Ninguna parte de Ucrania está para ser conquistada

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La Constitución de los Estados Unidos y la Constitución de Ucrania, la ley suprema de ambos países, garantizan inequívocamente su plena integridad territorial. De hecho, la Constitución de los EE.UU establece en su Artículo IV, Sección 4: “Estados Unidos garantizará a todos los Estados de esta Unión una forma republicana de gobierno y protegerá a cada uno de ellos contra la invasión […]”.

Asimismo, el Artículo 2 de la Constitución de Ucrania, aprobada por el Parlamento el 28 de junio de 1996, establece: “La soberanía de Ucrania se extiende a todo su territorio. […] El territorio de Ucrania dentro de sus fronteras actuales es indivisible e inviolable”. Además, el Artículo 17 estipula: “Proteger la soberanía y la integridad territorial de Ucrania, y garantizar su seguridad económica e informática, son las funciones más importantes del Estado y un asunto de interés para todo el pueblo ucraniano”.

En consecuencia, ni las autoridades estadounidenses ni las ucranianas tienen la facultad de celebrar tratados que violen estas garantías constitucionales básicas.

Además, el artículo 2 de la Carta de las Naciones Unidas, documento fundacional de la ONU, vinculante para todos sus Estados miembros, incluidos Estados Unidos, Ucrania y Rusia, establece que estos deben actuar de conformidad con ciertos principios, en particular, el respeto a la integridad territorial de todos los estados miembros: “1. La Organización se basa en el principio de la igualdad soberana de todos sus Miembros. […] 4. Todos los Miembros se abstendrán, en sus relaciones internacionales, de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los Propósitos de las Naciones Unidas”.

En consecuencia, ningún Estado miembro de la ONU puede invadir a otro, ni reconocer una expansión imperialista contra un Estado miembro de la ONU, y mucho menos presionar a un Estado miembro de la ONU para que admita la validez de una invasión de cualquier parte de su territorio. Estos principios fundamentales son evidentes y cruciales para garantizar la paz, la seguridad y la estabilidad en el mundo. Su violación, explícita o tácita, o incluso su tolerancia, por conveniencia o cualquier otra supuesta “razón práctica” envalentonará a los regímenes autoritarios con apetitos imperialistas a perseguir dichas ambiciones, pondrá en peligro el orden mundial y, en última instancia, conducirá a más guerras a mayor escala.

Este fue el caso, cuando el 30 de septiembre de 1938, la Alemania nazi convenció al Reino Unido, Francia e Italia para que firmaran el Acuerdo de Munich y permitieran la anexión por parte de la Alemania nazi de una parte de la entonces Checoslovaquia, conocida como los Sudetes, con una gran población étnicamente alemana. El Acuerdo de Munich pretendía en realidad apaciguar a Hitler y comprar la paz. De hecho, tras su firma, a su regreso a Londres, el primer ministro británico Neville Chamberlain proclamó triunfalmente a su pueblo “paz para nuestro tiempo”.

Esa falsa paz no duró ni un año, ya que la Alemania nazi invadió Polonia el °1 de septiembre de 1939, iniciando así la Segunda Guerra Mundial.

Para evitar que la historia se repita, los países miembros de la OTAN, empezando por Estados Unidos, no deberían intentar apaciguar a otro dictador con ambiciones imperialistas, esta vez en el Kremlin, sacrificando alguna parte de Ucrania, incluyendo Crimea o los territorios ocupados por Rusia en el este del país. En cambio, deberían crear las condiciones necesarias para obligar a Rusia a aceptar primero un alto el fuego total y luego a concluir un verdadero acuerdo de paz, con garantías de seguridad proporcionadas por los países miembros de la OTAN.

Putin, al igual que Hitler, se siente con la valentía de ir más allá cuando percibe cualquier signo de debilidad en su camino. Por lo tanto, los países miembros de la OTAN deben ayudar a Ucrania a detener a Putin ahora, o afrontar las graves consecuencias de haber aceptado la invasión rusa de Ucrania.

Presidente de la ONG Ucrania-2050

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