Perestroika en Cupertino: en la era de la inteligencia artificial, Apple necesita abrirse

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Durante la conferencia anual de desarrolladores de Apple, que comenzó el 9 de junio, los ejecutivos del gigante tecnológico estaban en su zona de confort. En su terreno local, en Cupertino, California, presentaron una renovada imagen visual de sus sistemas operativos y mostraron nuevas funciones que integran aún más sus dispositivos. Sin embargo, aunque el nuevo estilo de “vidrio líquido” le da un brillo nuevo a su software, debajo de esa fachada las cosas no marchan bien.

Casi todos los productos de Apple se fabrican en Asia, por lo que los aranceles del presidente Donald Trump amenazan con aplastar sus márgenes en Estados Unidos. Su férreo control sobre su ecosistema de software le ha traído problemas con los entes reguladores; tras un enfrentamiento con una jueza durante su prolongado litigio con Epic Games, el creador de Fortnite, por el funcionamiento de su App Store, Apple recibió una orden judicial que pone en riesgo los US$30.000 millones que recauda cada año en comisiones relacionadas con las apps. Y en el campo vital de la inteligencia artificial (IA), Apple está rezagada. No sorprende, entonces, que el precio de sus acciones haya caído casi un 20% en lo que va del año, la mayor baja entre las cinco grandes tecnológicas de EE.UU.

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Los problemas de Apple para adaptarse al auge de la IA tienen raíces profundas. Incluso antes del lanzamiento de ChatGPT por parte de OpenAI a fines de 2022, Apple ya venía quedando atrás, con Siri —su asistente de voz— claramente menos capaz que las alternativas de otras compañías. En la conferencia del año pasado, Apple mostró una versión mejorada de Siri que combinaba datos de distintas apps para cumplir pedidos complejos. Parecía prometedor, pero nunca llegó al mercado.

Apple anunció una asociación más profunda con OpenAI

Como en el caso de Epic Games, el problema de fondo es el control. Apple ha diferenciado sus productos permitiendo a los usuarios mantener su privacidad. Puede hacerlo porque gana la mayor parte de su dinero vendiendo hardware, a diferencia de rivales como Google o Meta, que dependen de recolectar y analizar datos para vender publicidad personalizada.

El auge de la IA ha convertido ese afán de control de Apple en una debilidad. El plan, anunciado el año pasado, era ejecutar el modelo de IA de la compañía directamente en los dispositivos de los usuarios, donde podría acceder a datos personales (como correos, mensajes o calendarios) para responder preguntas o realizar tareas sin comprometer la privacidad.

Los modelos de IA más poderosos contaminan hasta 50 veces más que los pequeños

El problema es que eso no parece funcionar: un modelo pequeño ejecutado en un smartphone no puede competir con uno mucho más poderoso que se ejecuta en la nube. ¿No podría Apple desarrollar su propio modelo de gran escala basado en la nube, para competir con ChatGPT, Claude o Gemini? Tal vez. Podría alcanzarlos si aprovechara la enorme base de datos de sus usuarios. Pero ha prometido no hacerlo.

Como resultado, ahora busca ayuda externa. Actualmente, Siri puede ofrecer pasar consultas más complejas a ChatGPT, aunque debe pedir permiso al usuario cada vez, de forma algo torpe. Apple anunció una asociación más profunda con OpenAI. Con autorización de los usuarios, ChatGPT tendrá mayor acceso a sus dispositivos, por ejemplo, para responder preguntas sobre lo que aparece en pantalla. También se integrará en las herramientas de desarrollo de software de Apple.

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Es un paso en la dirección correcta, pero Apple necesita ir más lejos. En lugar de intentar controlar lo que la IA puede o no puede hacer en sus dispositivos, debería dejar que los usuarios decidan. Esto va en contra del instinto de control de Apple, que se ha intensificado bajo el liderazgo de Tim Cook. Pero abrirse tal vez no sea tan aterrador como teme Apple.

Vale la pena recordar cuando Apple lanzó el iPhone en 2007 y se negó a permitir que otros desarrollaran aplicaciones nativas para su teléfono. Al año siguiente, cambió de opinión, permitiendo apps de terceros bajo sus condiciones, lo que desató una ola de nuevas herramientas, juegos y servicios. Ahora debería aplicar el mismo enfoque a la IA. Abrir la App Store ayudó a que el iPhone se convirtie en el producto de consumo más exitoso del mundo. Abrirse a los modelos de IA de otros es la mejor oportunidad de Apple para mantener ese liderazgo.

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