CÓRDOBA.- Experta en agronegocios, Paola Carreño se especializa en “conectar” el potencial de la producción ganadera argentina con mercados globales exigentes, “generando valor a través de la estrategia, la exportación y la sustentabilidad”. Trabaja con diferentes empresas y asociaciones del sector cárnico premium con una estrategia particular: “ir desde la demanda hacia atrás”. A partir de esos diagnósticos buscan diferenciarse por calidad, trazabilidad, responsabilidad social y percepción del consumidor.
Magíster en Agronegocios, fue directora de esa carrera en la Universidad Siglo 21, decidió dedicarse a productores o grupos con “potencial real de exportación” y, a partir de esa base, explica: “Tenemos en cuenta la demanda y, desde ese punto, vamos hacia atrás. Organizamos qué producir para cada nicho de venta. Un frigorífico puede clasificar en la mesa de desposte, pero en el campo -aplicando una mayor inteligencia productiva- también se puede segregar con el animal vivo y conseguir consistencia en las operaciones”.
Un agro de dos velocidades con desafíos que se renuevan
En diálogo con LA NACION reconoce que trabaja con empresas que tienen “un perfil diferente, son permeables a la propuesta, son ejecutivos que miran el mercado. Tiene que haber inteligencia comercial, se trata de unir las partes de una manera inversa, en donde el primer eslabón es el cliente”.
Carreño subraya que cree firmemente “en la innovación, la excelencia y la construcción de marcas que cuenten historias reales, con impacto económico, social y ambiental”.
A la hora de contar experiencias, elige un grupo que tiene campos de cría en Santiago del Estero y una cabaña en Corrientes, hacen Braford y Angus, y están operando con “trazabilidad y blockchain. Está integrado, la cadena viene desde la genética y su elemento distintivo del trazado está en el blockchain. El cliente puede escanear la etiqueta y hacer todo el recorrido de la carne, del animal en pie”.
El grupo exporta a países árabes, a la Unión Europea y menos a Estados Unidos. Carreño precisa que los últimos meses fueron “difíciles” y encararon una reestructuración presionados por los costos. Venden a importadores que distribuyen a una multiplicidad de canales, incluyendo restaurantes.
La experta sostiene que la Argentina está “bien posicionada en lo productivo y en lo tecnológico”, pero queda “mucho por hacer en materia de costos para ganar competitividad” así como, en lo que respecta al Estado, en la firma de acuerdos comerciales.
“Una vez que se ingresa a un mercado hay que ser consistentes, si no los clientes específicos se pierden. Es muy difícil ‘descomoditizar’ y, una vez logrado, hay que mantenerlo”, enfatiza. Señala que hay demanda interesada en conocer la procedencia de los alimentos.
“Hay mediciones que lo muestran y la avidez no solo es por conocer el origen, sino cómo fue producida la carne, la responsabilidad social de la empresa. Igual, todavía, lo primero es la calidad, después viene la ‘calidad social’”, indica. Respecto de los precios, indica que esta carne no es más cara que la que no tiene trazabilidad. “Deben pasar meses suficientes para tratar de fijar un precio diferente”, añade.
Con otro grupo de productores de Buenos Aires y Santiago del Estero está preparando la primera exportación de carne Wagyu con su propia marca. Carreño puntualiza que es un proceso complejo, porque “la clasificación se hace por la escala internacional. Hay que seguir esos parámetros para armar el pedido”.
La Wagyu tiene precios “notablemente diferentes, más altos y un porcionado más pequeño”. El grupo faena en un frigorífico cordobés y exporta vía aérea a Estados Unidos, España y Brasil. “En Kobe hay mucho por hacer; certificar es clave y en la Argentina no está el protocolo. Esa es una herramienta sumamente importante”, añade Carreño.
También trabaja con la Asociación Argentina de Braford: “Hay que hacer mucho tranqueras adentro pero pensando afuera. Hay que medir y medir para saber qué se está mandando al frigorífico; a veces un productor cree que tiene el mejor animal pero no lo conoce desvestido. Es una tarea intensa que rinde sus frutos”.