Ofelia Medina, protagonista de Frida, naturaleza viva, compartió en entrevista con Yordi Rosado momentos únicos que vivió mientras interpretaba a Kahlo.
Ofelia pudo acostarse en la cama real de Frida
En la plática, la actriz confesó: “Estoy acostada en la cama de Frida, en la película es la de Frida, a nadie le importaba, Yordi”.
Además, tuvo la oportunidad de usar uno de los corsets reales de Frida y recibió un regalo muy especial:
“Xóchitl me regaló una pulsera que Frida le dio a su mamá, su mamá a Xóchitl y Xóchitl a mí”.
Para Ofelia, estos objetos representaron un puente directo hacia la vida de la pintora, su sufrimiento y su fuerza:
“Todos vemos a Frida con las flores, pero ella era una mujer con un sufrimiento, un dolor, una soledad y un sentimiento de abandono de Diego que era increíble de creer, era una mujer que sufría mucho”.
La obsesión que nació desde los 11 años
Su fascinación por Frida comenzó en la primaria. Durante una visita escolar a la Casa Azul, Medina quedó hipnotizada: “Desde el color, dije: ‘órale’, muy diferente de las casas yucatecas y de México que se empezaban a llenar de flores de plástico. Entramos y tuve desde el primer momento excitación ante esta explosión de formas, colores”.
Su parecido con la artista también la marcó:
“Cuando llegamos a ver el primer autorretrato de Frida, mis amigas dijeron: ‘te pareces’ y una sacó un bolígrafo y me pintó las cejas. A la Frida joven y de niña sí me parecía mucho. Me fascinó parecerme, me pareció inquietante, misterioso. El personaje me atrajo, me hipnotizó de por qué tiene bigote, qué es ese chango, ese mundo”.
Desde entonces, organizaba visitas mensuales con amigas al museo: “Para mí a los 11 años se abrió un mundo y desde entonces me obsesioné con Frida. Mi respiración se alteraba, me provocaba emoción muy fuerte”.
Preparación de la película y el acercamiento a la verdadera Frida
Ofelia profundizó en la vida de Frida a través de sus cartas, ya que no tuvo acceso completo a su diario: “Poca gente ha leído su diario, porque estaba abierto en una sola página (..) pero yo había tenido acceso a sus cartas”.
El rodaje fue un proyecto de pasión más que de dinero: “Manolo pone el dinero de la película y renta de las cámaras y focos, porque el fotógrafo trabajó gratis, escenografía también, tu servidora, el que hizo de Diego, el editor, los principales no cobramos, no solo no cobramos, sino que llevábamos nuestras tortas, no había lunch”.
Finalmente, Medina resaltó la inteligencia y dedicación de Frida: “Era una mujer inteligentísima, ninguna pelada mal hablada como la gente cree. Para ver lo que hicieron ella y Diego, Diego pintó kilómetros de murales, se levantaban a las 5 am trabajaban como locos y luego viva la vida. Pero eran militantes, intelectuales, entonces Frida hablaba muchos idiomas, leyó lo del partido de comunismo de alemán”.