El comercio mundial de bienes podría enfrentar un freno casi total en 2025. Así lo advirtió la Organización Mundial del Comercio (OMC), que recortó su estimación de crecimiento al 0,1% para el próximo año, como consecuencia directa de la guerra arancelaria impulsada por Estados Unidos. La nueva proyección representa un cambio abrupto respecto a la previsión anterior, que estimaba un crecimiento del 2,5%.
El organismo multilateral, con sede en Ginebra, atribuye este panorama al endurecimiento de la política comercial estadounidense, que en abril comenzó a aplicar nuevos aranceles que desincentivan el intercambio internacional. La OMC advierte que esta política ya está generando efectos significativos, no solo en los flujos comerciales, sino también en las cadenas logísticas globales, incluyendo a las economías latinoamericanas que dependen del acceso a los mercados centrales.
Auge anticipado y caída posterior
El informe destaca que, antes de la aplicación de los nuevos aranceles, hubo un aumento inusual en las importaciones de América del Norte, particularmente de Estados Unidos, cuyas compras externas crecieron un 25% en el primer trimestre de 2025 respecto al mismo período del año anterior. Este fenómeno, interpretado como un adelantamiento de compras, generó un pico de actividad logística internacional y una mayor presión sobre las infraestructuras portuarias, de transporte terrestre y aérea, especialmente en Asia y América Latina.
Sin embargo, la tendencia se revirtió rápidamente. En abril y mayo, una vez implementadas las medidas, las importaciones estadounidenses se desaceleraron drásticamente, con un crecimiento de apenas el 1%. Según la OMC, esto preanuncia una retracción generalizada del comercio para el resto del año, que impactará de forma directa en las operaciones logísticas internacionales y regionales.
“La combinación de inventarios ya abastecidos y la aplicación efectiva de los nuevos aranceles pesará sobre la demanda global”, señala el informe. Esta situación podría derivar en una caída en la demanda de servicios logísticos, cancelación o reprogramación de rutas, y en un exceso de capacidad en determinados segmentos del transporte, como el marítimo y el aéreo.
América Latina, entre la incertidumbre y la dependencia comercial
Si bien el informe de la OMC no desagrega el impacto por regiones, América Latina aparece como una zona especialmente vulnerable. La dependencia de muchos países latinoamericanos respecto a las exportaciones de bienes primarios —como productos mineros, combustibles y manufacturas básicas— los expone a un doble riesgo: menor demanda externa y caída de precios.
La situación es particularmente sensible en países exportadores hacia EE.UU. y China, los dos principales polos de la guerra arancelaria. Con la caída de los flujos comerciales entre estos gigantes, los corredores logísticos que los conectan con América Latina podrían sufrir una importante descompresión, lo que pondría en riesgo empleos y negocios ligados al transporte, almacenamiento y servicios aduaneros.
Además, los productos de automoción, combustibles y productos mineros, que concentran gran parte de las exportaciones regionales, fueron los que más retrocedieron en el arranque del año, con una contracción del 4%, según el informe.
Reconfiguración de rutas y cadenas de valor
Otro aspecto destacado del informe es el desplazamiento del comercio hacia sectores específicos. Los bienes de oficina y telecomunicaciones crecieron un 16% en términos de valor en los primeros meses del año, seguidos por productos químicos (12%). Esta reconfiguración de la demanda también puede tener implicancias logísticas, al modificar los destinos más frecuentes, los tipos de carga y los actores principales de la cadena de suministro.
En este contexto, se espera que los operadores logísticos deban adaptar su capacidad instalada a los nuevos patrones de comercio. Por ejemplo, el auge temporal en las importaciones de tecnología podría haber generado cuellos de botella en zonas portuarias o depósitos de alta rotación, mientras que la retracción posterior obligará a ajustar costos y capacidades operativas.
Incertidumbre prolongada
Con este nuevo escenario, la OMC lanza una señal de alerta para los países y empresas que dependen del comercio exterior. El 2025 se perfila como un año de alta incertidumbre para la logística global, donde las decisiones políticas de las grandes potencias tendrán un efecto dominó sobre múltiples actores de la cadena.
Para América Latina, el desafío será doble: sostener su competitividad en un escenario de menor demanda global, y al mismo tiempo adaptarse a una posible relocalización de las cadenas de valor. La resiliencia logística, la diversificación de mercados y el desarrollo de infraestructura estratégica serán claves para enfrentar el nuevo escenario.