El reciente acuerdo entre el Estado de Israel y el grupo terrorista palestino Hamas para el intercambio de secuestrados israelíes por al menos 2.000 prisioneros palestinos, alcanzado tras meses de arduo conflicto en la Franja de Gaza, generó una ola de reacciones políticas en Colombia.
La noticia, que involucró la mediación de Egipto, Catar, pero principalmente de Estados Unidos y con la participación directa de Donald Trump tras su regreso a la presidencia estadounidense a comienzos de 2025, se convirtió en un catalizador para el debate nacional sobre liderazgo y política exterior.
Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel
El pacto, anunciado en la tarde del miércoles 8 de octubre de 2025, contempla la liberación de decenas de rehenes a cambio de prisioneros palestinos, en un contexto de guerra iniciado en octubre de 2023.
La intervención de Washington, junto a los gobiernos egipcio y catarí, resultó decisiva para destrabar las negociaciones, según los actores involucrados. Trump, que había manifestado su intención de “poner fin a la guerra en Gaza” desde su retorno a la Casa Blanca, asumió un papel central en la resolución del acuerdo.
En Colombia, la noticia tuvo un eco inmediato, especialmente entre figuras de la oposición, quienes aprovecharon la coyuntura para destacar el liderazgo de Trump y contrastarlo con la gestión del presidente Gustavo Petro.
El concejal de Bogotá, Daniel Briceño, fue uno de los primeros en pronunciarse, señalando: “Trump ‘el guerrerista’ logra los primeros acuerdos para acabar la guerra entre Israel y Hamás en Gaza. Petro el ‘pacifista’ propone la creación de un ejército de la humanidad al cual nadie se inscribió”.
Briceño aludió así a la propuesta de Petro en Naciones Unidas en 2024, donde el mandatario colombiano sugirió la formación de una fuerza internacional por la paz, iniciativa que no prosperó.
El senador Carlos Felipe Mejía, del Centro Democrático, también celebró el acuerdo y agradeció al presidente Trump por lo que calificó como “el gran logro de la paz en Gaza”.
Mejía extendió su mensaje al contexto latinoamericano, pidiendo al mandatario estadounidense que “logre la paz de América Latina” y mencionando al presidente venezolano Nicolás Maduro.
Por su parte, Juan Carlos Pinzón, precandidato presidencial, felicitó a Trump y a su equipo, así como al secretario de Estado, Marco Rubio, por las gestiones en Medio Oriente.
Pinzón subrayó que “la paz a partir de la fuerza es posible. Sin megáfonos ni delirios”, en una referencia indirecta al estilo discursivo de Petro, y expresó su esperanza de que el fin del régimen de Maduro sea el siguiente objetivo.
La senadora María Fernanda Cabal, también precandidata presidencial, fue más enfática al afirmar: “El presidente Trump cumple. Primer paso para la paz: un acuerdo entre Israel y el grupo terrorista Hamás. El de aquí se puso del lado de los criminales que lo aplaudieron y nada logró más que el desprestigio mundial”.
Cabal hizo referencia a las intervenciones de Petro en foros internacionales, donde el presidente colombiano ha criticado la ofensiva israelí en Gaza.
A estas voces se sumó la periodista y precandidata presidencial Vicky Dávila, que felicitó a Trump por el acuerdo y afirmó: “Los secuestrados regresarán a casa. Eso sí es ser un líder mundial. No como Petro que no logra nada con su teatro que nos avergüenza”.
Mientras la oposición colombiana utilizó el acuerdo para exaltar el liderazgo de Trump y cuestionar la política exterior de Petro, desde el Gobierno no se emitió un pronunciamiento oficial al cierre de la jornada.
El debate sobre la política exterior colombiana y la alineación del país en conflictos internacionales volvió a cobrar fuerza. Sectores de la oposición presentaron el acuerdo como evidencia de la eficacia de un liderazgo pragmático y de resultados, mientras que los aliados de Petro insistieron en la necesidad de construir una paz duradera basada en el respeto al derecho internacional y los derechos humanos.
El contraste entre la diplomacia de acción y la diplomacia de principios se convirtió en el eje de la discusión pública.