Nito Mestre: el recital en el que salió todo mal, el arrepentimiento de Charly García y el festejo por los 50 años de Adiós Sui Géneris

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Luego de dedicar el año pasado dos recitales completos a conmemorar las cinco décadas de los álbumes Vida y Confesiones de invierno, el próximo viernes 5 de septiembre, en el Teatro Opera, Nito Mestre festejará el aniversario 50 de Adiós Sui Géneris, el doble concierto histórico de despedida del famoso dúo que integraba con Charly García, que quedó registrado para la posteridad en dos álbumes grabados en vivo y en una película dirigida por Bebe Kamin.

El recital, titulado A 50 años del Adiós, se anticipa como un viaje emocional a través del tiempo y un reencuentro con las canciones que marcaron generaciones y siguen latiendo en la memoria colectiva. También como una celebración de los recuerdos compartidos y la reafirmación de que la juventud es un estado del alma que anida en todos los espíritus rebeldes. A los 73 años, el incansable músico que acaba de llegar de un viaje por Lituania, siguiendo la ruta de sus ancestros, y que en breve iniciará una gira por Europa, se reunió con LA NACION para hablar de aquella gesta del 5 de septiembre de 1975 y la que protagonizará exactos 50 años después.

-¿Por qué se disuelve Sui Géneris y se llega al Adiós…?

-Las versiones son varias. Yo te cuento la mía. Tenía unas carpetas donde iba juntando las cosas que venía haciendo desde el colegio secundario. En ellas había, fundamentalmente, recortes de toda la historia de Sui. Bueno, en noviembre del 74 dejé de juntar recortes. ¿Por qué? Porque empecé a perder interés en Sui Géneris. Algunos dicen que Charly decidió separarse en junio del 75. Pero yo perdí el interés antes. Cuando pasamos de ser un dúo a una banda, con la inclusión de Rinaldo Rafanelli (bajista) y Juan Rodríguez (baterista), me pareció fantástico. Pero después, en la época del álbum Instituciones, todo se empezó a poner muy instrumental y, en vivo, las zapadas eran larguísimas. Y cuando me tocaban los temas cantados, como no contábamos con monitores de piso, ni me escuchaba. Encima la gente cantaba las canciones conocidas más fuerte que yo. Y el esquema de trabajo se tornó aburrido y repetitivo. Tocábamos en Capital, luego en Gran Buenos Aires y más tarde en Rosario, Santa Fe y Córdoba. Y luego una y otra vez lo mismo. No salíamos a tocar al exterior. Yo quería viajar y que se editen nuestros discos afuera. Y eso no sucedía. Entonces el círculo era muy cerrado. Para colmo, cuando salió Instituciones, bajó la cantidad de gente y el disco no se vendió bien. Para ese entonces yo me había ido a vivir a la casa de Rinaldo y con Charly nos veíamos solo para tocar. Así perdimos la cercanía y el vínculo que habíamos tenido como dúo y se desmembró la energía que nos había caracterizado.

Nito recuerda Adiós Sui Géneris a exactos cincuenta años de los históricos conciertos

-¿Tomaron la decisión de separarse de una o tuvieron varias idas y vueltas?

-Antes de tomar la decisión final, nuestro productor, Jorge Álvarez, nos dijo: ¿Por qué no hacen cuatro shows en julio a la mañana para los pibes que no pueden verlos por la noche? Llegamos a hacer un solo recital, el domingo 4 de julio en el Teatro Astral, y nos salió como el culo. Como llovía a mares vino muy poca gente. Al bajista primero se le rompieron dos cuerdas, luego se peleó con el iluminador y por último se lastimó una mano rompiendo un vidrio… Y a mí, en cuanto entré al escenario se me rompió el pantalón, que evidentemente me quedaba muy ajustado. No me quedó más remedio que cantar todo el recital con el culo al aire. Todo salió mal. Así que terminamos como pudimos el show, nos fuimos a comer un asado y dijimos: “Chau, se acabó”.

-¿Y ahí empezaron a planificar los recitales en el Luna Park?

