“El panorama es muy positivo si mantienen el rumbo político y conducirá a una era de prosperidad que la Argentina no ha conocido en un siglo”. La frase corresponde a Niall Ferguson, uno de los principales referentes globales del pensamiento liberal clásico y un historiador británico que completó el miércoles su sexta visita al país. Aquí participó de un encuentro a puertas cerradas con el presidente de la Nación, Javier Milei; el ministro de Economía, Luis Caputo, y sus referentes de la cartera además de Pierpaolo Barbieri, fundador de Ualá, a quien conoce de los tiempos de Harvard y es parte de su junta directiva.
“Me opuse al socialismo durante toda mi vida adulta, vi sus efectos en Escocia cuando era chico y en la Unión Soviética y Alemania Oriental, donde no solo el socialismo, sino sobre todo el comunismo, causaron muerte, pobreza y falta de libertad. Así que siempre estuve de acuerdo con que es la raíz de todos los fracasos”, dispara. Durante años utilizaba a la Argentina en sus clases como el remate de todos los chistes sobre economía por las políticas populistas y de intervencionismo, en cambio ahora se muestra fascinado por el rumbo que tomó el país. En un mano a mano exclusivo con LA NACION describe las razones por las que cree que esta vez el devenir económico será distinto y cuáles son las razones por las que se refiere al país como “un milagro” en este nuevo mundo.
¿Se puede arreglar una economía que está rota?
Sí, se puede. Yo crecí en el Reino Unido en la década de 1970 y por entonces mi país parecía quebrado. Y, milagrosamente, Margaret Thatcher pudo arreglarlo. Así que puedo atestiguarlo. Por supuesto, la Argentina tiene la reputación de ser la economía más quebrada del mundo, y por lo tanto el desafío parece un poco más difícil. Pero lo que he visto desde que Javier Milei fue elegido a finales de 2023 es un milagro económico. De hecho, es más impresionante que lo logrado por Margaret Thatcher y en un lapso más corto. Así que venir a Buenos Aires es ver como la economía más quebrada está logrando un milagro económico. Es muy notable.
¿Cuántas veces estuvo aquí?
Creo que vine a la Argentina unas seis veces, la primera vez cuando estaba escribiendo The Ascent of Money (el ascenso del dinero), creo que en 2006. No pretendo ser un experto, pero he reflexionado profundamente sobre la historia de este país, y para un historiador económico, la Argentina es uno de los mayores enigmas, quizás el mayor enigma de la historia económica. Porque cuando uno viene a Buenos Aires se nota que este fue un país muy rico, uno de los más ricos del mundo, hace apenas un siglo. Y parecía lleno de promesas. Entonces el misterio es qué salió mal, y si uno puede desentrañar eso, entonces empieza a ver lo que puede salir bien.
Hace poco usted escribió que un artículo titulado “El milagro creado por Javier Milei”… ¿Cuáles son sus argumentos?
Bueno, mirando hacia atrás, cuando Milei fue elegido la economía estaba al borde de la hiperinflación, que es una de las peores cosas que pueden pasarle a una economía. La economía argentina se estaba achicando, su desempeño en comparación con sus pares en Sudamérica había sido pésimo, y tenía un interminable historial de crisis financieras, con solo periodos ocasionales de efímera prosperidad.
Entonces, hay que recordar que el punto de partida era muy peligroso, con una moneda nacional al borde del colapso total. Y lo más importante que ha hecho el presidente es entender que había que recuperar la credibilidad fiscal del país. E hizo algo asombroso, que fue reducir a cero un déficit fiscal que cuando llegó rondaba el 5% del PIB. Equilibró el presupuesto, y lo hizo en su primer año. Para hacer eso mismo, Margaret Thatcher tardó diez años en la década de 1980. También había un enorme excedente monetario que había que manejar, aunque Milei habló menos a eso. Además, había una extraordinaria maraña de regulaciones que estaba estrangulando la economía, que se remontaba a través de años y décadas de políticas peronistas.
¿A qué se refiere concretamente?
Lo que vimos en la Argentina en 2024 fue lo que el economista Tom Sargent, ganador del Premio Nobel hace solo unos años, calificó como un “cambio de régimen”. No cambió solo la política fiscal, ni solo la monetaria: Milei cambió casi todos los aspectos de la política económica del país. Y la mayoría de los economistas del establishment dijeron que eso provocaría una contracción catastrófica, que se produciría una enorme caída de la economía y habría alto desempleo. Y eso no sucedió. Por el contrario, de hecho, la economía creció. Si contás los primeros 12 meses de su presidencia, en realidad la economía no se redujo. Creció.
