El debate sobre la entrada del presidente Gustavo Petro a Estados Unidos se avivó esta semana tras la cancelación de su visa. Lejos de mostrarse preocupado, el mandatario zanjó la discusión con una declaración en redes sociales que no tardó en generar reacciones: “Ya no tengo visa para viajar a EE.UU. No me importa. No necesito Visa sino ESTA, por que no solo soy ciudadano colombiano sino ciudadano europeo”.
La afirmación puso sobre la mesa un término poco familiar para muchos colombianos, la Esta, un permiso que funciona bajo el Programa de Exención de Visa (Visa Waiver Program, VWP), creado en 1986 por el gobierno estadounidense. Se trata de un mecanismo que permite a ciudadanos de países aliados ingresar a territorio norteamericano por motivos de turismo o negocios, con estancias de hasta 90 días, sin necesidad de tramitar una visa tradicional.
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Este beneficio, sin embargo, no está abierto a todas las naciones. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y el Departamento de Estado son los encargados de definir qué países hacen parte del acuerdo, siempre bajo estrictos requisitos de seguridad, control migratorio y cooperación internacional. En la práctica, se convierte en una suerte de club selecto donde la confianza política y la coordinación en materia de inteligencia pesan tanto como los indicadores migratorios.
Entre los compromisos exigidos está mantener una tasa de rechazo de visas inferior al 3%, aceptar en un plazo máximo de tres semanas a ciudadanos expulsados de EE. UU., compartir información sobre terrorismo y delitos graves, reportar pérdidas o robos de pasaportes y garantizar la expedición de documentos electrónicos con biometría. Además, los países participantes deben someterse a revisiones periódicas del DHS y de la Oficina de Inteligencia y Análisis. Como lo señala la normativa: “Además de las evaluaciones de riesgo a nivel nacional, el DHS realiza una verificación de antecedentes específica e individualizada de todos los viajeros del VWP en diversos puntos del proceso de viaje”.
En ese contexto, la aclaración de Petro cobra sentido. Colombia no está incluida en la lista de países autorizados a solicitar Esta, pero el presidente sí tiene cómo acceder a este beneficio, su doble nacionalidad. Al ser también ciudadano italiano, puede ingresar a Estados Unidos con un simple registro en línea y un pasaporte europeo vigente.
La explicación, aunque sencilla en lo técnico, se volvió terreno de debate político. Para algunos críticos, el hecho de que Petro utilice su ciudadanía italiana para eludir el trámite de visa refuerza la percepción de distancia con las realidades de millones de colombianos que deben enfrentarse a largas filas, entrevistas y tasas de rechazo elevadas. Para otros, no hay mayor polémica, cualquier ciudadano con doble nacionalidad en un país VWP puede acogerse a esta posibilidad, incluso si su nacionalidad de origen no está contemplada.
Hoy son más de 40 países los que disfrutan de este acuerdo. En la lista figuran varios europeos como Francia, Alemania, España, Italia, Portugal o Polonia; así como naciones de otras regiones, entre ellas Australia, Nueva Zelanda, Japón, Corea del Sur, Israel, Singapur y Chile, el único latinoamericano que hasta ahora hace parte del programa.
El listado también incluye a Reino Unido, Irlanda, Países Bajos, Noruega, Suecia, Finlandia, Suiza, Austria, Dinamarca, Hungría, República Checa, Estonia, Letonia, Lituania, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia, Malta, Luxemburgo, Bélgica, Mónaco, San Marino, Andorra y Liechtenstein, entre otros. A ellos se suman economías con fuerte peso geopolítico como Qatar y Brunéi.
La inclusión o exclusión en este selecto grupo no es un asunto menor. Para Estados Unidos, el programa funciona como un mecanismo de cooperación y seguridad integral, mientras que para los países beneficiados representa no solo un privilegio para sus ciudadanos, también un gesto de confianza diplomática.
La controversia que hoy rodea a Petro deja ver, en el fondo, la brecha que existe entre Colombia y ese grupo de países con relaciones estratégicas privilegiadas con Washington. Aunque el país buscó en repetidas ocasiones entrar al VWP, el camino no prospera por razones que van desde los niveles de rechazo de visas hasta la falta de acuerdos completos en materia de intercambio de información y control migratorio.