Rita Suárez estacionó ayer su Renault Sandero entre las calles Miró y Florio de la localidad de Villa Luzuriaga. En el vehículo también estaba su hijo de 15 años. Faltaban pocos minutos para que el reloj marcara las 18.30, horario en el que su hija de 18 debía culminar su clase de canto de los jueves en una casa ubicada a 20 metros. En ese breve lapso, tres delincuentes se abalanzaron sobre el vehículo y, tras querer forzar la puerta del conductor sin éxito, le dispararon a quemarropa delante del menor y se dieron a la fuga de inmediato.
La mujer era vecina de Isidro Casanova y trabajaba como preceptora en una escuela secundaria de González Catán, todas localidades del Partido de La Matanza, que registró su segundo crimen en un hecho de asalto en las últimas 24 horas tras el asesinato otra joven de 23 años el miércoles en Laferrere.
Uno de los sospechosos fue identificado y atrapado a las horas por la Policía Bonaerense tras registrar la compra de una botella de agua con una billetera virtual en un comercio a 450 metros del delito. El brutal hecho conmocionó a los vecinos de la zona, que socorrieron a la víctima en el acto, pero no pudieron evitar su trágico final.
“Acá vive mi mamá, que ayer me llama por teléfono desesperada y me dice ‘hija, dispararon al lado de la ventana que da a mi habitación’, donde ella estaba casualmente sentada. En ese momento, me vine corriendo y acá me encontré con los vecinos intentando asistir a la víctima y a ese hijo que estaba desesperado gritando ‘me arruinaron la vida’. Su mamá estaba recostada con el tiro que le ingresó por el hombro”, describió Silvia en diálogo con LA NACION y contó que por el impacto emocional de lo que le tocó vivir apenas logró dormir la última noche. “Ver como ese papá le da la noticia a los nenes que su que su mamá ya no estaba más fue muy fuerte”, agregó.
Al lugar nunca llegó ninguna ambulancia ya que en el municipio que conduce Fernando Espinoza no funciona el Sistema de Atención Médica de Emergencias (SAME), un reclamo de los vecinos atravesado por disputas políticas que vienen desde los tiempos en los que gobernaba María Eugenia Vidal y se llevó implementó en la provincia de Buenos Aires ese esquema de atención de urgencias, pero que por falta de acuerdo nunca se radicó en algunos distritos bonaerenses gobernados por el PJ, como el matancero, que por entonces conducido por la actual vicegobernadora Verónica Magario.
“No hay ambulancia, hasta acá no llegó ninguna hasta este momento desde ayer. Tampoco sabemos a dónde llamar para pedir una ambulancia porque en La Matanza no hay SAME”, cuestionó Silvia, una vecina de la escena del crimen.
La víctima tuvo que ser trasladada en estado crítico por los propios vecinos a la clínica Cruz Celeste en San Justo, donde finalmente falleció.
Otra mujer, que vive en la misma cuadra, no pudo evitar mostrarse conmocionada por el crimen. “Estoy muy angustiada con la situación. Fue terrible escuchar al hijo gritando por su mamá… yo tengo hijos también. Estoy muy mal con esto que pasó”, dijo con reserva de su nombre y rescató “el corazón de los vecinos para involucrarse en un momento tan duro”.
“A partir de las 7 de la noche ya no salgo más para nada”
El violento hecho alteró el ritmo pausado de esta zona residencial de habitantes de clase media y casas bajas en Villa Luzuriaga. “Es un barrio tranquilo y típico de clase media donde hay familias de trabajadores, de profesionales y gente joven”, describe un jubilado mientras pasea a su perro. De todas formas, expresa que los hechos de inseguridad se han vuelto moneda corriente en los últimos años, que el uso de las rejas que antes no eran necesarias se multiplicaron para reforzar los ingresos de las viviendas y que los vecinos tienen un WhatsApp para organizarse por su cuenta, advertir a la Policía y prevenir hechos delictivos.
“Acá a una cuadra hace 20 días quisieron entrar a robar una moto, saltaron las rejas del frente de un edificio de dúplex. Como no pudieron abrir la puerta para sacarla, se escaparon. Después, hace dos meses le robaron al novio de Daniela, la kiosquera que salió a ayudar a la mujer que ayer mataron”, enumera el hombre mayor de 70 años, quien prefirió reservar su nombre. En ese contexto, marca una de las principales reglas con las que vive: “A partir de las 7 de la noche ya no salgo más para nada”.
Durante la tarde, por su parte, el mercado chino que resultó clave para dar con uno de los sospechosos permaneció cerrado. Ubicado en Labardén al 2900, algunos de los vecinos de esa parte de la localidad también contaron episodios de inseguridad. “Hace un año evitamos que le roben una camioneta a uno de los propios dueños del mercado. Se la estaban queriendo abrir, mi marido gritó ‘policía’ y se fueron”, relató una mujer que vive a dos casas del comercio, donde las rejas llega hasta el metro de altura y en la parte superior se cuentan reforzadas por alambres de púa.
A 13 kilómetros del lugar donde fue asesinada Suárez había caído mortalmente baleada, apenas 24 horas antes, una joven de 23 años. El miércoles por la tarde, cuatro motochorros armados asesinaron a sangre fría a Esmeralda Bustamante tras abrir fuego en un intento de robo. La víctima circulaba en moto junto con su hermana, Emilce Aldana Bustamante, una oficial de la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas (UTOI) de la Policía Bonaerense, que fue herida y se salvó de milagro. Las muertes de Suárez y Bustamante no fueron episodios aislados en La Matanza. Todo lo contrario.
De acuerdo con el estudio realizado por el Ministerio Público provincial, en 2024 fueron asesinadas 848 personas en territorio bonaerense. El 17,3 % de esas víctimas correspondió a asesinatos ocurridos en el partido de La Matanza. En dicho distrito, además, se registró una de las mayores tasas de homicidios de la provincia con 8,11 asesinatos por cada 100.000 habitantes.