-Exacto. Pero la idea no fue de Charly, como aseguró varias veces. Se le ocurrió a Jorge Álvarez. “No se pueden ir así nomás, no, se tienen que ir a lo grande”, nos dijo. Primero íbamos a hacer un teatro importante, después apareció con que tocaríamos en el Luna Park y por último, ¡que lo haríamos dos veces y en la misma noche! “Ah, y además, se va a rodar una película y se va a grabar todo para publicar dos álbumes en vivo”, nos agregó. A nosotros nos pareció algo demencial, pero por otro lado nos impulsó a seguir. Ahora teníamos un por qué. Entonces empezamos a ensayar y ¿qué pasó? Con Charly nos veíamos todos los días. Recuerdo nuestras caminatas por la calle Canning (hoy Scalabrini Ortiz), y nuestras charlas planeando detalle por detalle el show del final. Así la química parecía aflorar nuevamente.

-El favorable cambio de mood, ¿no los tentó para seguir con el grupo?

Eso surgió después de los últimos shows del Adiós que, aunque pocos lo saben, no fueron los del Luna Park. Porque a la semana siguiente tocamos en Rosario y en Córdoba. Después de Córdoba, Charly me dice: “¿Y si no nos separamos? ¿Y si seguimos un poco más”. Evidentemente Charly se había arrepentido de la separación de Sui Generis. Yo le contesté: “Pero Charly, ya dijimos adiós. Es verdad que podíamos seguir despidiéndonos largo y tendido como Los Chalchaleros, porque habíamos salido en tapa de todos los diarios y gozábamos de buena repercusión. Además, con Charly estábamos cerca otra vez y nos llevábamos muy bien. Pero era raro. Por otro lado, en un viaje de regreso de Uruguay, él ya me había confesado que quería armar una banda con teclados (que luego sería La Máquina de Hacer Pájaros) y yo le había comentado lo de formar una agrupación folk (que terminó siendo Los Desconocidos de Siempre).

Nito Mestre y Charly García en tiempos de Sui Generis

-¿Por qué antes de despedirse del todo no terminaron de grabar el cuarto disco? A propósito, ¿por qué se iba a llamar Ha Sido?

-Empezamos a grabarlo mientras ensayábamos para el Adiós. El tema es que después del Luna Park y de un viaje al sur, se nos rompieron los instrumentos en un accidente. Todos los teclados, por ejemplo, quedaron destruidos. Entonces, para continuar con la grabación, había que viajar a Estados Unidos para reponer los equipos y para eso, claro, necesitábamos mucho dinero. Nos iba a llevar como un mes y medio mínimo para arrancar de nuevo. Sentimos que habían sido muchas señales juntas, así que todo se acabó y el disco quedó inconcluso. Se iba a llamar Ha Sido como parte de un juego de palabras con Ácido Lisérgico. Digamos que iba a tener una doble acepción. O se podía ver como un chiste, ya que nosotros no consumíamos esa droga, o al menos no en una forma habitual. Iba a ser como un homenaje a Timothy Leary (el psicólogo norteamericano que defendió las propiedades terapéuticas del LSD) y, a la vez, una tomadura de pelo.

-¿Por qué creés que a 50 años de su disolución la obra de Sui Generis sigue tan vigente?

Porque la Argentina tiene ciclos que se repiten. Y porque a los adolescentes de antes Sui Generis los marcó a fuego. Me lo vienen a decir todo el tiempo. Sui Generis habla de la adolescencia y como tal, del adolescente que todos llevamos adentro, tengamos la edad que tengamos. Y también de la rebeldía que, admito, sigo teniendo. Lo que pasa con las canciones de Sui Generis es realmente mágico. No las quiero comparar con las de los Beatles, pero, en un punto, gozan del mismo destino: superan las décadas y no mueren nunca. Además está el tema de la amistad. A mí todo el tiempo me preguntan: “¿hace mucho que no lo ves a Charly? Y en esa pregunta yo siento que se les va la vida.

–¿Por?

