SAN PABLO, Brasil.– Debajo del podio de Interlagos, se abrazó con sus compañeros de auto, se tomó fotos con el cartel del número 1 y el puño izquierdo apretado, y le dio un golpe al Lexus. Fuerte. De euforia, pero podía ser de rabia. José María López llevaba un año sin triunfos. Y eso que había bajado un escalón en exigencia, no por deseo sin por disposición de Toyota dados sus 40/41 años en 2024. Ahora corría en LMGT3, la segunda división del Mundial de Resistencia (WEC), pese a tener cinco coronas mundiales en dos categorías. Y ni siquiera el peldaño abajo le hizo fáciles las cosas, porque lidió todo el año con un Lexus (marca del grupo Toyota) penoso.
Ahora, julio de 2025, estaba el propio Pechito con el mismo modelo en el corralito de los ganadores de la quinta fecha de WEC. Festejando casi como si no tuviera encima 35 años de automovilismo, y los galones. Era Brasil, sí, siempre especial. Pero era también el zénit de un proceso que tomó tiempo y premió un trabajo a fondo, de dar vuelta todo para algo más que ser competitivo: ganar.
López se impuso en la división LMGT3 en las 6 Horas de San Pablo, una carrera que terminó siendo de 216 vueltas y compartió, turnándose al volante, con el rumano Petru Umbrarescu (primer triunfo) y el austríaco Clemens Schmid, al que le tocó padecer a su turno el castigo por el único error significativo en una magistral tarea de cordobés: un exceso de velocidad en la entrada de la calle de boxes, por una pifia con un botón. El pase y siga de multa que saldó Schmid fue ampliamente compensado por un trabajo sensacional de López, que cuando tomó el control del Lexus RC F hizo una luz de 37 segundos de ventaja. Un colchón tranquilizador ante eventuales equivocaciones ya no tan menores.
La llegada de Pechito López, ganador en Brasil
Del trío de compañeros, el tramo final le fue asignado al cordobés, que terminó con 14 segundos de diferencia, sin exigencias, sólido. Dispuesto a festejar como si el triunfo no fuera uno más entre sus incontables. “Cuando uno ha ganado carreras y ha sido exitoso en varias categorías, está bueno también tocar fondo y saber lo duro que es. Pasó un año sin ganar; valió la pena la espera”, contó en las entrañas del paddock de Interlagos, un sitio singular para levantar un trofeo siendo piloto albiceleste.
“Quiero dedicárselo a los argentinos: es un orgullo ganar y representar al país. Y si tuviera que elegir un lugar para ganar, Brasil sería el primero. Estoy cerca de casa. Estuvieron mi papá, mis hermanos, algunos amigos, así que fue muy especial”, se complació, en una jornada que completó una asistencia de 84.741 espectadores en el fin de semana en Interlagos. Y en la que el automovilismo de su país tuvo otra satisfacción: Nicolás Varrone, que corre en la división mayor de WEC, Hypercar, cumplió el objetivo de terminar 10º con el Porsche 963 del equipo “privado” alemán Proton Competition y conseguir el primer punto de la temporada. Un mérito concluir en esa posición entre 18 autos, 16 de los cuales son respaldados por escuadras oficiales de fuertes automotrices (Ferrari, BMW, Peugeot, Aston Martin, Cadillac, Alpine, Toyota), y el restante es semioficial (y con Robert Kubica venció en las 24 Horas de Le Mans el mes pasado). “Es el mejor resultado del año, en una carrera áspera. Sumar un punto es un logro grande para nosotros, así que estoy superfeliz por el equipo”, comentó Varrone, de 24 años.
Su compatriota López anda por los 42. No está, a esta altura, como para perder mucho tiempo. No venía haciéndolo en 2024, a pesar de los muy malos resultados del equipo francés Akkodis ASP: venía sembrando. Corrigiendo. Enseñando, para superar un momento “irritante”.
Esa palabra usó el dueño de la escudería para definir el privilegio de contar con el célebre López y no darle una máquina acorde. “José es un ganador. Tener semejante piloto y no darle los elementos para ganar, porque él estaba en poder de ganar en cualquier campeonato del mundo, y para él fue un paso atrás cambiarse a LMGT3, fueron algo irritante. Pero nos esforzamos a fondo para darle el mejor auto, y cuando uno tiene un piloto como él, con su compromiso con el auto, uno está a salvo. Él va a entregarse y estar al frente. Es un piloto especial: puede ser rápido en cualquier categoría, y lo fue incluso en Fórmula 1, cuando probó para Renault hace 20 años”, lo elogió Jérôme Policand, a quien “José” y sus dos compañeros hicieron triunfador por primera vez.
“Ha sido un viaje largo desde que empezamos en el equipo”, comentó Pechito. Que admitió: “Veníamos con expectativas bajas. Nuestra carrera de acá del año pasado fue la peor. Pero como dice el dicho: bajas expectativas, grandes resultados. Trabajamos muy duro en lo que necesitábamos trabajar. Me llena de orgullo, viendo cómo estábamos el año pasado, haber llegado a ganar. Es fácil ganar con lo mejor, pero haber trabajado para esto es lo más gratificante”.
A los 42, ya no es de las primeras opciones de Toyota para un WEC cada vez más competitivo. Él no está de acuerdo en no competir en Hypercar, pero, mutuamente leal a la marca japonesa desde hace más de 15 años, acepta llevar su brillo a una división en la que hay muchos chicos nuevos y segundas alternativas. Es otra etapa en su trayectoria. “Un punto muy especial de mi carrera. No tengo más 20 años, y la edad se siente en algunos aspectos. Hay ciclos. Demostré, sobre todo el año pasado, que cuando me subo, estoy. No dudo de mi velocidad en un auto. Sigo teniendo la pasión, el fuego del primer día, las ganas de correr, y sigo siendo muy competitivo. Pero cuando uno tiene experiencia, en los malos momentos tiene miedo de que sea la última”, se abrió José María López. “Me siento muy respetado por todo el mundo. No busco el reconocimiento. Siempre hay que renovarse, sobre todo yo, que desde hace más de 35 años estoy corriendo. Pero sigo disfrutando mucho lo que hago”, agregó. Con otro trofeo en las manos. Y en Brasil, y a los 42.