“El último día, por cómo se dio el partido, fue uno de los momentos más fuertes que he vivido en una cancha de polo”.
Aquel chico que a los 6 años dejó Uruguay por la mudanza familiar obligada como consecuencia del polo no imaginaba que su vida tendría experiencias tan fuertes y de toda índole. David Stirling padre se iba a trabajar a Sotogrande, España, al Santa María Polo Club, y allá iba Pelón, dejando sus amigos y sus pagos de Young. Después cursaría los tres últimos años en Oxford y hasta iniciaría una experiencia en Administración de Empresas.
Se casó, formó su propia familia (con María José Vercellino), tiene cuatro hijos y es el extranjero más ganador del Abierto de Palermo, el máximo certamen del mundo, con nada menos que 10 conquistas. Duplica al que le sigue en el rubro: el mexicano Carlos Gracida. Este David Stirling (h.) es simplemente Pelón.
Es aquel Pelón que a comienzos de 2010, estando de luna de miel en un safari por Mozambique, a escondidas de su flamante esposa que le tenía prohibido usar internet, confirmó su desembarco en La Dolfina para iniciar una era dorada. Un jugador especial, aunque él se haya bajado siempre el precio porque le tocó jugar al lado de Fantásticos como Adolfo Cambiaso, Juan Martín Nero y Pablo Mac Donough. ¡Como si él no fuera otro fantástico en la realidad! El motor del más glorioso La Dolfina, el de las tres Triple Coronas consecutivas y el que un día le puso el pecho al sueño de Adolfito de jugar y ganar el Argentino Abierto con su hijo Poroto.
También es el Pelón que hace unos años, en República Dominicana, junto con su familia pasó una situación extrema con uno de sus hijos (Agustín) y debió practicarle RCP. Una situación que marcó y modificó su manera de ver la vida.

Es el tipo divertido, solidario, dotado de una dosis superlativa de compañerismo y también un hombre sensible. El que había decidido dejar, a los 44 años, la vivencia de ser jugador de Triple Corona para concentrarse en torneos de menor relieve y en las competencias profesionales del exterior, con base en Estados Unidos, Inglaterra, España y Francia. Unas horas después de disputar su última final por La Dolfina contra La Natividad, en diciembre de 2024, la fusión familiar de los Cambiaso y los Castagnola para 2025 lo impulsó a cambiar de exigencias. Pero el destino lo llevó a repensar su idea original. El destino y su calidad humana. Su sensibilidad.
La noticia del fallecimiento de Rufino Laulhé, de 15 años, en un accidente automovilístico en la ruta 5 a mediados de enero lo impactó de manera especial. No hacen falta demasiadas explicaciones. Gastón, el padre de Rufo y de su hermano, Beltrán, tiene un vínculo muy estrecho con Pelón a partir de trabajar desde hace tiempo en la organización La Oriental, del polista uruguayo. Incluso, el lazo se extendió a los chicos. Rufino iba a jugar en un equipo nuevo la Clasificación para Palermo 2025 junto a su hermano: La Zeta Kazak, convocados por Nicolás Pieres. Stirling, que ya se había bajado de la Triple Corona, terminó entrando en ese equipo.
Finalmente, La Zeta Kazak logró una victoria increíble frente a La Aguada por 10-9 en la última fecha, tras estar 7-9 abajo, y con tres goles de Pelón. Fue en un día especial: el del cumpleaños de Rufino. Y este sábado, en Palermo, a las 14 y frente a UAE Polo, La Zeta Kazak pondrá en marcha su participación en el Argentino Abierto con sensaciones muy fuertes. Como lo han sido distintos momentos de la vida de Stirling…

