“José María Muscari me había llamado varias veces para hacer Sex, pero yo le había dicho: ‘Cuando sea una obra de teatro, me avisás’”. Y así fue. Nicolás Riera cumplió con su palabra cuando el director lo convocó a protagonizar junto con Diego Ramos, Gloria Carrá y Julieta Ortega la primera obra de texto de Sex, que explorará en escena el universo del goce con el sexo como tema central y el humor como lenguaje reflexivo, y debutará en el Teatro Roxy de Mar del Plata el 17, 18 y 19 de abril, y continuará por el interior del país y Uruguay.
A punto de cumplir 40 años el próximo 29 de mayo, el actor y productor dialogó con LA NACION sobre este desafío actoral que lo convoca y reflexionó sobre el prestigio, la firme curiosidad que lo lleva a incursionar en diversas actividades -desde la astrología a su propia marca de café-, la disciplina que adquirió como discípulo de Cris Morena y cómo la madurez le permitió encontrar el amor de la mano de Thelma Fardin (32), a quien conoció en otro proyecto de Muscari (Plagio).
-¿Qué tipo de desafío representa para vos como actor esta nueva versión de Sex?
-Primero, estar a la altura de lo que pide el proyecto, que es un éxito hace seis años. Y un compromiso completo porque hay algo muy genuino que pide el vínculo con lo sexual, donde uno no puede dudar de lo que está diciendo, de lo que está pensando, o sentirse incómodo, porque sino no llega el mensaje.
-¿Cómo te vinculás con el tabú del sexo?
-Es algo que en el último tiempo se cuestionó mucho. Me considero de la generación con Plutón en Escorpio, que vinimos a cuestionar lo sexual, el vínculo con el sexo, el vínculo con el otro. Hay algo de eso, de romper con lo preestablecido, de darme permiso a que pase, a que sienta tal cosa, a que disfrute tal otra, y es algo medio generacional. Creo que lo mío va por ahí, de confiar y permitirme.
-¿Y cómo es llevar eso al escenario, que no es lo mismo que en la intimidad?
-Ese es el gran desafío. Una cosa es lo que pasa en tu casa, pero, ¿arriba de un escenario? José María Muscari me había llamado varias veces para hacer Sex, pero yo le había dicho: “Cuando sea una obra de teatro, me avisás”. Porque una cosa es estar en un show y otra en una obra de teatro, y creo que lo mío es esto. Acá no hay un show o un número musical que te proteja, acá hay algo muy crudo también, de uno con el público y la temática.
-Muchos años fuiste ídolo adolescente, con todo lo que eso conlleva. ¿El sexo era un tabú en esa etapa?
-No éramos tan infantiles, nosotros éramos medio adolescentes, entonces se permitía un poquito más. Creo que siempre tuve un vínculo desde un lugar muy lúdico. Si me divertía hacerlo, lo hacía, no había mucho conflicto en ese sentido. Y en esa época no había mucho espacio para pensar nada porque vivíamos al palo todo el tiempo, no había tiempo de cuestionarme nada.
-Cuando miras para atrás, ¿qué te dejó esa época de Casi ángeles y el universo Cris Morena?
-Fue una gran escuela, como un entrenamiento pseudomilitar. Después, eso no pasa en ningún proyecto televisivo. Hicimos una televisión como la de antes, donde se grababa un capítulo por día, y eran 200 capítulos, y después había que grabar un disco en un estudio, y había que promocionarlo y ensayar para una obra de teatro que encima se hacía tres veces por día durante las vacaciones de invierno. Era tal el nivel de exigencia que después estás recontra entrenado para hacer cualquier cosa. Me dejó un profesionalismo y una disciplina a los que apunto siempre.
-¿Renegaste para desprenderte del ídolo juvenil?
-Creo que, a veces, se confunde entre el deseo de un actor de no querer saber nada con un proyecto anterior y el deseo de demostrar que ese actor puede hacer otras cosas. Me parece que hay una gran diferencia. Casi ángeles fue una etapa espectacular para mí, la disfruté muchísimo y me enseñó un montón. Pero, como actor, siempre es necesario poder mostrar que uno puede hacer otra cosa. Por suerte, tuve la posibilidad de hacerlo, apenas salí hice Dulce amor. Pero no es algo que se da de un día para el otro, sino con el tiempo y la trayectoria. Uno no puede pretender que a sus veinte y pico lo traten de actor prestigioso cuando era un galancito. Hay que pasar por todas las etapas. El prestigio se gana con los años y con el laburo. Hay que entender que es una carrera larga, que uno puede actuar hasta muy viejo. Siento que la actuación es lo mío, la ficción, contar historias, ya sea como actor o como productor, o las dos cosas a la vez.
Pegado a su personaje
-¿Te siguen diciendo “Tacho”? En una época te molestaba ese apodo porque estaba muy ligado a tu personaje de Casi ángeles.
-Sí, ya está, ya lo acepté hace años. Era una cuestión de no quedar pegado a un personaje, algo que después no pasó. Pero lo recuerdo con mucho cariño, es un personaje con el que hice de todo en esos cuatro años.