–Porque para el público es muy importante que no se rompa nuestra amistad. Y en ese sentido no tienen nada que temer porque yo sigo siendo amigo de Charly. Él está retirado un poco de prepo, por las cuestiones de salud que todos saben, pero cada tanto nos vemos y coincidimos en que no somos ex Sui Generis, no somos ex nada, nosotros somos Charly y Nito, amigos para siempre. Lo nuestro no es algo que se terminó, sino una relación constante. De hecho nos vimos la semana pasada.

La reunión de PorSuiGieco

PorSuiGieco y la devoción por Paul McCartney

-En la escucha de la versión remasterizada del álbum de Porsuigieco, ¿no? ¿Qué tal resultó el reencuentro con Charly, León, Raúl y María Rosa?

-Fue algo muy emocionante volver a estar todos juntos y escuchar aquel disco que nos unió tanto, ahora con un sonido maravilloso. La edición remasterizada saldrá en septiembre e incluirá el tema prohibido: “El fantasma de Canterville” (que sólo llegó a aparecer en un primera edición). El álbum será reeditado por el Inamu (Instituto Nacional de Música) y distribuido por el sello DBN. Nos reunimos en el estudio Crazy Diamond, donde Gustavo Gauvry (responsable de la remasterización) nos hizo escuchar las versiones finales de cada tema, incluso dos muy mejoradas -las de “El fantasma de Canterville” y “La mamá de Jimmy”- gracias a que hace un tiempo León encontró en su casa una cinta abierta de cuatro canales con esas versiones. “Fusia” también quedó mejor. El disco tendrá un insert doble con fotografías inéditas de la gira que hicimos, tomadas por Rubén Andón, y también el primer afiche del grupo, dibujado por Charly.

Para Nito Mestre, su tema favorito de Sui Generis es “Cuando ya me empiece a quedar solo”

-¿Cuáles son hoy tus temas favoritos de Sui Generis y por qué? ¿Necesariamente los que vos cantás u otros?

-Los que más me gusta cantar. Primero en la lista está “Cuando ya me empiece a quedar solo” y segundo, “Cuando comenzamos a nacer”. Después sigue “Confesiones de invierno”, que no cantaba antes, pero ahora sí. También “Dime quién me lo robó”, que en honor a la verdad está a la par de “Cuando ya me empiece a quedar solo”. Es el tema que más ensayamos antes de grabarlo porque es muy difícil. Es jodido, tiene muchas vueltas. Y ahora que lo vuelvo a hacer cobra más energía que antes. Digamos que hoy tiene un mayor sentido. Lo mismo que “Cuando…”, que hablaba del miedo que teníamos a los 23 años, de si alguien nos vendría a ver y aquello del escenario vacío. Bueno, ahora tengo 73 y la gente está ahí, acompañando. Siento que con esta canción se cierra un círculo. Por eso ahora puedo cantar este tema con calma, no con miedo.

-El año pasado ofreciste recitales en base a dos aniversarios, el de Vida y el de Confesiones de invierno. ¿Los hiciste para homenajearlos o por nostalgia?

-No, para homenajearlos. Yo, cero nostalgia. Cuando toco no pienso en el antes, ni en cuando era joven ni en nada por el estilo. Mi meta es tipo, ¿cómo voy a cantar de lindo ese tema hoy? ¿Qué es lo que estoy sintiendo hoy? Eso es lo que hace Paul McCartney, según me contó. Hay que compenetrarse con el tema e ir buscándole pequeñas variaciones. Pero sin desvirtuarlo. Las modificaciones tienen que ser mínimas y sutiles, y estar en sincronía con el aquí y ahora. Lo importante es generar climas y fluir. Cuando eso sucede se produce un momento muy gozoso, tanto para el artista como para el público. Por eso mis recitales no tienen que ver con la nostalgia. Ojo, para la gente tal vez sí. Por eso hay algunos que me dicen: “Ay, me devolviste a la infancia”. Y yo les respondo, en joda: bueno, entonces voy a poner una clínica de rejuvenecimiento (risas).

Nito Mestre en los años 70

-¿Cuándo tuviste aquella conversación con Paul McCartney?