-Vas a jugar tu Abierto N° 17 y es la primera vez que llegás desde la clasificación. ¿Cómo es que después de una carrera exitosa, con 10 Abiertos de Palermo ganados, te bajás el casco y vas a la batalla?
-Tuve suerte de entrada de poder evitar la clasificación. Yo jugaba más afuera y después de estar cuatro años instalado acá participando en la Copa Cámara de Diputados, en 2009 me invita Chapa II, con el Ruso, Pepe y Nachi Heguy, a jugar. Entonces salté directo a la Triple Corona, y después ya arrancó lo de La Dolfina. El año pasado se dio que terminaba un ciclo de 15 años, obviamente muy exitoso, logrando todo polísticamente en la Argentina. Pensaba que no podía jugar en otro equipo que no fuera La Dolfina. Apuntaba más a la Copa Cámara, junto a Jejo Taranco, mi primo. Después, a principios de año pasó lo que pasó, y sentí que tenía que estar en el proyecto de La Zeta Kazak. Como siempre dije, quería estar cerca de la familia Laulhé, de Beltrán.
-Tu vínculo con los Laulhé es de largo tiempo.
-Sí, claro. Gastón trabajó conmigo mucho tiempo, me ayudó con la organización junto con mi primo Jejo Taranco, que después se fue a La Dolfina. Y sus chicos fueron creciendo, les fui dando caballos. Es una relación muy cercana.
-¿Dónde estabas cuando fue el accidente?
-Yo estaba en casa. Había llegado desde Chile hacía dos días, de las vacaciones de verano con la familia.

-¿Y cómo te impactó la noticia?
-Como a todo el mundo: fue muy duro. Son de esas noticias que uno nunca quiere escuchar, y más cuando te tocan tan de cerca. Entonces, busqué y busco poner mi granito de arena, como mucha gente. Poder ayudar desde donde uno piensa que puede aportar algo.
-¿Cómo lo recordás a Rufo?
-Muy alegre, muy único. Muy amigo de todos, desde el de más arriba al de más abajo. Se sabía ubicar o mezclar perfectamente en la situación que estuviera. Un chico al que se lo veía siempre feliz, con una sonrisa. Tenía eso. Muy querido por todos. Y en lo deportivo, ya había ganado torneos afuera, tenía 6 goles con sólo 15 años. Unas condiciones increíbles. ¡Y lo que disfrutaba y le gustaba el polo! Era una combinación de aptitudes y de gusto por lo que hacía.

-¿Cuándo se dio el contacto para que te sumaras al proyecto de La Zeta Kazak?
-Nico Pieres me había llamado cuando yo dije que me iba de la Triple Corona, antes de que entrara Rufo en el equipo. Era con Beltrán (Laulhé) y Lorenzo (Chavanne). Le respondí que no, que recién acababa de retirarme. Pasó lo de Rufo y me volvió a llamar. Y tenía todo eso dando vueltas por la cabeza… Tuve dos o tres señales que…Lo empecé a pensar. Después, me había ido a esquiar con la familia a Estados Unidos y pasé por Palm Beach. Hablamos y ahí les confirmé que jugaba con ellos.
-Sabías que no iba a ser un tema sencillo por un cúmulo de factores. No sólo lo polístico, sino sobre todo lo emocional.
-Es que a mí lo que más me llamaba no era lo polístico, sino todo lo otro, lo humano. ¡Yo que sé! La edad que uno tiene, la suerte de lograr polísticamente mucho más lo que soñaste. Sentí que esto me iba a llenar mucho más como persona que como polista. Porque el polista…aparecen otros y pasás de moda. Pero esto con los Laulhé era muy fuerte a nivel humano.

