Una nueva tormenta política y diplomática sacude las relaciones entre Colombia y Estados Unidos, luego de que el presidente Gustavo Petro Urrego protagonizara una controversia internacional al referirse públicamente a los militares estadounidenses, frente al edificio de las Naciones Unidas, donde tomó un megáfono y expresó su respaldo abierto a la causa palestina —antes del diálogo de paz con Israel—.
En ese momento, el mandatario colombiano pidió a los soldados norteamericanos no obedecer órdenes de Donald Trump contra el pueblo de Palestina, y ahora lo justificó al señalar que él quiso decir que pidió no acatar una orden “que impliquen cometer crímenes de lesa humanidad”.
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En una entrevista concedida al periodista Daniel Coronell, el jefe de Estado colombiano explicó el trasfondo de su mensaje, que fue interpretado por Washington como una injerencia en asuntos internos. Petro defendió su posición asegurando que sus palabras no fueron un llamado a la insubordinación, sino una exhortación ética y humanitaria.
Daniel Coronell cuestionó la forma en que el presidente expresó su crítica. Indicó que existen distintos modos de manifestarse, pero que salir a las calles no resultaba adecuado; cuestionó que si como jefe de Estado, no le parecería correcto que un homólogo viajara a su país para invitar a desconocer su autoridad, ya que una acción así podría generar un conflicto entre ambas naciones, tal y como pasó con Estados Unidos.
Petro quiso aclarar el sentido de su discurso en las calles de Nueva York
El presidente aclaró: “Primero, no era en las calles, era frente a Naciones Unidas. Eso es claro. Mientras se reúna la Asamblea General de las Naciones Unidas bajo leyes norteamericanas y mundiales —porque ese fue el acuerdo para que se estableciera ese edificio allí y se hicieran las reuniones allí—, mientras se reúnan las naciones en la Asamblea General de las Naciones Unidas, todas las actividades que tengan que ver con la Asamblea (…) El objetivo fundamental de la Asamblea no fue, sino uno: detener el genocidio en Gaza. Ge-no-ci-dio. Crimen contra la humanidad”.
“Entonces, son actividades relacionadas con lo que se discute en la Asamblea General: tanto mi conferencia en algún lugar de Nueva York —que nunca sé cuáles, porque me llevan en carro y nunca sé dónde, las direcciones—, como la calle al frente de Naciones Unidas. Dos, el mensaje. El mensaje no es: ‘desobedezcan a su presidente’”, explicó el presidente, en su entrevista en la Casa de Nariño.
El presidente agregó una explicación legal e histórica para justificar su apelación a la conciencia de los militares. Él evocó los juicios de Núremberg y sostuvo que existe un deber superior frente a órdenes que impliquen delitos graves contra la humanidad.
“Ningún soldado del mundo —ni colombiano, ni europeo, ni africano, ni norteamericano, estadounidense propiamente— puede cumplir una orden que sea disparar contra la humanidad y cometer un crimen contra la humanidad. ¿Por qué? Porque el delito, que se llama crimen contra la humanidad, es el peor del mundo. Se ha castigado a nivel mundial; por eso hubo un tribunal de Núremberg, en donde los juristas norteamericanos, apoyados por sus soldados armados y heroicos, allá en Núremberg, Alemania, en 1948, juzgaron en tierra alemana a unos militares y a unos políticos que se hacían pasar por militares alemanes y que habían cometido un genocidio contra el pueblo judío, y otros contra el pueblo soviético, el pueblo chino, etcétera. Hay casi 50 millones de muertos ahí. Estamos exactamente en la misma situación”, agregó.
Petro comparó su petición con lo que “debió” hacer el Ejército de Colombia con los ‘falsos positivos’
Ante lo ocurrido, el periodista señaló que, aunque el presidente intentara justificar sus declaraciones, las palabras pronunciadas fueron distintas y sí expresaban un llamado a desobedecer. Petro respondió que así era, pero aclaró que su afirmación se refería a casos en los que se cometen crímenes de lesa humanidad.
Petro mencionó como ejemplo las 6.402 ejecuciones extrajudiciales, conocidas como “falsos positivos”, registradas durante el gobierno de Álvaro Uribe, y sostuvo que, si un mandatario ordena algo semejante, el deber moral es no acatarlo: “Ahora, que desobedezcan a Trump… Es que si yo doy una orden como fusilar seis mil cuatrocientos tres o dos jovencitos, o la cifra que sea, cualquiera de manera sistemática con vales del ejército de Colombia, el Ejército de Colombia debió haber desobedecido esa orden de inmediato, porque, y lo dicen los mismos militares norteamericanos y debieron decirlo los mismos generales colombianos de la época, no se puede obedecer a un tirano, a una tiranía. Cuando hay un crimen contra la humanidad, desobedecer es un derecho. Y todos los seres humanos en el mundo, todos, tenemos, no digo el derecho de, sino la obligación de, ante un holocausto”.
“Dos, ante un genocidio, ante un sujeto que es perseguido por la justicia mundial con orden de captura, no es recibirlo en su oficina. Es capturarlo. Si el señor Netanyahu, después de matar decenas de miles de niños, la misma cifra de los niños que hemos salvado en las comunidades indígenas en el programa de reforma de la salud de Colombia”, agregó su justificación.