Nadie nos vio partir: los adultos son los verdaderos monstruos

admin

Nadie nos vio partir (México/2025). Dirección: Lucía Puenzo, Nicolás Puenzo, Samuel Kishi Leopo. Guion: María Camila Arias (sobre la novela de Tamara Trotter). Elenco: Tessa Isa, Emiliano Zurita, Gustavo Bassani, Marion Sirot, Juan Manuel Bernal, Flavio Medina. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: buena.

La voz del título refiere a la primera persona de Tamara Trotter, autora de la novela autobiográfica en la que se inspira la miniserie homónima que en estos días estrenó Netflix. “Nadie nos vio partir”: la voz es plural porque responde a la de ella y su hermano, una nena y un nene secuestrados por su padre en Ciudad de México durante los años 60.

Pese a esa primera persona literaria, la ficción se emancipa de ese anclaje en el punto de vista infantil para tejer un mapa complejo de las relaciones entre adultos, tanto aquellas que involucran a sus padres, Leo Saltzman (Emiliano Zurita) y Valeria Goldberg (Tessa Ia) -ambos nombres de fantasía-, como a las dos poderosas familias judías que los envuelven, al igual que sus negocios industriales y su peso comunitario en un tiempo signado todavía por los ecos de la guerra en Europa. Es ese escenario uno de los protagonistas de la historia, porque hacia allí se dirige Leo en la huida con sus hijos, hacia esos paisajes urbanos de París o rurales de la campiña italiana donde la pesquisa se despliega, donde los niños se ven utilizados por una disputa que los excede, por una batalla que los tiene como botín.

Adaptada por la colombiana María Camila Arias a partir de la novela de Trotter, la miniserie se estructura cronológicamente a partir del secuestro de Isaac y Tamara en 1964, que comienza con un viaje en avión desde Ciudad de México hacia Francia, para desde allí alternar la huida de Leo financiada por su padre, Samuel Saltzman (Juan Manuel Bernal), y la pesquisa del otro abuelo, Moishe Goldberg (Flavio Medina), a través de un investigador de la Mossad. Los flashbacks dibujan el pasado de manera elíptica y gradual, desplegando como piezas de un rompecabezas el por qué de la crisis matrimonial entre Leo y Valeria, los entresijos de un adulterio como detonante y el rol de Carlos (Gustavo Bassani), médico argentino y cuñado de Leo, también destinado a grandes planes en el diseño de ese entramado poderoso que une a las dos familias.

Porque, en definitiva, de eso se trata lo más interesante de Nadie nos vio partir: del poder que se juega en las sombras de ese matrimonio infeliz que derivó en chicos secuestrados, en la Interpol tras la búsqueda de su paradero por toda Europa, y en extorsiones cruzadas que intentan dirimir en una mesa de negociaciones los destinos de Isaac y Tamara.

Los primeros dos episodios, dirigidos por Lucía Puenzo (también productora ejecutiva), se concentran en gestar el mapa que establece las relaciones cruzadas y, al mismo tiempo, ancla los asuntos públicos -como la inauguración de un hospital para la comunidad judía hecho en sociedad por los Saltzman y los Goldberg- en sentimientos íntimos, como los de las dos parejas sometidas a los escrutinios de la mirada familiar, ambas signadas por la obediencia a mandatos y la infelicidad de sus logros.

Una escena de Nadie nos vio partir

Pese a ese atisbo de ir hacia las profundidades de motivaciones e intereses que el drama del secuestro ofrece, la tentación del thriller se impone en algunos episodios: persecuciones y corridas de último momento, paisajes convertidos en postales para la huida, agentes de la Interpol o la Mossad delineando una trama de informantes y acuerdos para un hallazgo o una revelación de último momento. No obstante, lo que subyace con más fuerza es la propia condición de peones de un diseño ajeno que detentan tanto los chicos como sus padres, atrapados en un matrimonio por conveniencia, en los intereses de sus progenitores, en acuerdos dictados por el qué dirán.

La figura de Valeria, separada de sus hijos, empujada a la evocación constante y a la tensión entre su rol de madre y de mujer, pero sobre todo el personaje de Leo, débil al ceder a los manejos de su padre, atrapado en una voluntad ajena de la que no puede escapar por más que lo intente.

Hay una escena que es clave en ese sentido, aquella en la que Issac y Tamara se aventuran al bosque italiano para buscar a su madre, cuando la intuición de que su padre les está mintiendo se hace demasiado fuerte. Como Hansel y Gretel, se introducen en el verdor opaco de la vegetación nocturna mientras al otro lado del Atlántico una cena de gala celebra los planes -que ellos ignoran- causantes de su angustia. Sus abuelos, paternos y maternos, gestan un teatro de las buenas formas y el duelo económico, bajo la fachada de la filantropía en beneficio de la comunidad y el futuro. Pero es el futuro por el que dicen estar luchando el que se extravía en la oscuridad de la noche, en la soledad de la pena. Los adultos son entonces el verdadero rostro de los monstruos que recogieron los hermanos Grimm en sus relatos infantiles, tan brutales como los que la realidad ha alumbrado luego de tantos siglos de modernidad y civilización.

Deja un comentario

Next Post

Top 10 animes para ver en maratón este fin de semana

En los últimos años los seguidores del anime han tenido mayor accesibilidad a todo tipo de series gracias a la llegada de las plataformas de streaming que han apostado por integrar diferentes títulos a sus catálogos. Las producciones japonesas lograron captar la atención de los espectadores de occidente gracias a […]
Top 10 animes para ver en maratón este fin de semana

NOTICIAS RELACIONADAS

error: Content is protected !!