Nick, un perro mestizo de pelaje claro, se convirtió en el protagonista de una historia que conmovió a todo Brasil.
El pasado 15 de agosto, tras la muerte de su dueño, Claudemir Cândido Luiz, el can recorrió más de 12 kilómetros por su cuenta para llegar al velorio y despedirse de su fiel compañero humano.
El hecho ocurrió en Ipuiuna, en el sur del estado de Minas Gerais, y en pocas horas se viralizó en internet gracias a su difusión en redes sociales y medios locales.
De acuerdo con el medio brasileño Globo, Nick abandonó la granja en la que vivía para seguir su instinto y emprender una larga caminata por la ruta hasta hallar el lugar donde familiares y amigos velaban a su tutor. Allí permaneció en silencio junto al ataúd.
El último adiós de Nick a Marola
Claudemir Cândido Luiz falleció después de sufrir un paro cardiorrespiratorio mientras conducía su coche. Aunque alcanzó a llegar a un hospital cercano, murió poco después de ser ingresado, según detallaron sus familiares.
Al día siguiente, su círculo más cercano se reunió en un velorio íntimo que tomó un giro inesperado con la llegada del can.
“Me quedé impactada. Fue algo que nunca imaginamos que podría pasar”, relató a Globo Kátia Luiz, cuñada del fallecido. La mujer contó que el perro, generalmente arisco y receloso con los extraños, se presentó en el lugar con una expresión de abatimiento y cansancio. “Él olfateó, movió un poco la cola, se acostó y lloró”, recordó conmovida.
En un gesto simbólico, Kátia lo acercó hasta el ataúd para que pudiera despedirse de su dueño. “Estaba totalmente deprimido, con los ojos llorosos. Realmente sintió la pérdida de su tutor”, añadió.
La familia grabó imágenes del momento, donde se aprecia al animal echado junto al cajón mortuorio, que rápidamente comenzaron a circular en redes sociales y a llamar la atención de distintos medios internacionales.
El lazo que quedó en la memoria de la familia
Para José Cândido Luiz, hermano de Marola, lo vivido aquel día refleja el lazo que su hermano había construido no solo con Nick, sino con toda la familia.
“Él ya no está con nosotros, pero lo que nos queda son los buenos recuerdos. Y este episodio lo llevaré conmigo para el resto de mi vida”, expresó entre lágrimas en declaraciones al canal EPTV1.
Hoy, el sabueso continúa viviendo en la granja donde residía junto a su dueño. La familia se ha encargado de brindarle cuidados y acompañamiento durante el proceso de duelo, conscientes de que la pérdida también lo afectó profundamente.