La confianza en el agua purificada que se compra en las rellenadoras del área metropolitana de la Ciudad de México sigue desplomándose. Este mes de junio, la Asociación Mexicana para la Correcta Hidratación, Agua en México, volvió a poner bajo el microscopio la calidad del agua que se vende a granel en cinco alcaldías de la Ciudad de México y en el municipio conurbado de Naucalpan. Como ocurrió en años anteriores, los resultados preocupan. Y mucho.
De las 21 muestras tomadas y analizadas conforme a la norma NOM-201-SSA1-2015, el 67% incumplió el parámetro de coliformes totales. Estas bacterias, que proliferan en las heces fecales, pueden causar enfermedades gastrointestinales y, de hacerse una purificación bien hecha, simplemente no deberían estar ahí. El agua que millones de capitalinos compran con la esperanza de evitar problemas de salud, podría estar siendo justo lo contrario: un riesgo silencioso, diario y normalizado.
Como si eso no fuera suficiente, el 33% de las muestras presentó turbiedad fuera de los límites permitidos, especialmente en Milpa Alta, una de las alcaldías con menor acceso a agua entubada de calidad. Por si fuera poco, 9 de las 21 muestras excedieron también los niveles de cloro residual, lo que significa que los procesos de desinfección están mal calibrados o son inadecuados.
¿Y los sólidos disueltos totales? También mal: el 68% de las muestras los superó. Aunque este parámetro no siempre está directamente ligado a peligros inmediatos, sí afecta sabor, apariencia y genera dudas sobre la pureza del líquido que se vende como “agua segura”.
Todos estos resultados se desprenden de un análisis independiente, realizado por un laboratorio certificado por COFEPRIS y encargado por Agua en México, que ha documentado desde hace años las deficiencias en la industria de la purificación a granel.
Un dato que no debe pasar desapercibido: en todas las alcaldías evaluadas hubo al menos una muestra fuera de norma. Es decir, el problema no está focalizado ni es aislado. Es sistémico.
¿Qué más necesitamos para entender que el sistema está fallando?
La evidencia apunta a fallas estructurales: equipos sin mantenimiento, protocolos de higiene ineficientes, personal mal capacitado y una fiscalización débil o inexistente. ¿Dónde están las autoridades responsables de garantizar que el agua purificada sea realmente potable?
El acceso al agua segura no es un lujo: es un derecho humano. Y sin vigilancia efectiva, ese derecho se diluye entre cifras, garrafones sucios y promesas incumplidas.
Desde la sociedad civil, seguiremos monitoreando, informando y exigiendo lo básico: que el agua que se vende como purificada, lo esté de verdad. Porque no hay política pública, eslogan ni subsidio que justifique exponer la salud de millones de personas a diario.
Agua Bienestar
Para este estudio, se tenía contemplado el análisis del Agua Bienestar, la marca lanzada por el gobierno de la Ciudad de México como una alternativa económica y socialmente responsable. Sin embargo, no fue posible conseguirla: no había personal en los puntos de venta, los garrafones eran insuficientes o simplemente no había producto disponible. Sigue siendo una incógnita la calidad de dicha agua. Esperemos que en futuros análisis la podamos contemplar para saber si es una medida que efectivamente está logrando su cometido.