Pablo Giralt: la emoción de relatar a Messi, el peso de la crítica y el sueño cumplido en París

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Pablo Giralt es un periodista y relator deportivo argentino nacido en Venado Tuerto, provincia de Santa Fe. Desde joven, mostró una profunda pasión por el fútbol y el relato, influenciado por su entorno familiar futbolero. Estudió periodismo deportivo y comenzó su carrera profesional en 1999 en Torneos y Competencias.

En 2005, se incorporó a DirecTV Sports, donde cubrió eventos internacionales y nacionales, incluyendo los Mundiales de 2006, 2010, 2014 y 2018, así como los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y Río 2016. Desde 2017, ha sido una figura destacada en TNT Sports, relatando partidos de la Primera División argentina y conduciendo programas como Pelota Parada.

Su estilo se caracteriza por una mezcla de objetividad y emoción, buscando transmitir la pasión del fútbol sin caer en la exageración. En 2020, amplió su presencia en los medios al relatar los partidos de la Selección Argentina para la Televisión Pública y en 2023, comenzó a relatar partidos de la Copa Libertadores por Telefe.

Giralt relató numerosos partidos de la Selección, incluyendo el histórico triunfo en el Mundial de Qatar 2022. Su emotivo relato tras el gol de Gonzalo Montiel en la final, que le dio a Argentina su tercer título mundial, se volvió viral.

En octubre de 2022, Giralt tuvo la oportunidad de entrevistar a Lionel Messi en persona. Durante la entrevista, se emocionó hasta las lágrimas y le agradeció al Leo por su carrera y por representar a Argentina. Para Giralt, relatar a Messi es más que un trabajo; es un sueño cumplido y una muestra de su amor por el fútbol argentino.

Pablo Giralt: “Relaté el 80 por ciento de los partidos de Messi”. (Gustavo Gavotti)

Leo: — ¿Es muy susceptible el fútbol argentino a los comentarios y la crítica?

Pablo: — El ser humano es muy susceptible. Nosotros no nos bancamos una crítica…

Leo: — Pero viste que el fútbol tribunero es difícil. Un jugador que se fue a otro club, aunque se vaya bien, no puede gritar el gol porque se van a ofender…

Pablo: — Se ha tergiversado absolutamente todo. Y en el fútbol si la acción es penal, se te enoja el otro equipo. Si no fue penal, pasó tal cosa. Siempre está todo bajo sospecha.

Leo: — ¿Te dicen: “Vos debés ser hincha de tal o cual”?

Pablo: — Sí. “Decilo, decilo, díganlo”, es la típica. Pero creo que el ser humano es muy susceptible. Cualquiera de nosotros cuando alguien nos hace una crítica, al principio no lo tomas a bien. El futbolista, el deportista en general, está todo el tiempo siendo criticado. No importa los mil tiros que metió Jordan, importan los…

Leo: — Los 600 que falló (risas). Es así.

Pablo: — Pasa eso todo el tiempo. O no importan los goles que metió tal, importan los que erró. Estamos en un momento muy difícil. Y además el simpatizante, el hincha, está muy susceptible, bombardeado por los medios y las redes sociales que trajeron algo que es maravilloso, que es pluralidad. Ahora tenemos la posibilidad de tener todo tipo de contenidos y demás, y eso es maravilloso y me encanta, pero a veces no hay una especie de control de calidad. Cada uno dice lo que se le canta y ahí es donde a mí, que vengo de la vieja escuela, me incomoda un poco porque eso genera violencia, enojos

Leo: — Con respecto a las redes, ¿le das bola a las críticas?

Pablo: — Más o menos. Antes sí, ahora directamente casi que no leo comentarios ni buenos ni malos porque yo sé cuando laburé mal, cuando dije algo que no estuvo bien y soy el primero en corregirlo. Y sé cuándo hice las cosas más o menos bien. Y el elogio a veces es un poco efímero, también. No hay que creérsela. “Sos un fenómeno”, te dicen. Es mi laburo, lo tengo que hacer y me preocupa que el próximo partido lo haga mejor todavía, seguir con esa vara muy alta de perfeccionismo que me daña tanto. Pero que necesito.

Leo: — ¿Sos muy exigente?

Pablo: — Muy exigente, conmigo y con todo. Muy perfeccionista. El sonido tiene que andar bien, yo voy muy temprano a la cancha, preparo todo, tengo mis auriculares, mi micrófono. Tengo toda mi rutina…

Leo: — ¿Duelen las críticas, los comentarios o ya se te hizo habitual?

