Con la muerte de José “Pepe” Mujica, las sociedades de América Latina en general, y la nuestra en particular, pierden una figura política que aporta enseñanzas para resolver las múltiples contradicciones de una sociedad nacional, tanto en lo económico y social como en las formas de garantizar los derechos de los ciudadanos. Su levantamiento armado no fue el único que tuvo lugar en nuestra castigada América Latina. Sin embargo, el papel de Mujica después de recuperada la democracia, en cuanto a la creación de una sociedad con vigencia de los principios republicanos, junto con el desarrollo económico y social, no se observa en otros exguerrilleros, como es el caso de los Montoneros en nuestro país.
Mujica ingresa en Tupamaros cuando promedia la década del 60 del siglo pasado y la dictadura instalada en Uruguay en 1973 lo persiguió, encarceló y torturó de manera alevosa. Incluso fue sumergido en un pozo sin posibilidad de ver a persona alguna. Él mismo comentó, en una de muchas entrevistas, que había establecido contacto con el único ser viviente en ese pozo: una hormiga, a la que le hablaba para no enloquecer.
Recuperada la democracia en Uruguay, Mujica se suma a la contienda democrática y llega a la presidencia de la república, tarea que utiliza para trabajar por una sociedad justa, pero ahora a partir del desarrollo económico con propiedad privada de los medios de producción. Dos anécdotas que revelan el cambio de su visión en cuanto al tipo de sociedad y el modelo económico a seguir. La primera resulta de una reunión con representantes del Partido Comunista (que integra el Frente Amplio), quienes le plantean la necesidad de aplicar retenciones a la actividad agropecuaria (con el ejemplo argentino). Después de escucharlos amablemente, Mujica descarta totalmente la propuesta, y comenta con los suyos: “Estos jovencitos no entienden nada de política económica”. La otra anécdota que revela su madurez en cuanto a las bases económicas de una sociedad, surge de declaraciones de “Pepe” a un diario español en las que relata su amistad personal con un empresario, destacando su admiración por la tarea que estos cumplían en la creación de riquezas en la sociedad, paso previo e ineludible para la distribución.
En contraste con lo anterior veamos la trayectoria de Montoneros en nuestro país. Comienzan con actos terroristas en varias partes del territorio nacional, enfrentando a la dictadura militar de turno. Sin embargo, al regreso de Perón le exigen la concreción de “la patria socialista”. Así lo expresaron en el acto del 1º de mayo de 1974; recibieron como respuesta los adjetivos de “imberbes” y “estúpidos”, y la expulsión de la plaza. La muerte de Perón llevó a un gobierno conducido por “Isabelita”, creador de la Triple A, con vía libre para cometer las atrocidades más inimaginables. Represión feroz que castigó preferentemente la militancia, ya que la dirigencia montonera se dedicó a reorganizar sus intereses.
Y recuperada la democracia, mientras juicios ejemplares castigaban a los “violadores de los derechos humanos”, grupos que reivindicaban el accionar de los Montoneros llevaron a cabo la exitosa estrategia de apoderarse del PJ. Y así nació el kirchnerismo, que a diferencia de lo hecho por Mujica y el Frente Amplio en Uruguay, condenó a nuestro país a la intolerancia política y a la consolidación del estancamiento económico, haciendo un manejo mercenario del Estado que nos llevó a una pobreza generalizada y a una educación pública politizada, que ya no enseña a comprender textos ni a realizar las operaciones matemáticas más elementales.
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