Murió Fuzzy Zoeller, el golfista al que un chiste racista sobre Tiger Woods empañó su carrera

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Fuzzy Zoeller conquistó dos majors y fue uno de los personajes más extrovertidos del golf, hasta que su carrera se vio empañada por un chiste racista sobre Tiger Woods. “La gente me lo recuerda cada día. Personas en las que confié me dieron la espalda. ¿Dije algo para herir a alguien? No. Pero lo pagué muy caro. La gente intentó convertirlo en un tema de negros y blancos. No lo fue. Simplemente se trató de una broma que salió mal. Lo llevaré hasta mi tumba”, reconocía el norteamericano. Así sucedió. Con esa mochila, falleció este miércoles, a los 74 años.

Lo confirmó un colega y durante esta tarde la PGA utilizó sus cuentas de redes sociales para despedirlo. La noticia no se dio a conocer inmediatamente. Tampoco, la causa de la muerte. Brian Naugle, el director del torneo Insperity Invitational en Houston, dijo que uno de los cuatro hijos de Zoeller lo llamó el jueves para avisarle.

Ganador de 8 títulos del circuito y dos Ryder Cups, fue el único jugador en ponerse la chaqueta verde en su primera participación en el Masters de Augusta, en 1979, en un desempate entre tres. Hubo otros dos que previamente vencieron en el torneo más exclusivo del mundo en su debut, pero en aquellos tiempos no se concedía la codiciada prenda: Horton Smith, en la primera edición de 1934, y Gene Sarazen, al año siguiente, tras no haber podido participar en la inaugural.

La chaqueta verde no fue suficiente como para inmunizarlo de un pésimo chiste que se convirtió en una muralla para su popularidad. Nacido en New Albany, Indiana, el 11 de noviembre de 1951, Zoeller protagonizó, incluso, una situación particular cuando agitó una toalla blanca en señal de redención en Winged Foot en 1984 al pensar que Greg Norman lo había vencido, en un torneo que finalmente se adjudicó en el desempate de 18 hoyos al día siguiente. Pero fue durante el Masters de 1997 que se derrumbó su fama.

El gesto en broma de Fuzzy Zoeller con la toalla cuando Greg Norman embocó un putt dificilísimo y llevó un torneo a un desempate entre ellos al día siguiente

Woods se encontraba en un momento decisivo de su carrera: la victoria más dominante en la historia de Augusta. Zoeller elogió la actuación de Tiger en una entrevista con CNN antes de concluir con una desgraciada mención sobre su condición de raza negra: “Ese pequeño muchachito está jugando bien con el driver y con el putter. Está haciendo todo lo que se necesita para ganar. Entonces, ¿saben lo que ustedes hacen cuando él llega aquí? Le dan una palmada en la espalda y le dicen felicitaciones, que lo disfrute y díganle que no sirva pollo frito el próximo año. ¿Entendido?”.

Sonrió y chasqueó los dedos, y mientras se alejaba se dio la vuelta y dijo: “U hojas de col o cualquier diablos que sea de comida que ellos suelen servirse”. Esa situación lo persiguió el resto de su carrera, que concluyó en 2009. “He llorado muchas veces. Me he disculpado innumerables veces por palabras dichas en broma que simplemente no reflejan quién soy”, publicó un año antes de su retiro para Golf Digest. ”Tengo cientos de amigos, incluidas personas de color, que pueden dar fe de eso. Aun así, he llegado a aceptar el hecho de que este incidente nunca, nunca desaparecerá”.

Se inauguraba oficialmente la Tigermanía. Al joven Woods, de apenas 21 años y tres meses, sólo le quedaba completar los últimos hoyos para adjudicarse con total comodidad y récord (270 golpes, -18) el primer major de su carrera. Fuzzy Zoeller ya había terminado de jugar aquel domingo 13 de abril con un magro recorrido de 78. Su bronca le surgía por los poros. Y lo peor que le pudo haber ocurrido es que se le apiñara a su alrededor un grupo de periodistas para conocer sus impresiones en caliente.

Fuzzy Zoeller, un personaje extrovertido del circuito de golf que después de unas palabras sobre Tiger Woods perdió el afecto del público y los sponsors

Hasta entonces, Zoeller era uno de los personajes más coloridos y de mejor humor en el circuito. Aún en los momentos de mayor presión, vivía la competencia en forma distendida y exhibía un gran feeling con el público. Para Fuzzy siempre había lugar para bromas, pero aquel comentario racista en el Masters 97 deterioró su imagen, que nunca pudo recomponer del todo más allá de las reiteradas disculpas públicas hacia Tiger. “A veces parece que esa declaración de 30 segundos hubiera triunfado sobre 30 años de carrera”, se lamentaba Gretchen, una de las dos hijas mujeres de Zoeller.

Los medios periodísticos norteamericanos se hicieron eco enseguida de esa fatídica frase y la desmenuzaron palabra por palabra. Entendieron que aquello de “pequeño muchachito” aludía a un viejo término utilizado por los dueños de plantaciones para referirse a sus esclavos. E interpretaron lo del pollo frito como un plato apreciado por ciudadanos de raza negra, especialmente en el sur de los Estados Unidos. La frase llevaba una gran carga discriminatoria, sobre todo en el tramo final.

A raíz de sus dichos, dos de sus sponsors lo abandonaron pocos días después del incidente. Kmart, una cadena de grandes tiendas, lanzó un comunicado categórico: “Sus comentarios fueron inapropiados y ofensivos. Independientemente del contexto, resultaron contrarios a las políticas de larga data de nuestra empresa”. También Dunlop decidió dejar de lado al jugador, que por entonces tenía 45 años. Frank Urban Zoeller (de ahí sus siglas, Fuz, y su diminutivo, Fuzzy) vivía entonces su momento más bajo de popularidad. Y pensar que en 1985 había tenido el honor de recibir el Bob Jones Award, un premio que reconoce la deportividad en el golf.

El hoyo en uno más increíble de Zoeller

En medio de la polémica, Zoeller intentó por todos los medios ensayar una disculpa: “Llevo 23 años en el tour y quien me conoce sabe que soy un bromista. Es feo que lo que dije en chiste se lo transformara en algo distinto. Pero si mi comentario ofendió a alguien, pido perdón. Tengo el máximo respeto por Tiger, como persona y como deportista”. No fue la primera vez que Woods soportó opiniones racistas.

Para darle una irónica vuelta de tuerca a aquella situación de 1997, en el Masters de 1998 se produjo una escena de lo más incómoda. Debido a que el torneo quedó jaqueado por el mal tiempo, la organización decidió que los jugadores se agruparan en salidas de a tres con el fin de evitar otra jornada incompleta. El armado de los thresomes unió fortuitamente a Fuzzy con Tiger, en un día de lo más tenso. Y por cierto: el menú de Woods en la cena de campeones de aquel certamen no fue pollo frito: pidió hamburguesas con papas fritas.

A 28 años de aquel suceso que cambió su vida por completo, que deterioró su fama personal y profesional, Zoeller falleció casi en el anonimato.

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