Pablo: — Yo siempre le digo a mis amigos que el mejor parámetro que tengo es cuando vas a la cancha de Boca y dice: “¡Eh, gallina!”. Y vas a la de River y te gritan: “Bostero”. Ahí digo: “Estoy haciendo las cosas bien” (risas). Pero es así, forma parte de nuestro laburo y nosotros nos exponemos muchas veces menos que el comentarista que tiene que definir situaciones polémicas. Tratamos hacer nuestro laburo. Te metés en alguna opinión para colaborar con el comentarista, pero no tenemos el quilombo que tienen ellos. Sí se transformó un terreno muy hostil. Cuando hay selecciones es hermoso y es un placer. Pero cuando es el fútbol doméstico la gente está muy enojada por todo y hay muchas teorías conspirativas. Y en esa situación nadie colabora, ni los dirigentes, ni los jugadores, ni los medios. Nadie colabora.

Leo: — Tu oficio de relatar a la Selección, ¿qué conlleva?

Pablo: — Es maravilloso porque ahí saco mi pasaporte y digo: “Soy argentino”. Lo pongo arriba de la mesa. Yo quiero que gane Argentina y tiro para adelante. No soy negativo con la Selección. No me gusta tirar mala onda. No lo hacía cuando nos iba mal y no lo hago nunca. Hay que saber ganar, saber perder y disfrutar mucho de esta época, que es muy importante. Se disfruta el momento. No es decir: “Che, mirá que esto no va a pasar nunca más”. Puede llegar a pasar, pero hay que trabajar para que eso pase.

Leo: — Me emocionó la famosa nota tuya con Messi. ¿Vos ya lo conocías en persona a Leo?

Pablo: — No, era la primera vez. Había tenido un solo contacto con Leo en una final en el Vicente Calderón cuando Barcelona gana la final. Ahí lo llamo a Leo y me dice: “No hago notas”. Le digo: “No, no. Vení”. Escondí el micrófono y le digo: “Leo lo que te quiero decir es que no creas que los argentinos somos lo que muchos dicen que no te queremos. Nosotros te queremos a vos, sos muy querido». Era un momento de mucha crítica el 2017 y le dije eso. Me dio un abrazo lindo que lo tengo en la memoria.

Leo: — En un momento de la entrevista vos te emocionas. ¿Te acordás qué fue lo que te hizo el quiebre hablándolo con él?

Pablo: — Se me vino toda mi vida encima. Cuántos sábados, domingos clavando a mi familia, a mis hijos… Y yo con la mía, con mi laburo. Mis viejos que se rompieron el trasero para bancarme cuando yo no tenía laburo y me bancaron, me aguantaron y creían en mí. Yo quise ser relator de fútbol de que nací. Me subía a la copa del árbol y relataba, agarraba los soldaditos y lo hacía futbolista, le afanaba el trapo rejilla a mi vieja para armar la red de abajo del parante de la silla. Yo quería hacer esto de toda la vida y ellos confiaron en mí. Estudié periodismo deportivo y la licenciatura en periodismo. Pero si no fuera por mi viejo, que son mis dos superhéroes, yo no hubiera hecho nada. Entonces, inevitablemente en ese momento decís: “Yo estoy sentado con Messi en la casa de Messi. ¿Qué hago acá? ¿Qué estoy haciendo yo acá?” Me pasó toda la vida de golpe. Yo vengo del interior, soy de Venado Tuerto, provincia de Santa Fe. Y en Buenos Aires los fines de semana, con 17 años solo, te la regalo. ¿Eh?

Leo: — Sí, yo lo pasé también.

Pablo: — Me veía todas las películas que había en los cines, me encerraba en Lavalle solo como perro malo. Tenía amigos de lunes a viernes en la facultad y los fines de semana había que bancársela.

Leo: — Entonces cuando estás frente a frente con Messi, te acordaste de todo ese esfuerzo y sacrificio.

Pablo: — Sí, yo le empecé a agradecer y le gustó a él, que era un chico de Venado Tuerto que estaba cumpliendo su sueño haciendo la nota con él. Yo tuve con Leo la suerte de relatar cuando debutó con Paraguay en la Selección, pero cuando debutó no en la mayor, cuando jugaba en Argentinos Juniors. Ese famoso debut que lo hicieron venir para debutar, para que juegue para Argentina, que hace un gol, ese día yo relaté. Tuve la suerte de relatar el 80% de los partidos de Leo. Era maravillarme todo el tiempo y, de golpe, estar sentado con él y que él sea tan normal… Porque toqué la puerta en París y me abrió él. No vino un seguridad que me dijo: “A ver, lo vamos a cachear”. No, no. Me dijo: “Hola, ¿qué haces Pablo?” Ahí se me cayeron los pantalones.

Leo: — Y él también se emociona en un momento. Se siente tocado por tu emoción y te dice: “Tranquilo, tranquilo…”

Pablo: — Sí, al principio se tira para atrás como con cierta incomodidad porque lo incomodé un poco con esa reacción. Pero después se dio cuenta, vino y como que me tranquilizó. Está el meme que se tira para atrás (risas).

Leo: — Pero qué lindo momento.

Pablo: — Imborrable. Me gustaría repetirlo por cábala, porque lo hicimos antes del Mundial y salimos campeones del mundo.