¿A qué lo atribuye?
Milei tiene una comprensión muy profunda de la economía, es sumamente leído en la materia, y ha llegado a la posición radical del libertarismo. Creo que él, más que nadie que haya ocupado la presidencia en cualquier parte del mundo, está comprometido con la idea del libre mercado y de un Estado mínimo, el Estado más pequeño posible. Y debido a esa profunda convicción, ha asumido riesgos que otros presidentes reformistas anteriores simplemente no podían tomar. A los presidentes anteriores les decían que eran imposible reducir cinco puntos porcentuales de déficit fiscal en un año, que ni lo intentaran. Pero gracias al coraje de sus convicciones, hizo lo que casi todos dijeron que era imposible.
¿Cuánto ayuda la opinión pública?
Los argentinos, especialmente los más jóvenes, ven que este hombre radical tiene el coraje de sus convicciones, que no tiene miedo, hace campaña contra los intereses establecidos, lo que él llama “la casta”, que eran los que se beneficiaban con el peronismo mientras la gente común salía perdiendo. Y creo que lo notable no es solo el éxito económico, —porque de alguna manera eso es inherente a la teoría de la economía clásica: si pasas al libre mercado, las cosas mejoran—, sino que lo realmente impresionante es su éxito político, porque en casi todos los casos que puedo recordar, cuando el gobierno ha intentado hacer un cambio tan drástico, algo que podríamos llamar terapia de electroshock, el resultado suele ser que se vuelve rápidamente impopular y por lo general marca el fin de ese gobierno. Así que Milei también ha logrado algo que es políticamente milagroso, con medidas profundamente drásticas y sin perder popularidad.
¿Cuáles son las advertencias que avizora?
Creo que él las ve y también sus asesores. Ven que todavía hay opositores políticos, incluso dentro del Congreso, que quisieran debilitar el ajuste fiscal. Y por eso él es bien consciente de los desafíos políticos que le quedan por delante. También hay cuestiones técnicas que tienen que ver con el tipo de cambio que obviamente son motivo de preocupación. Pero comparando esos desafíos con lo ya logrado, creo que las perspectivas son prometedoras. ¿Qué tiene para proponer la oposición, los peronistas? No pueden hacer campaña diciendo: “Volvamos a la inflación del 200% porque esto es terrible. Volvamos al crecimiento negativo porque el crecimiento es malo”. Así que incluso considerando esos problemas, la oportunidad para la Argentina es realmente enorme, porque si sigue por este camino puede lograr el tipo de crecimiento sostenido que no ve desde hace un siglo.
¿Por qué cree que la política siempre es algo independiente, diferenciado de la economía?
Está la famosa frase de Milton Friedman, cuando dijo que la inflación es siempre y en todas partes un fenómeno monetario. Y he pasado mi carrera argumentando que eso es cierto hasta cierto punto. Pero detrás de los errores en política monetaria suele haber un consenso político a favor de políticas inflacionarias. Ahora bien, es fácil encontrar gente que apoye el aumento del gasto público y es fácil encontrar gente que no quiera pagar impuestos. Acá la verdadera clave es la política frente a la inflación. Lo que Milei ha logrado es crear una coalición de apoyo para precios bajos y estables, un presupuesto equilibrado, y soluciones de mercado libre. Y esa es la clave aquí. Creo que la mayoría de los argentinos quiere crecimiento, soluciones de mercado, presupuesto equilibrado, estabilidad de precios, pero han estado fuera del poder durante décadas.
Pero también hay quienes se benefician con la inflación…
El gran éxito de Milei, creo, ha sido superar estratégicamente a quienes se benefician con la inflación. Y eso incluye a la oposición política, los sindicatos, sectores de la sociedad civil y a las empresas que durante décadas de peronismo sacaron provecho de las trabas a la competencia. Así que lo maravilloso de Milei es que hace surgir un nuevo consenso político con el apoyo de los jóvenes. En pocos lugares en el mundo a los jóvenes los atraen las soluciones libertarias unidas a políticas de equilibrio presupuestario. Eso es muy especial. Eso muestra que el presidente no solo entiende intelectualmente el problema, sino que también sabe cómo entusiasmarlos. No les da conferencias sobre las teorías de Milton Friedman, sino que usa las redes sociales para transmitir su energía, para comunicar que es un radical con la audacia para cambiar el sistema. Eso es algo de lo que mucho políticos, conservadores y liberales de todo el mundo deberían aprender.
