En la mañana del martes 7 de octubre el presidente Gustavo Petro compartió una foto suya usando gafas de aviador, oscuras, que según él, se las recomendaron para uso permanente, aunque él prefiere no hacerlo.
Afirmó que ahora están de moda y aprovechó para lucir una gorra hecha por una de sus hijas.
“Se han vuelto populares mis gafas de la fuerza aérea. Un médico me dijo que fueran permanentes, pero no me gusta oscurecer el mundo, hay que verlo como es. Pero mi hija quiere que muestre las gorras que hace. Así que aquí va…“, escribió.
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La confesión de Petro sobre estar desnudo
Las recientes tensiones en el entorno político colombiano han adquirido mayor visibilidad tras una columna firmada por María Jimena Duzán en la revista Cambio, donde aborda los enfoques internacionales y la conducta discursiva del presidente Gustavo Petro.
El mandatario, lejos de esquivar la crítica, optó por una respuesta irónica que recuerda declaraciones pasadas: “Pero si a mí me gusta desnudarme…”, expresión que se interpreta en el contexto político tras las analogías de Duzán sobre la supuesta falta de autocrítica en la izquierda. El presidente ya había señalado en una entrevista con Radioacktiva en 2022 que le gustaba dormir sin ropa, trasladando ahora esa imagen a la arena pública.
Las reacciones surgieron de inmediato. La congresista Katherine Miranda sostuvo un tono crítico frente a la réplica presidencial. Respondiendo al comentario de Petro, Miranda afirmó: “Lo grave es que desviste al Estado de su institucionalidad y a los colombianos de sus derechos. El problema no es la desnudez física, es la desnudez moral e institucional a la que está llevando al país”, de acuerdo con declaraciones citadas por Cambio.
Analizando el fondo de la columna, Duzán enfoca la atención en la política exterior y las recientes actuaciones del mandatario, particularmente el episodio en Nueva York donde, usando un megáfono durante una manifestación de apoyo a Palestina, Petro propuso la creación de una “resistencia armada” por el conflicto en Gaza. Este gesto, considerado por algunos como alineado con la causa palestina, fue calificado en el escrito como un quiebre respecto al principio de no injerencia, piedra angular del derecho internacional.
Según Duzán, en el Palacio de Nariño no surgieron advertencias internas acerca del costo diplomático de esa postura: “No se atrevieron a decirle que esa propuesta era un despropósito viniendo de un presidente y que una cosa era denunciar el genocidio en Gaza…y que otra, muy distinta, era utilizar la causa palestina para hacerse el osado y desconocer el principio de la no injerencia en los asuntos internos de otros Estados…”.
Los desencuentros se intensificaron tras un llamado de la periodista y precandidata presidencial Vicky Dávila, quien solicitó a las Fuerzas Militares desconocer instrucciones asociadas a la cooperación con el gobierno venezolano. En respuesta, Petro anunció denuncias por sedición contra quienes alienten la desobediencia militar, un contraste que, según Duzán, evidencia un doble estándar en el discurso del Ejecutivo.
Dentro de los efectos colaterales citados, la columnista destaca que la suspensión de la visa estadounidense al presidente derivó en manifestaciones de respaldo por parte de su gabinete, incluyendo la renuncia voluntaria a la visa por parte de la canciller antes de una importante sesión del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la Misión de Verificación del Acuerdo de Paz. Duzán sostiene que la postura de Estados Unidos hacia esa misión podría verse comprometida debido a la gestión errática de la política exterior colombiana.
Los conflictos internos tampoco han quedado fuera del análisis. Duzán señala presiones y denuncias dentro de Ecopetrol, mencionando el caso de Luis Enrique Rojas, antiguo presidente de Hocol. Según la periodista, Rojas habría sido removido del cargo y posteriormente perseguido tras haber reportado supuestas presiones del presidente de la petrolera estatal, Ricardo Roa, para favorecer intereses privados en la adjudicación de contratos. Duzán afirma: “Este sujeto es un cuestionado empresario, amigo personal de Roa y a quien se le conoce como el que mueve los hilos del poder en la estatal petrolera desde que Roa llegó a ese puesto. Luego de que Rojas hizo esa denuncia -que yo revelé en su momento- no solo fue despedido del cargo, sino perseguido.”
De esta manera, la columna y las respuestas reflejan las profundas divisiones dentro del progresismo y el tablero político colombiano, subrayando la polarización sobre el legado y las formas de gobernar de Gustavo Petro en escenarios tanto nacionales como internacionales.