguró en 2024 en la provincia suroriental de Rutana, para proporcionar instalaciones y servicios básicos a un máximo de 10.000 refugiados. Sin embargo, a finales de abril unos 18.000 refugiados residían ya en la zona.
«Vivo en un cobertizo desde que llegué porque no hay refugios para todos», explica Nathalie, una mujer refugiada que llegó en febrero huyendo de los combates en la RDC. «Se dan lonas a las familias numerosas, pero yo vivo duermo en un cobertizo, sin colchones; con sapos y humedad por todas partes. Estamos abandonados», ha aseverado, según un comunicado de la organización.
Turchet ha aseverado que la organización se ha visto obligada a establecer, además, «cuatro puntos de vacunación» para inocular a unos 8.500 niños contra el sarampión y «tratar a los infectados». «Eso ya es algo, pero tenemos que hacer más para mejorar la situación de los refugiados y proteger su salud», ha añadido.
SERVICIOS SOBREPASADOS
La ONG ha advertido, a su vez, de que los servicios esenciales «se han visto desbordados al contraerse la financiación de ayuda». «Aquí, los refugiados con VIH no tienen acceso a tratamiento», explica Henri, un refugiado de Kivu Sur que fue trasladado al campo de Musenyi desde otro en Burundi. «Cuando estábamos en Rugombo, en la provincia de Cibitoke, había seguimiento médico y tratamiento. Pero aquí, los centros de salud no ofrecen este tipo de atención», ha lamentado.
En Musenyi, como en muchos otros lugares, las organizaciones humanitarias tienen dificultades para proporcionar apoyo suficiente porque la financiación ha disminuido. «Varias agencias humanitarias son incapaces de proporcionar un seguimiento médico suficiente a los pacientes en las clínicas que apoyan, y esta insuficiencia de las distribuciones de alimentos aumenta aún más la vulnerabilidad de las familias», recoge el documento.
Así, ha indicado que la «insuficiencia de las distribuciones de alimentos aumenta aún más la vulnerabilidad de las familias». Según la ONU, se estima que son necesarios 76 millones de dólares (68,3 millones de euros) para cubrir las necesidades humanitarias de los refugiados congoleños en Burundi.
«La gravedad de la situación es real y exige más atención y apoyo», ha afirmado Turchet. «A nuestro nivel, estamos haciendo todo lo posible y hemos ampliado nuestro apoyo para proporcionar atención médica a las víctimas de violencia sexual y apoyo psicosocial a los refugiados que sufren problemas de salud mental. Pero hay necesidades por todas partes», ha zanjado.