¿Cuáles son los mayores desafíos políticos que enfrenta para sostener estas reformas?
Bueno, por supuesto que tiene un partido relativamente nuevo sin mayoría en ninguna de las dos Cámaras, así que depende de los votos de otros partidos. Es vital que evite la aprobación de proyectos que aumentan el gasto público y comprometen el equilibrio fiscal. Así que es extremadamente importante que en las elecciones de mitad de mandato gane apoyo suficiente para que sus vetos no sean anulados por legisladores de la oposición. Esa es la primera parte, pero también tiene que hacer más, porque este es apenas el inicio de las reformas. Está claro que la Argentina necesita una drástica reforma tributaria, que es terriblemente ineficiente, con altos impuestos y elevada evasión, y también necesita una reforma del mercado laboral, y para eso también necesitará votos.
¿Qué obstáculos detecta?
Los mayores obstáculos a la continuidad de su milagro económico son políticos, y todo dependerá de si Milei y sus asesores son tan hábiles políticamente como lo son en lo económico. No veo demasiadas amenazas externas para lo que está haciendo: el FMI apoya, y Trump es un gran fan de Milei así que Estados Unidos también apoya. Todo depende de la oposición interna y si Milei puede ganarle. Las encuestas muestran apoyo popular y un mandato de continuidad. Si logra un segundo mandato, este milagro económico puede llegar muy lejos, para que la Argentina deje de ser ese desastre económico proverbial que vivía de crisis en crisis, y se convierta en un modelo no solo sudamericano, sino mundial.
Pero hay problemas que subsisten…
Los problemas de la Argentina —inflación, deuda pública—, no son exclusivos del país. En la Argentina se dieron de manera extrema —inflación extrema, déficit extremo—, pero otros países enfrentan su propia versión de esos mismos problemas. Un éxito en la Argentina le mostrará al mundo que es posible reducir un Estado inflado, reducir el peso del Estado sobre la actividad económica y liberar el espíritu emprendedor, que ya se ve en la nueva generación de empresas. De hecho, estoy asombrado de la cantidad de empresas nuevas que están surgiendo. Los jóvenes ya no huyen del país. Eso es realmente emocionante.
Usted dijo también que se está logrando algo que debería alegrar a cualquier economista clásico…
Bueno, para alguien como yo, que creció leyendo a Adam Smith y cree en las ideas de libre mercado, hoy por hoy no hay muchos lugares del mundo que sean causa de alegría. Ni un gobierno conservador como el de Trump parece comprometido con el libre mercado. En Europa se habla de política industrial para ser como China, así que hay pocos gobiernos que apliquen soluciones de libre mercado que a mí me parezcan convincentes. De hecho, algunos países, incluido el mío, parecen decididos a repetir los errores de los 70’: bajo crecimiento, inflación, y las finanzas públicas en déficit permanente. Que la Argentina tome su propio camino que apunta a un presupuesto equilibrado, a bajar la inflación, lograr estabilidad, y por sobre todo, que busca soluciones de libre mercado que liberen el potencial emprendedor, es muy esperanzador. Porque no hay casi ningún país del mundo que esté tomando ese camino, y si llega a funcionar, y yo creo que ya está funcionando, entonces el resto del mundo tendrá que reconocer que las ideas de Adam Smith, las ideas de la economía clásica, siguen vigentes.
¿Cómo analiza al gobierno peronista anterior y su tasa de inflación?
La Argentina evitó por poco la hiperinflación y Milei y sus ministros no reciben suficiente crédito por haber lidiado con esa emergencia nacional. La moneda estuvo a punto de colapsar. Y no solo era el enorme déficit, sino el enorme excedente monetario que, si tomaban la decisión incorrecta, pudo haber estallado en hiperinflación. La situación era muy peligrosa y hay que condenar al gobierno anterior por haber llegado a esa debacle. Yo empecé mi carrera estudiando la hiperinflación alemana de 1923, que allanó el camino para el ascenso de Hitler. La Argentina estuvo cerca de un desastre monetario similar, con el peso casi perdiendo todo su valor. Y es una gran suerte que haya podido evitarse gracias a decisiones tempranas muy efectivas.