-Conocemos al Pelón divertido, amigo, luchador. ¿Cómo sos a nivel sensibilidad, un duro o de los que se aflojan?
-Con los cercanos me aflojo, la verdad. Me tocás la familia y me aflojo rápido. También por circunstancias de la vida. Pasamos una situación límite con un hijo mío y eso me hizo ver la vida de otra manera. Agustín que casi se nos ahoga en el 2015. Gracias a Dios no me tocaba, no nos tocaba a nosotros. Y se salvó. Desde ahí me cambió mucho todo.
-¿Eso dónde fue?
-En Dominicana. Tenía un año y medio. Tuvimos la suerte que… Fui a buscar a otro de los chicos al colegio, volví y cuando abrí la puerta le pregunté a Vicente, el más grande, dónde estaba Agustín. “Allá”, me dijo. Caminé, llegué a la cocina y le pregunté a Jose, mi señora, y a la chica que estaba en casa “¿Y Agustín, y Agustín?”. Entonces Jose salió corriendo para el fondo, hacia la piscina, donde había un jacuzzi en el que a veces lo bañábamos a Agustín. El nene estaba abajo el agua. Gracias a Dios, había hecho el curso de RCP con la doctora Pilar Carmines, mujer de un veterinario amigo mío. Y lo salvamos. Imagínate todas las coincidencias que se dieron para que yo llegara a casa y se encadenara todo así. Destino puro. Ahí me dije que las cosas pasan por algo y gracias a Dios a nosotros no nos tocaba. Hoy lo seguimos disfrutando. Acaba de cumplir 9 años.
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El torneo Clasificación es un filtro de alta exigencia, con 10 equipos peleando por dos plazas para Palermo. “La macana fue que yo llegué roto de Francia, con una fractura de omóplato. Entonces, no nos pudimos preparar de la mejor manera. Por suerte lo conseguimos a Louis Hine. Después, cuando volví, Beltrán se cayó… Costó mucho la clasificación porque estuvimos medio mal preparados y se dieron circunstancias que no son ideales», apunta Stirling.

Vale la pena ir al final de ese partido con La Aguada para entender lo que se vivió en la cancha y en los palenques. En el día del cumpleaños de Rufino Lauhlé.
- -Pierden durante todo el partido. La Aguada se pone 9-7. Restan 4m07s. Ataca La Aguada y la bocha sale por el fondo. Repone Nico Pieres: restan 3m07s. Cuando faltan 3m01s toca la primera vez la bocha Pelón en sus 75 yardas. Cruza toda la cancha y con el sexto toque, cuando restan 2m47s, marca el 8-9.
- -Sigue el juego. Ataca otra vez La Aguada. Recupera La Zeta Kazak. Pelón con la bocha y faltan 1m44s. Desde las tablas hacia el centro, con algunos rechazos. La captura otra vez Stirling. Y cuando restan 1m12s, marca el 9-9. Ya era milagroso.
- -Faltan 20 segundos. Pelón interrumpe un pase de Facundo Llosa en sus 80 yardas. Foul de Vercellino. Penal de media cancha. Faltan 16 segundos. Juega Nico Pieres. Es la última. Dos toques y se la pasa a Chavanne, que se para con la bocha, abierto sobre la izquierda. Faltan 11 segundos. Se la deja a Pelón, que está a unas 60 yardas en diagonal al arco. Quedan 7 segundos. Y encara. Tira y la bocha pega en Magrini. Restan 2 segundos. La recupera y sigue. Cuatro toques al medio del arco, con Zacharias parado. Pitazo. Se grita en los palenques. Se revisa la jugada. Van 8 segundos del tiempo posterior a la campana. Se otorga el gol. Son tres de Pelón. La Zeta Kazak se clasifica para Palermo.
Stirling se baja del caballo y lo festeja conmovido. Saluda también a los rivales y los jueces. En los palenques brotan los abrazos, que son más especiales para Gastón y Vero, los padres de Rufo. No son más de 40 personas, pero sobra la emoción. Todos cobijan a Beltrán, el hermano mayor de Rufino. Llega Pelón y lo aprieta largamente. Con cuerpo y alma. Lloran. Muchos más lloran, en la cancha y a través del streaming de Disney+.

