La osteopenia, una condición silenciosa que debilita los huesos de forma progresiva, afecta a millones de personas en el mundo y suele pasar completamente desapercibida pese a que, si no se trata a tiempo, puede desembocar en una enfermedad muy grave: la osteoporosis.
La osteopenia no es una enfermedad en sí misma, sino una fase intermedia entre un hueso sano y un hueso osteoporótico. Es decir, una disminución en la densidad mineral ósea que no alcanza aún los niveles de fragilidad extremos de la osteoporosis, pero que ya supone un riesgo importante para la salud ósea.
La única forma fiable de detectar la osteopenia es mediante una densitometría ósea, que es una prueba rápida e indolora que mide la cantidad de calcio y otros minerales presentes en un segmento del hueso (generalmente la cadera o la columna).
Causas de la osteopenia
La pérdida de densidad ósea es algo natural con la edad. A partir de los 30 años, todos empezamos a perder masa ósea gradualmente. Sin embargo, en algunas personas, esta pérdida se acelera debido a distintos factores. Los más comunes son:
- El envejecimiento, especialmente en mujeres posmenopáusicas debido a la caída de estrógenos.
- Antecedentes familiares de osteoporosis u osteopenia.
- Dieta pobre en calcio y vitamina D, esenciales para mantener huesos fuertes.
- Falta de actividad física, especialmente ejercicios de fuerza o impacto.
- Consumo de tabaco o alcohol en exceso.
- Trastornos alimentarios o enfermedades como el hipertiroidismo.
- Uso prolongado de ciertos medicamentos, como corticoides o anticonvulsivos.
En muchas ocasiones, estas causas se combinan sin que la persona lo note, haciendo que el desgaste óseo avance silenciosamente.
Síntomas de la osteopenia
Un factor muy complejo de la osteopenia es que no suele presentar síntomas evidentes: muchas personas descubren que la padecen por casualidad, al hacerse una prueba de densitometría ósea por otros motivos o tras sufrir una fractura leve ante un golpe que no debería haber causado daño.
En algunos casos, puede manifestarse con dolores vagos en huesos o articulaciones, pérdida de estatura con el tiempo o una postura encorvada, pero estos síntomas suelen aparecer ya en fases más avanzadas del deterioro óseo.
¿Se puede frenar y tratar la osteopenia?
La buena noticia es que la osteopenia se puede tratar y revertir en muchos casos si se actúa a tiempo. El objetivo del tratamiento es frenar la pérdida ósea y fortalecer los huesos, evitando que se llegue a la osteoporosis. Las principales recomendaciones de los profesionales incluyen:
- Dieta rica en calcio y vitamina D: lácteos, pescados como el salmón o las sardinas, frutos secos, legumbres y vegetales de hoja verde.
- Suplementos si la dieta no es suficiente, siempre bajo supervisión médica.
- Ejercicio físico regular: caminar, correr, subir escaleras o levantar peso ligero fortalece los huesos.
- Evitar alcohol y tabaco, factores de riesgo claros.
- En algunos casos, el médico puede recomendar medicación específica para proteger el tejido óseo, aunque esto se reserva generalmente para pacientes con mayor riesgo.
La osteopenia es un aviso de que los huesos empiezan a debilitarse y es el momento de actuar. Cambiar hábitos, moverse más, comer mejor y hacerse revisiones regulares pueden marcar la diferencia entre una vida con huesos fuertes o una vejez marcada por fracturas, dolor y pérdida de autonomía.