Aceptar las cookies suele interpretarse como un simple trámite digital, pero tras ese clic se esconde la recolección de datos sobre cada movimiento online. Desde información funcional, como contraseñas o idiomas, hasta detalles sensibles usados con fines publicitarios, el consentimiento se otorga sin comprender del todo el alcance. Las dificultades legales y técnicas para interpretar las políticas de privacidad dejan a los usuarios en una posición de vulnerabilidad, obligados a confiar en un sistema opaco sobre el destino de sus datos. Para José María Álvarez-Pallete, ex presidente ejecutivo de Telefónica, este sistema debería cambiar.
Durante una conferencia organizada por la asociación DOM3 el pasado mes de mayo, Pallete exponía que los datos personales se han convertido en la nueva capital de la economía digital. Es más, aboga por que los ciudadanos sean compensados por el uso de su información personal, dado que “el valor de los datos generados por una familia de cuatro puede oscilar entre 26.000 y 40.000 dólares por año». “Y, sin embargo, lo estamos regalando. Esta es la economía sumergida más grande del mundo”, denunciaba.
“El primer Parlamento del mundo que reconozca los datos como un derecho inalienable del individuo y, por lo tanto, no sujeto a expropiación sin compensación, habrá cambiado las reglas del juego”, afirmó el experto, que insistía en el alarmante aumento de la economía sumergida de datos y pidió una mayor conciencia pública sobre la importancia de proteger la privacidad: “Todos nuestros comportamientos se convertirán en tokens. Y si somos nosotros los que generamos esos datos, hay que pagarnos por ello”, insistió. Los tokens son unidades de valor que representan digitalmente cualquier activo o utilidad.
El precio medioambiental de la IA
Durante su intervención, el ex ejecutivo de Telefónica también abordó el desembarco de nuevos los actores globales en la economía mundial: las grandes plataformas tecnológicas. El economista hizo hincapié en la brecha regulatoria y el coste ambiental del consumo excesivo de recursos por parte de la IA generativa. “Hay seis empresas que consumen más del 50% de la capacidad de la red mundial. Esto es insostenible tanto desde el punto de vista energético como medioambiental”, advirtió.
También se detuvo en la falta de una mirada crítica por parte de la sociedad, y por ello, insistió en la importancia del desarrollo de habilidades digitales: “Esta no es la era de la tecnología, es la era de la filosofía y la sociología, un momento para reflexionar sobre qué decisiones aún queremos tomar como humanos y cuáles estamos dispuestos a delegar en las máquinas”. También defendió el papel estratégico de Europa como guardiana de los derechos digitales: “El GDPR europeo ya se ha convertido en un estándar internacional. Europa es el único actor mundial realmente capaz de liderar el debate ético y regulatorio en este nuevo panorama”.
Para Pallete, este es el momento en el que podemos y debemos redefinir el contrato social: “Esta es la primera generación en España en la que no hay garantía de que los niños vivan mejor que sus padres. La tecnología está evolucionando más rápido que nuestras estructuras sociales, y debemos decidir cómo queremos organizarnos como sociedad”.