-Fue un día muy especial en todo sentido.
-Siempre dije que cuando me junté con ellos íbamos a vivir momentos muy fuertes pero muy lindos. El día del primer partido, aunque yo estaba fuera de la cancha, en el fondo era el equipo en el que iba a jugar Rufo. Las camisetas llevan su nombre en la espalda. Y después, el último día, por cómo se dio el partido, fue uno de los momentos más fuertes que he vivido en una cancha de polo. Era justo el día del cumpleaños de Rufo. Lo normal hubiera sido que se jugara cuatro o cinco días antes, pero se atrasó todo por la lluvia. De la forma como se ganó, después de que nos fueran ganando casi todo el partido y jugando mucho mejor que nosotros… Fue muy emotivo en todo sentido.
-Esos últimos minutos, estando dos goles abajo, de pronto, te iluminaste. Hiciste tres goles para dar vuelta la historia. ¿Qué te pasó ahí? Estabas intratable.
-Nada, yo qué sé. Quizá parece loco decir ahora que uno sintió la fuerza de Rufo con nosotros… Y la verdad que era rarísimo. Me arrastré casi todo el partido, muy fuera de ritmo, y de repente se me dieron tres, cuatro jugadas con las que le robamos un partido de la nada al otro equipo. Creo que esta vez nos tocaba a nosotros para darle una alegría a esta familia. Y sentimos que mucha gente estaba con nosotros, contenta de que se haya dado así. Una pequeña alegría que nos llevamos.

-Y el festejo también fue muy lindo a la noche, ¿no? Se te ve bailando entre los chicos.
-Sí, fue lindo, me puse a bailar un tema porque justo estaban los tres compañeros, si no iba a parecer un viejo choto, que ya lo soy en realidad, pero la pasamos bien. Muy feliz de haber logrado un pequeño objetivo. En lo deportivo, jugar otra vez Palermo con un equipo nuevo, con un equipo de otra forma, también está bueno.
El día más especial
-El año pasado, cuando se terminó el ciclo de La Dolfina, ¿en qué momento te enteraste?
-Después de perder contra La Natividad la final. Ya veníamos de dos años sin ganar Palermo y por ahí notaba que estábamos llegando a un punto en el que también quería concentrarme un poco en el polo del exterior.
-¿Y te sorprendió la fusión familiar de los Castagnola con los Cambiaso o la olfateabas?
-Sorprenderme no me sorprendió. Vos veías que algún día iba a pasar. Barto y Jeta con Poroto era cantado que iban a compartir equipo y se ve que Camilo decidió jugar con Adolfito, ya que era el que en su momento a lo mejor no tenía tantas ganas. Entonces, se cerró la historia.

-¿Y cómo lo ves a ese equipo para Palermo?
-Ya ganó los dos primeros torneos. Es un equipo donde te aparecen los tres mejores jugadores que hay, con un Cambiaso de mucha experiencia y disfrutándolo de adentro. A Adolfito le salió un equipo para lo que él quiere y pretende, que es ganar. Además, son todos familia. Es un equipazo, tienen mucha facilidad de gol. Por ahí teniendo un partido flojo, los chicos tienen tanta facilidad de gol que solucionan cualquier problema. No necesitan estar en su mejor día para ganarte. Va a ser difícil derrotarlos. Pero tampoco he visto mucho.
-Aunque un panorama tendrás…
-Arranca Palermo y cada uno que llega creo que trae su mejor versión. Equipos pesados por ahí han tenido algún resultado adverso en el camino, pero ahora se verá si son un equipo o no. Hay tanta diferencia entre Palermo y los otros dos torneos que es como una temporada nueva.
El baile de Pelón
-Cuando llegás a Palermo desde la clasificación, ¿quedan en desventaja a nivel caballos o están equilibrados porque los otros vienen de jugar dos torneos?
-Si está bien organizado, cada equipo llega bien, se haya clasificado o jugado Tortugas y Hurlingham. En el fondo es lo mismo. El que llega mal es porque no arranca todo lo bien organizado que tiene que estar para jugar en Palermo.
-¿Para que está La Zeta Kazak? Les tocó una zona bravísima.
-Sí, es una zona muy brava (con La Natividad La Dolfina, UAE Polo, Los Machitos y Sol de Agosto). Trataremos de ganar al menos un partido y de disfrutar. Tenemos que enfrentar a dos equipazos y después hay otros dos equipos que vienen teniendo resultados positivos. Tenemos cuatro partidos muy chivos. Pero también sabemos que tenemos algo especial en el equipo y esperemos que el de arriba nos acompañe un poquito.