-En el 93, cuando vino a tocar por primera vez a la Argentina y yo abrí sus shows en River. Lo tenía en el camarín de al lado. Después de hacer mi parte, me invitó a pasar y me preguntó: “¿Y, cómo te fue?” Yo pensé: este tipo está loco. ¿Cómo me iba a ir? ¡Había estado esperando desde los 11 años para conocerlo! A los cinco minutos me pareció estar con un compañero de colegio. Al segundo día me pasó algo más loco con él.

-¿Qué te pasó?

-Termino de cantar mi primer tema y veo que está a un costado del escenario haciéndome un gesto aprobatorio. En ese mismo instante abandoné el escenario para ir a saludarlo. Me chupó un huevo todo. Le dije: nos vemos después en el camarín. Sin embargo, él no se movió y se quedó a presenciar todo mi recital. ¿Te imaginás lo que fue para mí tener a Paul McCartney, ¡a un Beatle!, como espectador preferencial? Yo en ese momento me sentí hecho. Por eso cuando me preguntan por el mejor show de mi vida, yo contesto el Adiós Sui Generis por la cuestión emotiva, sí, pero aquel show con Paul McCartney fue el sueño del pibe.

Adiós Sui Generis, modelo 2025

-¿Cómo va a ser el show A 50 años del Adiós?

-Habrá muchos temas, más que en aquellos recitales, pero no haremos necesariamente todas las canciones que hicimos aquel 5 de septiembre de 1975. Tampoco las haremos en el orden original. Este recital no será una réplica de aquel show. Habrá bastantes canciones de aquellos conciertos, pero también otras que a mi juicio debieron haber estado y no estuvieron.

Nito Mestre se ríe de la cantidad de gente que en estos cincuenta años le dijo que había ido al Adiós Sui Géneris

-¿Por qué?

-Porque en ese momento estábamos medio obsesionados con tocar lo de Instituciones y dejamos afuera temas que eran los históricos de Sui. Y aparte había otra cosa, eran dos funciones y teníamos un horario muy apretado, no podíamos hablar mucho en el medio del show porque se iban las horas. Entonces fue todo muy acotado, porque a la hora y media o dos tenían que salir 13.000 personas del estadio y entrar inmediatamente otras tantas. Así que los shows no fueron muy largos.

-O sea que fueron 26.000 los asistentes y no 30.000, como siempre se dijo.

-La cuenta real es esa. La otra cuenta es que fueron 250.000 personas, ya que más o menos esa es la cantidad de personas que a lo largo de estos 50 años me aseguraron que habían asistido… A algunos se los digo en la cara: ¿pero si vos ni siquiera habías nacido? ¿Y sabés lo que me contestan? “Pero yo recuerdo que fui” (risas).

-Volvamos a la lista de canciones…

-Uno de los temas que haremos es “Juan Represión”. Con ese tema me pasó algo gracioso hace poco. Se me ocurrió entrar a una página de IA, y preguntar por la interpretación de su título. Y la respuesta fue: “Se trata de un tema escrito por Charly García, sobre Juan Domingo Perón, en el que el autor expresa claramente su tendencia antiperonista (risas) ¡Te juro! Le saqué foto porque nadie me iba a creer. Y nada que ver, “Juan Represión” es sobre un antihéroe, una víctima de la sociedad, alguien que fue marginado y olvidado y termina mal. También haremos “Botas locas”, que en aquel entonces hicimos sólo en la segunda función por temor a que la policía nos llevara presos en la primera y se pudriera todo. Y de los temas que no formaron parte de aquel Adiós Sui Generis y si estarán en el A 50 años del Adiós, te puedo nombrar, por ejemplo, a “Necesito”, que en esa época se cantaba todo el tiempo en la casa de todo el mundo y sin embargo, nosotros, como bien pendejos que éramos, nos cagamos en la gente y no lo hicimos.

Charly y Nito días atrás, en la reunión de PorSuiGieco

-¿Qué recuerdos tenés de aquellos dos recitales históricos en el Luna Park?

-Como soy medio ansioso y no me gusta llegar tarde a ningún lado, un día antes de los recitales, el 4 de septiembre, me instalé en un hotel que estaba a la vuelta del Luna Park. Ese día lo que más me llamó la atención fue ver a los chicos en la calle haciendo fila para los conciertos que sucederían un día después. Yo nunca había visto algo así.