¿Qué balance hace de la era kirchnerista?
Cuando vemos el historial de la era Kirchner, me parece que constituye una acusación central contra el peronismo: que el gobierno debería ser responsable de la economía, que debe elegir ganadores, que debe tener favoritos, que debe haber vasos comunicantes entre el gobierno y los negocios privados, lo cual desemboca en corrupción crónica, algo que se remonta a los orígenes del peronismo. Hoy la Argentina dice que esa era terminó: no volveremos a un modelo que nos empobreció. Miremos cómo ha caído la pobreza desde que entraron en vigor las políticas de Milei: gente que parecía condenada a la pobreza ahora sale de ella. Como decía, esto es un auténtico cambio de régimen que condena al peronismo, y especialmente al kirchnerismo, al tacho de basura de la historia argentina.
¿Cree que Milei puede tener éxito donde Macri no lo tuvo?
Las ideas de Macri eran las correctas, pero le aconsejaron ser gradual y cauteloso, no ir demasiado rápido ni tomar riesgos drásticos. Entiendo que lo hizo por los consejos que recibió. Lo importante que hizo Macri es demostrar que el gradualismo no sirve: hacen falta reformas drásticas y revolucionarias en los primeros 100 días de gobierno. Tal vez sin esa prueba fallida de gradualismo, quizás no hubiera sido posible llegar a la solución radical de Milei.
A lo largo de la su carrera ya había investigado al país…
En mi libro The Ascent of Money (El ascenso del dinero) también le dedico una sección a las crisis argentinas, porque la Argentina muestra cómo una economía muy rica puede volverse pobre por adoptar políticas equivocadas. Lo emocionante es volver a Buenos Aires en 2025, encontrarme por primera vez con Milei, y descubrir que no solo es un líder dinámico en las redes sociales y un intelectual profundo, posiblemente el líder más leído del mundo en economía, pero que no es un académico. Lo que me fascinó de nuestra conversación es que también conoce la realidad política con la que tiene que lidiar. Le pregunté qué había entendido de la política que antes de ser presidente no entendiera, y me dio una respuesta muy interesante: que era mucho peor de lo que esperaba, que los obstáculos que había dentro del sistema político para la reforma eran mucho más irremontables de lo que pensaba antes de asumir. Este país tiene mucha suerte de tener a alguien con un intelecto tan poderoso sentado en la presidencia y que busca el interés del país, y no el enriquecimiento personal, porque cree honestamente que Argentina puede convertirse en un modelo. Es muy alentador.
¿Qué tan importante es que el presidente sea un economista?
Los economistas no son necesariamente los mejores presidentes. Por eso es tan inusual: no es el típico economista, es un disidente de la profesión económica, que se pasó toda su carrera sosteniendo las soluciones libertarias más radicalizadas para cada uno de los problemas que enfrenta la sociedad. Es un economista muy, muy inusual, que en mundo ideal y utópico querría que casi no haya Estado, o el mínimo Estado posible. Pero lo que más me gusta de Milei es su combinación de pragmatismo e idealismo. Ha entendido cómo lograr que las cosas se hagan en este país, sabe usar las redes sociales. ¿Qué otro economista tiene tantos seguidores en las redes? Me parece que hay algo excepcional en este hombre, que tiene un gran intelecto.
¿De qué hablaron?
Tuvimos una conversación muy técnica sobre comercio internacional, algo que estaba previsto, pero también otra charla sobre la realidad del poder. Le pregunté en qué difería de Trump en comercio internacional, porque Trump no cree en libre comercio, y Milei me dio una respuesta muy valiente: que hay que ver la política comercial en el contexto geopolítico global. Y cuando vemos ese contexto, con Estados Unidos ahí, China ahí, Rusia queriendo dominar Europa, entonces empieza a cobrar sentido que Estados Unidos haga lo que está haciendo. Así que Milei es un hombre notable, que es mucho más que un economista. Es también un pensador estratégico, con argumentos muy coherentes sobre cómo debe ser la política exterior de Argentina hoy. Me sorprendió gratamente.
¿Qué opina del gobierno de Trump?
