OpenAI ha finalizado el proceso transformador que la convierte oficialmente en una empresa privada orientada al beneficio económico, dejando atrás su estatuto fundacional de organización sin fines de lucro. Este cambio, impulsado por Sam Altman, su CEO y cofundador, representa una ruptura con el modelo de laboratorio abierto originalmente concebido por los miembros fundadores, entre los que figura Elon Musk.
A partir de ahora, la entidad sin fines de lucro pasa a denominarse OpenAI Foundation y asume un papel de accionista clave en la nueva configuración societaria, que busca combinar la innovación en inteligencia artificial con la obtención de capital y la proyección filantrópica.
El propósito de la nueva OpenAI
La transformación institucional marca el comienzo de una nueva etapa en la que la OpenAI Foundation será la responsable de una participación equivalente a unos 130.000 millones de dólares en la división con fines de lucro, de acuerdo con datos de la empresa. Esta cifra la posiciona como una de las entidades filantrópicas con mayor capacidad de financiación a nivel global.

En la estructura accionaria, la fundación ostenta el 26%, mientras que empleados e inversores actuales y pasados controlan el 47%. El resto del capital se reparte en fondos y socios estratégicos.
OpenAI destaca que la misión continúa centrada en que “la IAG beneficie a toda la humanidad”, aclarando que los esfuerzos filantrópicos dependerán del éxito económico de la empresa, ya que “cuanto más éxito tenga OpenAI como empresa, mayor será el valor de su participación accionaria, que la organización utilizará para financiar su labor filantrópica”.
Acuerdo de OpenAI con Microsoft
Esta evolución societaria se acompaña de un mayor afianzamiento de la relación con Microsoft. Ambas empresas han cerrado un nuevo acuerdo que contempla escenarios a futuro ante el eventual desarrollo de una inteligencia artificial general (IAG), definida como un sistema hipotético que podría superar la capacidad intelectual humana.

Microsoft, que lleva invertidos más de 13.000 millones de dólares en OpenAI desde 2019, mantiene ahora una participación del 27% tras la reconversión, valuada en unos 135.000 millones de dólares, lo que representa una reducción respecto al 32,5% anterior.
La firma tecnológica explica que “una vez que OpenAI declare la IAG, dicha declaración será verificada por un panel de expertos independiente”. Además, Microsoft no renuncia a sus derechos tecnológicos: “Los derechos de propiedad intelectual de Microsoft, tanto para modelos como para productos, se extienden hasta 2032 e incluyen modelos posteriores a la IAG, con las medidas de seguridad adecuadas”, precisa su comunicado.
Cómo OpenAI se transformó en una empresa con fines de lucro
El camino hacia la consolidación de la nueva OpenAI no ha sido sencillo. La empresa debió superar más de un año de negociaciones con las fiscalías generales de California y Delaware, imprescindibles para la aprobación de la reestructuración. Sin esa autorización, el proyecto no habría podido seguir adelante.
El proceso ha provocado reacciones en diversos sectores, en especial de Elon Musk, que ha demandado a la empresa de Sam Altman, en un intento por frenar la conversión definitiva al modelo de lucro. Musk, quien fue uno de los fundadores del laboratorio de investigación sin fines de lucro en 2015, ha criticado públicamente el cambio de rumbo y el giro empresarial emprendido por la organización.
Con esta reconversión, OpenAI busca capitalizar el desarrollo de productos como ChatGPT, alineando su estructura financiera con la perspectiva de liderar la carrera mundial por la inteligencia artificial avanzada, sin dejar de lado su promesa fundacional de garantizar que los avances beneficien a la sociedad global.
