A menos de 24 horas del fuerte movimiento telúrico que sacudió la capital peruana, un nuevo temblor sorprendió a Lima y Callao, generando inquietud entre los habitantes que aún no se reponían del sismo anterior. El Instituto geofísico del Perú (IGP) confirmó que se trató de un sismo de 4.2, cuyo epicentro volvió a ser el Callao.
El sismo se localizó a 32 kilómetros al oeste de la Provincia Constitucional del Callao, en la región de Callao – Lima, y alcanzó una magnitud de 4.2 en la escala de Richter, según el reporte emitido por el Instituto Geofísico del Perú (IGP). El evento sísmico ocurrió el 16 de junio de 2025 a las 12:40:17, con una profundidad de 56 kilómetros.
Según el reporte oficial, la intensidad III implica que el movimiento fue sentido por algunas personas dentro de edificios, especialmente en pisos altos, pero no causó alarma generalizada ni interrupciones en los servicios básicos. El evento fue registrado y analizado por los sistemas de alerta del IGP, que publicaron la información en tiempo real para conocimiento de la ciudadanía y las autoridades locales.
Advierten que Lima no resistiría un sismo de gran magnitud
El reciente sismo de magnitud 6,1 que estremeció Lima y Callao fue suficiente para generar alarma en la población, pero especialistas aseguran que solo se trató de una advertencia ante un peligro mucho mayor. Hernando Tavera, presidente ejecutivo del Instituto Geofísico del Perú (IGP), advirtió que un terremoto de 8,8 –como el que se espera estadísticamente para la costa central– sería unas 500 veces más poderoso y devastador que el registrado el pasado domingo.
La vulnerabilidad de la capital ante un evento de tal magnitud es motivo de creciente preocupación entre los expertos. Según Tavera, gran parte del problema radica en la masiva autoconstrucción sin supervisión técnica adecuada que caracteriza a muchos sectores de Lima Metropolitana. “El 80% de las viviendas no está diseñada ni preparada para absorber la energía de un sismo fuerte o un terremoto”, advirtió el jefe del IGP. En un escenario extremo, se calcula que una sacudida de esas proporciones provocaría el colapso simultáneo de miles de edificaciones, especialmente en asentamientos urbanos y zonas periféricas donde predominan construcciones de material informal y deficientes estructuras.
El pasado movimiento dejó grietas en viviendas, caída de objetos y fisuras en algunas infraestructuras, pero fue principalmente un recordatorio de la situación crítica de la preparación sísmica en Lima. Voces técnicas insisten en que la falta de fiscalización y el crecimiento desordenado de la ciudad intensifican el riesgo. Además, recalcan que la gran mayoría de ciudadanos desconoce el estado real de sus viviendas y no cuenta con planes efectivos de evacuación ni mochilas de emergencia.
El mensaje de los especialistas es claro: el sismo reciente solo fue una muestra de lo que podría ocurrir si no se actúa con urgencia. Una tragedia de proporciones históricas podría estar a la vuelta de la esquina si no se priorizan la prevención, la educación y la refacción estructural de viviendas y edificios en toda la capital.
399 sismos en el 2025
De acuerdo con el Instituto Geofísico del Perú (IGP), el país ha experimentado 399 sismos en lo que va del año 2025, con un promedio superior a un movimiento telúrico diario. Solo en junio, se reportaron 29 temblores. La mayoría de estos eventos no provocó daños materiales ni víctimas, pero varios fueron percibidos por la población, lo que refuerza el llamado de las autoridades a mantener la preparación y prevención.
El sismo más significativo se produjo el 15 de junio, con una magnitud de 6,1, localizado a 30 kilómetros al suroeste del Callao. Este evento causó alarma en Lima y zonas costeras, generando desprendimientos en acantilados de la Costa Verde y afectaciones en la infraestructura. Ese mismo día, se registró otro temblor de magnitud 3,6 en la misma zona, y otros movimientos de menor intensidad en regiones como Puno y Cajatambo.
Las autoridades, junto con el IGP y el Indeci, han instado a la ciudadanía a estar informada a través de medios oficiales y contar siempre con una mochila de emergencia bien equipada. Estas recomendaciones persiguen minimizar riesgos y responder adecuadamente ante cualquier eventualidad sísmica en el territorio peruano, que se mantiene como una de las zonas más activas sísmicamente en Sudamérica.