Trump es una figura radicalmente diferente. Solo comparten la habilidad de usar redes sociales. Los problemas que enfrenta Trump son otros. Para Estados Unidos, el pico de 9% de inflación anual que se dio durante el gobierno de Biden es muchísimo. A los votantes norteamericanos les preocupa la inmigración y la amenaza de China, que debilitó su sector industrial en las últimas dos décadas. Creo que en noviembre pasado, cuando los votantes norteamericanos tuvieron que optar entre Kamala Harris y la continuidad de las políticas de Biden, y el regreso al populismo y las medidas drásticas de Trump, tomaron la decisión correcta. Y los pesimistas que advertían que la política arancelaria de Trump desataría una crisis económica o financiera se equivocaron. Trump acaba de imponer aranceles que no se veían desde 1930, y la Bolsa igual subió. Así que los economistas que apostaban a lo contrario, para mí están perdiendo.
Y usted también dijo estar arrepentido de llamar a Trump “aspirante a tirano”
Cuando ocurrieron los hechos del 6 de enero en el Capitolio, me preocupé mucho por la deriva que estaba tomando Trump, pero lo que entiendo hoy es muy distinto de lo que entendía entonces, y me parece cada vez menos plausible que Trump haya intentado revertir el resultado de aquella elección. Creo que lo ocurrido fue más un fracaso de seguridad que un intento de golpe. Cuando los hechos cambian, uno tiene que revisar lo que piensa.
Cuando Elon Musk intentó imitar el abordaje “motosierra” de Milei, dijo que subestimó la inercia de la burocracia de Washington. ¿Qué opina de su rol y de su relación con Trump?
No hay emprendedor que se compare con Elon Musk, pero creo que el gran error que cometió, y supongo que él mismo estaría de acuerdo, es en creer que el gobierno federal de Estados Unidos era lo mismo que Twitter, vale decir, que todo se arreglaba echando gente y reduciendo costos. Pero no es lo mismo. Si creen que la burocracia argentina está anquilosada, la de Estados Unidos lo está mucho más. Así que Musk tomó prestada la motosierra de Milei, pero no funcionó igual que en Buenos Aires. Eso no quiere decir que el Estado norteamericano no deba reducirse, y gastar menos. Estados Unidos tiene un déficit persistente del 6% del PIB, más grande que el heredado por Milei en Argentina, y ojalá Trump avance pronto para corregirlo.
¿Por qué considera que el Estado argentino es una “bestia”?
Porque ha sido parasitario de esta economía y los recursos del país, dejándolo estancado durante un siglo. Y eso solo se explica por errores en la política económica, por una alianza de intereses peronistas que no buscaba crecimiento ni le importaba el estancamiento, porque sus intereses estaban cubiertos y ellos hacían dinero.
¿Qué lecciones de la historia debe recordar Argentina?
Lo más importante para una reforma drástica como esta es seguir adelante y no rendirse a los dos años: es un proceso de varios años, hasta que empiezan a verse los beneficios de la reforma de mercado. No solo en las legislativas, sino que tienen que reelegir a Milei para completar la transformación política y económica, que necesita dos mandatos. Así que la lección número 1 es “no aflojar”. No son los 100 metros llanos: es una maratón
¿Cuál es la importancia del pasado para predecir el futuro?
Es lo único que tenemos. Los modelos suelen fallar. Para entender hacia dónde va un país, primero hay que conocer su historia. Mi rol como historiador es decir, esto se hizo mal en la Argentina en los últimos cien años, deben cambiar en la economía política para dejar atrás la inflación, la deuda, el default y la decepción, y volver a las instituciones de mercado que trajeron prosperidad para todos, incluso para los que están abajo en la escala social, no solo a la élite. Es lo que la historia nos enseña. Lo que vemos, desde la Revolución Industrial, es un proceso sostenido de crecimiento y enriquecimiento, mejoras en la calidad e incluso en la expectativa de vida. Argentina ha tenido un peor desempeño que otros países, incluso peor que algunos de sus pares, como Chile, y por lo tanto ya es tiempo de que aprenda las lecciones del pasado y deje de repetir los errores que llevaron al ciclo de la inflación, default y decepción. Los argentinos ya estaban hartos de fracasos. Basta es basta.
En esos momentos es que ocurren los milagros económicos, cuando surge un consenso a favor de reformas drásticas y hasta los jóvenes dicen: “las cosas tienen que cambiar rápido y drásticamente. Este es un momento fantástico en la historia de Argentina. Uno de los mejores en tu vida o en la mía. Deberíamos celebrarlo y el mundo debería observarlo, porque tiene mucho para aprender de todo esto.
Traducción: Jaime Arrambide