D’Angelo, el aclamado cantante de neo-soul que alcanzó la fama en la década de 1990 y principios de 2000 con una interpretación innovadora y sensual del Rhythm and Blues de los años setenta, así como con un video musical atrevido que brevemente lo convirtió en un fenómeno de la cultura pop pero lo llevó a casi una década de reclusión, murió este martes. Tenía 51 años.
Su muerte fue confirmada en un comunicado por su familia, que no indicó dónde falleció, pero sí señaló que la causa fue cáncer.
En los años previos a su triunfo con el álbum Voodoo (2000), D’Angelo, cuyo nombre de nacimiento era Michael Eugene Archer, fue una figura destacada de la revolución del soul de esa época, fusionando las melodías dulcemente seductoras de cantantes clásicos como Al Green y Marvin Gaye con los ritmos y la urgencia del hip-hop.
Sus canciones más exitosas, como “Lady”, “Brown Sugar” y “Untitled (How Does It Feel)”, fueron aclamadas como ejemplos supremos de esta tendencia, que no buscaba un revival de las tradiciones de la música pop negra, sino una transformación de las mismas. Todas esas canciones llegaron al Top 10 de la lista de R&B de Billboard, y D’Angelo sonaba con frecuencia en las emisoras de radio afroamericanas, junto a artistas como Erykah Badu, Mos Def y Common, con quienes colaboró como parte de un colectivo informal conocido como los Soulquarians.
El estilo vocal característico de D’Angelo era un falsete delicadamente expresivo que, al igual que el de Prince, podía elevarse hasta un grito extático que llevó a los críticos a considerarlo un digno sucesor de las más grandes tradiciones de la música pop negra. “Él es el Jesús del R&B, y yo soy un creyente”, escribió el crítico Robert Christgau en The Village Voice en 2000.
“Untitled”, con un ritmo eróticamente lento, también cruzó al mercado pop más amplio, alcanzando el puesto número 10 en la lista Hot 100 de Billboard, que abarca todos los géneros, gracias en gran parte a su video musical. En el video, D’Angelo aparecía como un Adonis negro con trenzas, aparentemente desnudo —el encuadre del video terminaba justo debajo de su cintura— salvo por un crucifijo dorado. La cámara recorría el físico musculoso y cubierto de sudor mientras él llevaba la canción a un clímax orgásmico.
El video de “Untitled” lo consolidó como un símbolo sexual sin tapujos —The New York Times lo calificó como “puro músculo”— y reforzó su poder comercial, llevando a Voodoo, el álbum en el que se incluyó, al número 1 durante dos semanas.
Pero D’Angelo se sintió incómodo con la atención y con ser caracterizado como un símbolo sexual. Tras una crisis durante una gira, cayó en una profunda depresión y luchó contra el abuso de alcohol y drogas antes de ingresar a rehabilitación. “‘Untitled’ no se suponía que fuera su declaración de intenciones para Voodoo”, dijo su exmánager, Dominique Trenier, a la revista Spin en 2008.
“Me alegra que el video haya logrado lo que logró”, añadió, “pero ambos estábamos decepcionados porque, hasta el día de hoy, en la memoria del público en general, él es el tipo desnudo”.
D’Angelo también se resistía a que su música fuera descripta simplemente como neo-soul. “Nunca dije que hago neo-soul”, afirmó en una entrevista con Red Bull Music Academy en 2014. “Cuando empecé, siempre decía: ‘Hago música negra. Hago música negra’”.
Durante gran parte del resto de su carrera, D’Angelo desaparecía del mundo de la música —y del ojo público— durante años. Después de Voodoo, no lanzó otro álbum hasta Black Messiah, que él mismo produjo, en 2014. Las ausencias alimentaron aún más su mística entre sus seguidores, así como la preocupación. En mayo se retiró de una presentación en un festival en Filadelfia, citando una cirugía reciente.
Fuente: The New York Times