-¿Te seguís encontrando con fans nuevas?
-¡Re! Me piden videos para fiestas de 15, o sea, el programa tiene 15 años, es muy zarpado.
-¿Alguna vez te imaginaste una profesión alternativa?
-Siempre, porque soy geminiano y así como estudié astrología, siempre estoy estudiando cosas nuevas que me llaman la atención. Pero hay un hilo conductor que es la actuación. Haré otras cosas, pero siempre me mantendré en esto.
-¿Cómo llegaste a la astrología y en qué momento?
-Llegué en un momento de crisis a los 27 años, donde sentía que mi carrera no iba para ningún lado. Volví a estudiar actuación y lo hice con Augusto Fernández por recomendación de Julio Chávez, con quien había hecho un seminario. En las primeras clases, Augusto todo el tiempo vinculaba la astrología con la actuación. Y le pregunté: “¿Tengo que estudiar astrología para ser actor?”. “Definitivamente”, me dijo. Al otro día me anoté y encontré todo eso que me voló la cabeza. Es una buena herramienta para la vida.
-¿Qué otras cosas te generan curiosidad?
–Geminianamente, me gusta un poquito de cada cosa. Si algo me da curiosidad, me meto en eso. Thelma [Fardin, su pareja] me jode porque paso mucho tiempo con la computadora, y ella viene y me dice: “¿Ahora qué estás viendo?”. El otro día estaba viendo lugares para ir a surfear en Panamá. O miro resúmenes en YouTube de la Segunda Guerra Mundial. Puedo estar viendo cosas todo el tiempo. El mundo del café de especialidad también es algo que descubrí en el último tiempo y con un amigo estoy armando una marca.
-Como productor, ¿estás con algún proyecto? El año pasado produjiste y protagonizaste Motorhome en teatro.
-Estoy con el proyecto de una serie ambientada en los 90 con la que vengo dando vueltas hace años y creo que hay una posibilidad de conclusión para este año, pero no quiero adelantar mucho porque todavía tiene que salir. Estoy como productor y como actor, porque produzco para actuar en lo que me gusta [dice entre risas]. El paso que sigue en mi carrera es poder generar los proyectos en los que a mí me interesa estar.
Amor y actuación
-¿Cómo fue la dinámica de convivir y trabajar juntos con Thelma, tu novia, en las obras Motorhome y en Nunca te fíes de una mujer despechada?
-Fue intenso. Nos salvó que amamos lo que hacemos, pero no cortamos nunca. Cuando hicimos Motorhome, producíamos y actuábamos, entonces volvíamos a casa y hablábamos todo el tiempo de eso, y había cosas de la obra por todos lados. Nos gusta potenciarnos a la hora de actuar, de decirle al otro “probá esto o lo otro”. También, nos cuesta cortar con el laburo. Somos muy similares en el profesionalismo, tenemos las escuelas de muy jóvenes, y somos muy exigentes, aunque ella más que yo.
-En las entrevistas que dan juntos se nota mucho la admiración mutua que se tienen.
-Para mí le suma muchos puntos que ella sea una gran actriz. Siento que es un punto fuerte en la relación.
-Pero, según dijiste, al principio te costó conquistarla.
-Al principio no me daba bola, le escribía por WhatsApp y me clavaba el visto. Yo le contestaba al toque y ella tardaba una horita y media, seis horas. Era como “¿quiere o no quiere?”, era muy complejo [risas].
-Como sos amante de la astrología, ¿te fijaste si sus signos del zodíaco eran compatibles antes de invitarla a salir?
-Sí, se llama sinastría, es la superposición de cartas [astrales]. Pero si hay algo que uno aprende de la astrología es que no se pueden manipular los datos, lo tenés que vivir. El tema es tener el aprendizaje rápido de decir “Ah, mirá esto que está pasando” o “por eso hice tal cosa”. Entonces, uno lo encara desde otro lado, pero después la vida te lleva.
-¿Volverían a trabajar juntos?
-Por ahora no, fue mucho entre las dos obras y toda la prensa que hicimos juntos. Tampoco somos una pareja de actores, somos dos actores que estamos en pareja. Y nada, queremos acompañarnos y viajar juntos.
-Has resaltado la madurez en el momento de la vida en el que se conocieron.
-Sí, en otro momento no nos hubiésemos mirado. Yo a mis 20 era un poco más liero. Creo que nos agarró en los 30 con una vueltita de vida, con ganas de construir, y eso, creo, es la clave. Cuando hay uno de los dos que quiere construir y el otro no, se termina cayendo. Y acá los dos estamos en la misma, armándonos el hogar, planeando cosas juntos. No se vienen hijos por ahora, estamos mucho con nuestros proyectos y con ganas de poder dedicarnos a actuar.
Para agendar
Sex, la obra. Diego Ramos, Gloria Carrá, Julieta Ortega y Nicolás Riera. Libro y dirección: José María Muscari. Funciones: 17, 18 y 19 de abril a las 20.30. Sala: Teatro Roxy de Mar del Plata (San Luis 1750). La gira continuará por el interior del país.