Óscar, el primer gato en recibir implantes biónicos en sus patas traseras, murió a los 18 años de edad y dejó un legado enorme como símbolo de la innovación en la medicina veterinaria. El felino, que residía en Jersey, en las Islas del Canal, Inglaterra, cerró un capítulo extraordinario que desafió los límites de la recuperación animal.
La noticia de su deceso fue confirmada por la cadena británica ITV, el mismo medio que en 2010 había contribuido a su notoriedad internacional cuando su caso fue documentado por la BBC en la serie El Veterinario Biónico (The Bionic Vet). La historia de Óscar, el “gato biónico”, trascendió el ámbito clínico para convertirse en un fenómeno mundial y caso de estudio para la ciencia.
El largo camino de este gato comenzó en octubre de 2009. Con apenas dos años y medio de vida, fue víctima de un trágico accidente con una cosechadora que le amputó ambas patas traseras. El pronóstico inicial era desalentador, ya que en situaciones similares la eutanasia suele ser la opción más común. Sin embargo, su veterinario local, Peter Howarth, lo llevó a la clínica del profesor Noel Fitzpatrick, en Surrey, Inglaterra.
En el consultorio de Fitzpatrick, conocido como “el súper veterinario” por su enfoque innovador, se llevó a cabo una cirugía pionera de tres horas donde el felino recibió prótesis especialmente diseñadas para integrarse con sus tejidos óseos y dérmicos. En ese entonces, el cirujano explicó la magnitud del avance: “La verdadera revolución con Óscar es que hemos puesto un pedazo de metal y una brida en la que la piel crece formando un hueso extremadamente apretado”.
El procedimiento representó un hito médico y un desafío técnico considerable. Según el portal digital británico ITV, el equipo quirúrgico tuvo que perforar el hueso del tobillo de cada pata trasera para insertar los implantes. Estos estaban recubiertos de hidroxiapatita, un material que estimula el crecimiento óseo, y fueron diseñados con una “sombrilla” especial que permitía a la piel formar un sello hermético, protegiendo al animal de infecciones.
A pesar de las preocupaciones iniciales de sus dueños, Kate y Mike Nolan, sobre la calidad de vida que Óscar podría tener, el felino prosperó. Su cuerpo aceptó los implantes, que se fusionaron con su anatomía, y más tarde se le colocaron cuchillas en forma de patas que le permitieron recuperar la movilidad, retomar su vida cotidiana y disfrutar de su independencia. El logro fue reconocido oficialmente por el Libro Guinness de los Récords, que lo nombró el “Primer animal en recibir dos implantes de patas biónicas” el 1 de enero de 2010, lo que selló su lugar en la historia de la ciencia veterinaria.
En 2013, cuatro años después de la operación inicial, Óscar volvió a la clínica de Noel Fitzpatrick debido a la rotura de una de sus prótesis. El equipo médico decidió intervenir nuevamente sometió al felino a una segunda cirugía para colocar una prótesis de última generación, conocida como PerFiTS. Gracias a esta nueva intervención, Óscar pudo continuar con una vida activa y estable. Con el paso del tiempo, se convirtió en una figura pública dentro del entorno veterinario, que lo llevó a ser homenajeado por distintos medios y científicos de todo el mundo, que comenzaron a replicar la técnica en sus clínicas.