No debió sufrir tanto, pero la Argentina se esmera en devolver a los rivales al juego. Lo hizo en el debut con Cuba y este miércoles con Australia, al que terminó por golear por 4-1, con dos tantos en el tiempo agregado al regular. Un error del arquero Santino Barbi generó la incertidumbre, que desapareció con los movimientos que ensayó el director técnico Diego Placente: Ian Subiabre y Santino Andino, saltando desde el banco de los suplentes, completaron la tarea, y la selección, después de la segunda fecha del grupo D del Mundial Sub 20 de Chile, sacó pasaje a los octavos de final. El sábado, ante Italia, se definirá el ganador de la zona.
El agónico empate que Cuba cosechó con Italia, en el primer turno, abrió otro escenario. En el debut, la selección expuso una faceta poco conocida, porque la expulsión a Santiago Fernández obligó a correr y sacrificarse para equiparar fuerzas y porque el retroceso de los juveniles no siempre fue correcto. Contra Australia, nuevamente la pronta apertura del marcador, otra vez por intermedio de Alejo Sarco y tras una habilitación de Dylan Gorosito, quitó tensión, pero el Sub 20 se enreda y se genera sus propios problemas.
La revisión de la jugada, por una supuesta infracción del atacante al capitán Espósito, demoró la convalidación de la conquista. Con el resultado en favor y con los oceánicos confundidos, porque en el estreno habían caído frente a la Azzurra y las posibilidades de clasificarse como uno de los cuatro mejores terceros empezaban a achicarse, la Argentina controló la pelota, pero no provocó situaciones de riesgo y por momentos, al abusar del manejo, se enmarañó.
La posición de Tomás Pérez, que contra los cubanos tuvo un ingreso positivo, sorprendió: el volante forjado en Newell’s y que ahora defiende a Benfica se ubicó entre los zagueros centrales Valente Pierani –reemplazó al suspendido Fernández– y Tobías Ramírez. Pero la función era intrascendente: Australia ya había adelantado sus líneas y presionaba unos metros más arriba, empujado por la necesidad del marcador y también porque observó que la Argentina no ofrecía seguridad en la defensa.
Tras un desborde de Alexander Badolato, futbolista desequilibrante del ataque australiano, Gorosito se hizo lío para rechazar y la acción ratificó las dudas. El arquero Barbi quedó a mitad del camino en el juego aéreo y Espósito, en el rebote, remató de cabeza por arriba del travesaño. Después de un control impreciso de Pérez, Tiago Quintal apuró al volante, se adueñó de la pelota y con una sutil definición igualó en el resultado.
La selección solicitó en el debut, contra Cuba, dos revisiones –al apelar a las tarjetas verdes–, pero no cambió la decisión del árbitro. Frente a Australia, el juez español José María Sánchez revisó y anuló el gol de Quintal –por un supuesto empujón– y en el comienzo del segundo tiempo desactivó tras observar el monitor un penal por una posible mano. Esa acción debió ser invalidada porque en el origen hubo una posición adelantada de Espósito.
Argentina jugó de modo incómodo, aunque se las ingenió para armar esporádicas jugadas de riesgo sobre el arco que defendió Steven Hall, uno de los ocho futbolistas que militan fuera de Australia. En un adelantamiento colectivo para presionar contra el área, seis jugadores rodearon la manzana y provocaron un error del guardavalla y un tiro libre; Maher Carrizo, con un remate ajustado, hizo que Hall se reivindicara. Y en el momento menos favorable, cuando la finalización del primer tiempo era lo mejor, Carrizo desbordó, hizo una pausa, esperó a Pérez –que le marcó el pase– y asistió para la estocada del juvenil rosarino.
Resumen de la victoria de la Argentina sobre Australia
El golpe dejó adormecido a Australia, que no ofreció respuestas al regreso. Argentina dispuso de situaciones para aumentar: Álvaro Montoro definió junto al poste izquierdo del arco de Hall, después de una asociación con Soler y luego estrelló la pelota en el travesaño. Pero un error de Barbi al intentar despejar la pelota fuera del área (unos minutos antes tuvo otra participación dubitativa) permitió el descuento de Daniel Bennie.
Con el suspenso del resultado, la Argentina transitó el desenlace hasta que Subiabre anotó en los minutos finales, como en el estreno, y Andino, que frente a Cuba había dejado la cancha para que el entrenador reacomodara la alineación tras la expulsión de Fernández, tuvo desquite. El chico recientamente ingresado selló la victoria con un gol imperial y desató el festejo.