Entre las consecuencias que puede acarrear un mal ajuste en la temperatura del interior de un automóvil durante la temporada invernal, distintos especialistas en seguridad vial advierten sobre el riesgo de una disminución del tiempo de reacción del conductor. Tal como detalló la Dirección General de Tráfico (DGT) y otras instituciones consultadas por el medio fuente, circular por debajo de un umbral de 19°C puede provocar entumecimiento y pérdida de sensibilidad tanto en pies como en manos, lo que altera la capacidad de maniobrar ante un imprevisto y afecta directamente la seguridad al volante. Debido a estos efectos, los expertos subrayan la importancia de mantener un rango de confort térmico óptimo en el vehículo como parte de las medidas preventivas de siniestralidad vial en época de frío.
Según consignó el medio, establecer la temperatura de la calefacción entre 19°C y 22°C se considera la práctica más segura en rutas y ciudades durante el invierno. Esta recomendación, respaldada tanto por la DGT como por otras entidades del sector, se basa en estudios que vinculan el control térmico adecuado con una mayor capacidad de atención y una menor incidencia de fatiga. Mantener el habitáculo por debajo de 19°C acentúa la posibilidad de adormecimiento muscular, mientras que superar los 22°C eleva el riesgo de somnolencia y cansancio, factores que suelen anteceder a la pérdida de concentración. El informe agrega que el respeto a este margen es clave no solo para evitar molestias sino para conservar intactos los reflejos y la atención, valores prioritarios en la prevención de accidentes.
El análisis también incluye pautas para optimizar el funcionamiento de los sistemas de climatización y evitar un uso inadecuado del combustible en los primeros minutos de marcha. Según publicó la fuente, los expertos desaconsejan ajustar la calefacción al máximo antes de que el motor alcance su temperatura de trabajo, ya que esta acción puede aumentar innecesariamente el consumo y forzar la mecánica del vehículo. Se resalta que el calor producido por la calefacción del automóvil proviene habitualmente del mismo sistema de refrigeración del motor, por lo que lo más conveniente es modular la climatización de manera gradual tras esperar algunos minutos desde el arranque, en vez de aplicar la máxima potencia de inmediato.
Otra recomendación recurrente entre las entidades consultadas por la DGT y recogidas por el medio apunta a prevenir el empañamiento de los cristales. Manipular la calefacción con el motor aún frío incrementa la humedad en el interior, lo cual puede dificultar la visibilidad debido a la formación de vaho sobre el parabrisas y los vidrios laterales. La orientación de los expertos es iniciar el trayecto permitiendo que el vehículo adquiera temperatura y posteriormente regular la intensidad del climatizador, equilibrando el confort térmico con la evitación de condensaciones. El objetivo es garantizar una visión clara durante toda la conducción en condiciones de baja temperatura ambiental.
La identificación de la temperatura óptima se presenta como una medida preventiva alineada con la reducción de siniestralidad en carretera y en entornos urbanos. Las recomendaciones citadas por la fuente insisten en que un uso racional del calefactor del coche no solo mejora la comodidad de los ocupantes, sino que también protege la integridad física de los conductores y sus acompañantes ante las variaciones térmicas propias del invierno. Según destacó el medio, ajustando el sistema de climatización entre 19°C y 22°C, se responde tanto a la exigencia de las condiciones meteorológicas adversas como a la necesidad de mantener elevados los niveles de concentración y alerta en cada trayecto.