Leo: — ¿Esa nota está en el Top tres o Top five de tu carrera?

Pablo: — Sí, top tres. Sin duda.

Leo: — Tu relato en la final del Mundial se volvió viral, pero vos ya venías grabándote y subiéndolo a redes. ¿Cómo nace eso?

Pablo: — Yo empecé a grabarme en 2017. La gente lo desconoce, cree que empecé a grabarme en el Mundial 22, peor antes ya grababa cosas. Primero porque siempre fui amante del relato y quería mostrarle a la gente cómo vive un relator en la cabina, la situación de un partido, de determinadas circunstancias…

Leo: — Mostrar un poco el backstage.

Pablo: — Claro. Había un videíto de algún relator, pero la idea era mostrar cómo era la cabina, cómo relataba, cómo gritaba esto y lo otro, pero también porque en una época sufrí ataques de pánico y eso hacía que yo saque cosas de mi cabeza.

Leo: — ¿Saber que habías dejado el teléfono filmándote te daba calma?

Pablo: — No, era porque estaba concentrado en el partido y grabando. Entonces estoy en dos cosas y ya no puedo estar en diez lugares a la vez. No le daba lugar a que me pase.

Leo: — ¿Y te funcionó?

Pablo: — Sí, me funcionó. Y terapia.

Leo: — Y hoy, si no te filmás, ¿podés tener un ataque de pánico?

Pablo: — Puedo llegar a tener un episodio aislado porque eso está con uno. Convivís con eso.

Leo: — ¿Y qué sentías? ¿Te faltaba el aire? ¿Sentías que te ibas a morir?

Pablo: — Siento que no tengo voz, que no me escucho. Entonces empiezo con los botones a buscar todo. Es por ese lado y sudoración. Lo he tratado mucho en terapia y hay muchas explicaciones. Tiene que ver con la ansiedad, con el perfeccionismo en nuestro laburo, con no permitirte equivocarte, el error. Hay muchas cosas que la gente no sabe lo que uno le pone a esto. Yo soy muy respetuoso de mi laburo.

Leo: — Un apasionado.

Pablo: — Apasionado y respetuoso de la audiencia, de la gente que ve. Después le gustará más o menos, uno elige. Pero que sepa que yo no soy un tipo que vengo, me siento y ya está. Pienso mucho en mi laburo y en lo que hago. Y eso tiene sus consecuencias, inevitablemente. Por eso trabajo mucho para disfrutar.

Pablo contó una insólita anécdota con el cantante Michael Bublé. (Gustavo Gavotti)

¿Quién y por qué?

El conductor le propuso un juego a Giralt en el que debía completar una pizarra con nombres de jugadores de la Selección Argentina, eligiendo quién ocuparía distintos roles en situaciones hipotéticas.

Leo: — Imaginate que tenés un quilombo mediático, algo grave. ¿Quién sería de la Selección el mejor abogado que podrías tener por cómo se maneja, cómo declara en los medios y por su personalidad? ¿Quién te defendería como nadie?

Pablo: — Scaloni, porque es un tipo extraordinario. Si tengo algún despelote, le digo: “Leo, hablá vos. Sos un pacificador”. Un tipazo y tiene esa paz… Aparte tiene esa cosa de gringo que cuando tiene que levantar la voz, la levanta. Necesito alguien que tenga un temple especial, para calentón ya estoy yo (risas).

Leo: — ¿Y a quién no llamarías para esa tarea?

Pablo: — Y por ahí Rodrigo De Paul, que calentón como yo. O al Dibu, Ota o Cuti que son fuertes, que se pelean.

Leo: — Sos presidente de la Nación. ¿Quién sería de la Selección tu vicepresidente?

Pablo: — Di María. Él sabe lo que es resurgir, el orden y cuidarse. Sabe lo que es mantener la calma, la tranquilidad. Es un tipo de grupo, de compromiso. Me encanta. Buen perfil.

Leo: — ¿Cuál es tu momento más Random dentro del mundo del fútbol? Puede ser una anécdota, un papelón, una situación de color…

Pablo: — El día que le grité un gol a Michael Bublé. ¿Cómo llegamos a ese momento? Yo soy amigo de Sebastián Yatra, el cantante colombiano. Vamos a ver Casados con hijos al teatro. Sebastián es amigo de Luisana Lopilato y de Darío, el hermano. Cuando termina, vamos a los camarines y me los presentan. De golpe Luisana lo llama a Bublé y se pone a hablar con Sebastián. Entonces, nos saludan a cada uno y Sebastián le dice: “Mi amigo es relator de fútbol” y le cuenta un poco de mi. Una cosa lleva a la otra y terminé relatándole un gol…

Leo: — ¡¿Te lo pidió Bublé?!

Pablo: — Claro. Un gol para Bublé. Y no lo podía creer. De la nada. Momento más random que eso no hay. Terminar gritándole un gol a Bublé por una videollamada.

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