-¿Algún otro recuerdo?

-Entrar al Luna Park y pegar un grito en medio del estadio vacío para ver cómo sonaba. Era un club de boxeo, no había parantes ni nada de nada. Pensé: “Ay, Dios, ¿qué voy a hacer acá?“. Es que no teníamos monitores de piso. Empecé a rezar para que viniera mucha gente y “chupara” todo el vacío, cosa que después sucedió. Después algo gracioso que pasó, o no tanto, fue la firma del contrato para hacer la película. Charly y yo lo firmamos el mismo día de los recitales, antes de la prueba de sonido y como estábamos con la cabeza en otra cosa, parece que se nos cayó del pantalón a ambos y lo perdimos. Conclusión: nunca pudimos cobrar un peso por nuestra participación en el rodaje.

-¿Los dos conciertos fueron al hilo? ¿Tuvieron tiempo de descansar entre uno y otro?

-El primero supongo que fue a las 20.30 o 21, no me acuerdo bien. Y los dos fueron al hilo, sí. Para mí fue todo una bola. No me acuerdo específicamente qué pasó entre el primero y el segundo. Creo que lo borré de la memoria porque me dio pánico pensar cómo iban a hacer para sacar tanta gente del estadio y volver a meter esa misma cantidad un rato después, y todo eso en medio de un momento social en el que de repente se podían llevar presa a la gente que aguardaba por entrar al estadio, cosa que a algunos realmente les pasó. Por ejemplo, no hace mucho, le pregunté a Miguel Ángel Erausquin, del dúo Pastoral, si él había asistido al Adiós y me contestó: “Sí, yo fui, pero me perdí el recital porque me metieron en cana”. Parece que justo pasó un micro y se llevó un montón de pendejos que esperaban para entrar.

Nito y Charly no cobraron un peso por la película de Adiós Sui Géneris: perdieron los contratos que habían firmado

-Recién nombraste a la película, que además de tramos de los recitales incluye escenas de ficción. En una aparecen las hermanas Pons y en otra toda la banda, con vos y Charly travestidos. ¿Qué tal resultó aquella experiencia como actores?

-Ah, nos cagamos de risa. Esas escenas se filmaron después, pero al toque, también en septiembre. Y en un estudio de cine. En la escena en que aparecen las hermanas Pons se escucha el tema “Nena”, que después devino en “Eiti leda”. La idea de personificar a la familia de Mr Jones fue mía, y me pareció natural hacer de la abuela. Siempre me dijeron que tenía cara de abuela, así que… En ese entonces no existía la figura del vestuarista, pero Juan Oreste Gatti –encargado de dirigir ese segmento- nos envió a una casa de vestimenta para cine, en la Avenida de Mayo, y ahí conseguimos todo. Luego, el día de la filmación, me pasó algo muy curioso. Yo salí del camarín vestido de abuela, todo maquillado y con la peluca puesta, y pasé al lado de unas amigas que habían ido a ver el rodaje. ¡No me reconocieron! Tuve que decirles varias veces: ¡Soy Nito, soy Nito!

-En la escena que protagonizaron se los percibe muy sueltos.

-Es que en cada toma nos chupamos todo. Y fueron muchas tomas, porque nos decían: “Suéltense, suéltense, suéltense”. Y nosotros le respondíamos: “Traigan vino bueno, entonces”. Bueno, cuando filmamos la última toma (que consistió en una alocada cena familiar) ya estábamos completamente en pedo. Y esa fue la mejor toma, obviamente. Charly hizo de la madre de la familia, Rinaldo del padre, Juan Rodríguez del hijo y yo, de la abuela.

-Por último, ¿Charly será de la partida en A 50 años del Adiós? ¿Lo invitarás?

-Charly siempre está invitado. Sería una gran alegría tenerlo en la sala, aunque sea como espectador. Los 50 años de Adiós Sui Géneris lo ameritan. Pero con él nunca se sabe. Veremos.

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