La emoción de vivir un mundial de fútbol no conoce fronteras, pero para muchos colombianos que sueñan con estar presentes en la próxima edición de la copa del mundo, la ilusión viene acompañada de una inevitable pregunta: ¿cuánto cuesta realmente asistir? Con la cita orbital a celebrarse en tres países Estados Unidos, México y Canadá en el 2026, y con la expectativa de que la selección Colombia asegure su cupo en septiembre, los números ya comienzan a hablar.
Uno de los primeros obstáculos a superar es la visa. El trámite, necesario para ingresar a Estados Unidos y Canadá, se convirtió en un dolor de cabeza por la congestión en las citas y el alza en su valor. Solo para obtener la visa estadounidense, se deben desembolsar 1.753.000 pesos colombianos, un monto que excluye otros gastos como la documentación requerida y posibles desplazamientos a ciudades donde se encuentren los consulados habilitados. En el caso de México, el ingreso de turistas colombianos no requiere visa, lo que convierte a ese país en una alternativa más accesible.
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El transporte internacional representa otro gasto mayor. Dependiendo del país sede y la ciudad donde se jueguen los partidos, los boletos de avión varían considerablemente. Un tiquete ida y vuelta desde Bogotá o Medellín a ciudades como Nueva York, Toronto o Ciudad de México puede costar entre 700 y 1.200 dólares, siempre sujeto a la anticipación con la que se compre y la temporada. Si el itinerario incluye más de un país o varias sedes, será necesario sumar vuelos internos, lo cual incrementa sustancialmente el presupuesto.
Ya estando en territorio mundialista, el alojamiento entra en juego como otro de los rubros que más pesan en el bolsillo. La experiencia de otros torneos indica que los precios de los hoteles se disparan durante el evento, en especial en ciudades grandes como Los Ángeles, Miami, Ciudad de México o Vancouver. Las tarifas por noche podrían ubicarse entre los 100 y 250 dólares en hospedajes medianamente cómodos. Quienes viajen en grupo o estén dispuestos a alojarse en hostales, Airbnb o zonas aledañas a las sedes podrían reducir algo ese valor, aunque dependerán de una buena planificación.
El día a día también exige su parte. En alimentación, un aficionado promedio gastaría entre 30 y 50 dólares diarios, especialmente si se limita a opciones de comida rápida o mercados locales. Comer dentro o cerca de los estadios, o en restaurantes más formales, puede duplicar fácilmente ese monto. Además, es habitual que los fanáticos compren souvenirs, camisetas o artículos del evento, lo que añade otro margen de gasto que no siempre se calcula con precisión.
En cuanto al transporte dentro de las ciudades, la mayoría de las sedes ofrecen sistemas de metro o buses que oscilan entre 2 y 3 dólares por trayecto. Aunque son eficientes y bien conectados, hay quienes optan por alquilar vehículos, tomar taxis o usar apps de movilidad, lo que aumenta la inversión diaria. También hay que considerar que algunas ciudades están a cientos de kilómetros entre sí, por lo que el alquiler de vehículos o los vuelos nacionales podrían ser inevitables.
Y por supuesto, está la razón principal del viaje, los partidos. Las entradas para los encuentros de la fase de grupos se ubican en un rango que va desde los 100 hasta los 250 dólares, dependiendo de la ubicación en el estadio. Pero si la intención es seguir a la selección, o simplemente disfrutar del espectáculo hasta el final, es mejor estar preparado, las boletas para octavos, cuartos, semifinales y final pueden alcanzar valores cercanos o superiores a los 2.000 dólares.
Con todo esto en mente, un hincha colombiano que quiera asistir al menos a tres partidos, hospedarse durante diez días y asumir vuelos, transporte, alimentación y gastos de visa, podría necesitar un presupuesto cercano a los 15 o 20 millones de pesos, si no más.