La necesidad de mudarse a una vivienda más grande y la falta de un gran presupuesto obligaron a una pareja de Nueva York a mirar con otros ojos una propiedad a la que, de otro modo, nunca le hubieran prestado atención. Así fue como compraron una casa adosada, poco atractiva y en mal estado en Prospect Heights, en Brooklyn, para luego transformarla por completo. Ahora, el “patito feo” de la cuadra es un hogar repleto de luz, espacioso y sustentable donde una familia de tres integrantes pasa sus días.
De un departamento a una casa en Brooklyn: una búsqueda limitada por el presupuesto
A fines de la década de 2010, Kaja Kühl y Jay Tsai se dieron cuenta de que necesitaban una vivienda más grande. Su pequeña hija había cumplido un año y había comenzado a caminar, por lo que su departamento de una sola habitación en el vecindario Fort Greene, en Brookyln, les quedó chico.
Fue entonces cuando decidieron salir a buscar una propiedad para comprar en Manhattan, le contaron a The New York Times. Sus primeras recorridas resultaron frustrantes: querían una casa adosada clásica, con su típico frente de ladrillos, pero estaban fuera de su alcance económico. «Las que estaban dentro de nuestro presupuesto tendían a no ser de piedra rojiza”, explicó Kühl.
Lo que podían pagar tampoco estaba en óptimo estado. Por eso, tuvieron que concentrarse en “casas un poco más antiguas, con estructura de madera sobre un sótano de ladrillo» y que “no estaban en tan buenas condiciones”.
Lejos de desalentarse por ello, Kühl vio posibilidades en esas casas. Arquitecta de formación y especialista en urbanismo sustentable, valoró que las estructuras de madera fueran más fáciles de aislar y adaptar a un estándar energético alto.
El hallazgo llegó en 2019: una vivienda en Prospect Heights con un gran árbol al frente que ofrecía sombra en verano y dejaba pasar el sol en invierno. Esa combinación natural de enfriamiento y calefacción pasiva terminó de convencerlos.
El “patito feo” que se convirtió en una casa de diseño sustentable en Nueva York
Compraron la vivienda por US$ 1,7 millones de dólares. La casa requería una transformación total, por lo que el matrimonio contrató a Philipp y Kit von Dalwig, arquitectos especializados en renovaciones contemporáneas.
Su pedido a los arquitectos fue claro: crear espacios amplios y cómodos, así como también priorizar la eficiencia energética antes que un diseño de lujo. “Quería una casa energéticamente eficiente y de alto rendimiento”, explicó Kühl.
El rediseño incluyó aislamiento de celulosa en las paredes, revestimiento exterior con madera tratada, barreras de aire continuas y aberturas de triple panel importadas de Austria. Además, los arquitectos elevaron el techo para instalar paneles solares que generan más energía de la que la familia consume.
De este modo, la vivienda logró temperaturas estables durante todo el año y un gasto mínimo en climatización gracias a un sistema de bomba de calor.
Un hogar sustentable hecho a medida en Brooklyn
En el interior, la casa se organizó en dos unidades: un departamento de alquiler en la planta baja, que les da una renta mensual, y una vivienda familiar de 185 metros cuadrados en los tres pisos superiores. A diferencia de las casas adosadas tradicionales, la propiedad tiene pocas habitaciones cerradas.
“A Katja le interesaba un plano de planta abierto, donde las cosas estuvieran más interconectadas”, explicaron los arquitectos. Kühl describió que es “un poco más como un loft”, que favorece la convivencia.
El primer nivel se concibió como un gran ambiente con cocina, comedor y sala integrados. En el segundo piso, un espacio abierto funciona como dormitorio para su hija, Greta May, con una plataforma que mira hacia la escalera. El nivel superior, ampliado durante la obra, se utiliza como oficina y sala de juegos.
Luego de 13 meses de obras, la familia se mudó en septiembre de 2021. Un año después, los paneles solares ya estaban conectados a la red eléctrica de la ciudad. Desde entonces, prácticamente eliminaron la factura de electricidad. “Nuestro excedente de verano nos da suficiente crédito para pasar el invierno”, detalló Kühl.
Además de los cambios internos, Kühl y Tsai aprovecharon los espacios exteriores. El frente de la casa luce un porche con columpio y terraza, mientras que en el patio trasero instalaron un pequeño gallinero con cuatro aves. “Ha sido realmente súper positivo”, concluyó Kühl.