Johannesburgo, 21 ene (EFE).- Uno de los mineros ilegales rescatados la pasada semana en una mina del noreste de Sudáfrica, en la localidad de Stilfontein, tras meses de presión policial para forzar la salida de cientos de personas a la superficie, murió en el hospital, con lo que eleva a 88 el número de fallecidos registrados en la mina, confirmaron las autoridades regionales.
«El paciente, identificado como Koali Rankomo, fue ingresado tras ser diagnosticado con gastroenteritis y deshidratación», afirmó en declaraciones recogidas por medios locales este martes el portavoz del Departamento de Salud de la provincia Noroeste, Tshegofatso Mothibedi.
El fallecido era uno de los 33 mineros ingresados en el hospital bajo vigilancia policial, detalló Mothibedi, que forman parte de las 246 personas rescatadas la pasada semana en la Mina de Oro de Buffelsfontein (BGM, por sus siglas en inglés), donde se recuperaron además 78 cadáveres, a los que deben sumarse otros nueve cuerpos sacados en las semanas anteriores y este nuevo muerto.
«El departamento desea dejar constancia de que, hasta el momento, solo 32 presuntos mineros ilegales están bajo su cuidado, mientras la Policía los vigila de cerca», añadió Mothibedi.
Precisamente este lunes, una plataforma que integra comunidades afectadas por la minería en Sudáfrica denunció «el trato inhumano» que han recibido los mineros ilegales desde su detención tras ser rescatados por cargos de minería ilegal y violación de la ley migratoria del país.
«El trato brutal e inhumano de pacientes gravemente enfermos, la negación de servicios de atención médica a cientos de personas rescatadas que muestran signos visibles de inanición, junto con el acoso continuo a los voluntarios (…) pinta un panorama escalofriante de esfuerzos estatales deliberados para obstaculizar la justicia», señaló en un comunicado la asociación Comunidades Afectadas por la Minería Unidas en Acción (MACUA).
Además, la plataforma lamentó que los médicos que han atendido a los mineros «nunca habían visto este nivel de desnutrición» y acusó a las autoridades de haber cometido «una masacre».
Tras meses de presión policial para forzar a salir a la superficie a cientos de mineros ilegales -reacios a subir por temor a ser detenidos o por estar retenidos contra su voluntad por mafias-, el pasado día 10, el Tribunal Superior de Pretoria ordenó el rescate en la mina de Stilfontein, que se produjo la pasada semana.
La crisis en esa localidad, donde una infinidad de túneles subterráneos conectan diferentes pozos mineros, saltó a los titulares el pasado octubre, cuando la Policía sudafricana bloqueó el suministro de agua y comida para los mineros ilegales, conocidos localmente como ‘zama-zamas’ (expresión coloquial en lengua zulú que significa ‘arriesgarse’ o ‘intentarlo de nuevo’).
Esta medida se enmarca en la operación policial ‘Vala Umgodi’ (‘Cerrar la mina’, en zulú), puesta en marcha en diciembre de 2023 para atajar la minería ilegal en el país y que había propiciado, según datos del pasado noviembre, la detención de más de 13.690 sospechosos en siete provincias.
La minería ilegal abunda en Sudáfrica con mineros que trabajan en numerosas explotaciones en desuso y abandonadas, sobre todo en la zona de Johannesburgo y alrededores, y que descienden a menudo a los pozos con suficientes suministros para permanecer bajo tierra durante meses y así aumentar los beneficios de sus actividades.
Además de los riesgos que conlleva, la minería ilegal hace mella en la economía sudafricana y supone enormes pérdidas de ingresos tanto para el Gobierno como para la industria minera del país. EFE