SANTIAGO, Chile.- El gobierno de Eduardo Frei (1994-2000) habría ayudado al dictador Augusto Pinochet a fingir demencia senil para no ser juzgado por crímenes de lesa humanidad, luego de su detención en Londres en octubre de 1998 y de su inminente extradición a España a manos de la orden de captura internacional del juez español, Baltazar Garzón.
La información es parte del nuevo libro del investigador británico Phillippe Sands, Calle Londres 38, y fue revelada al autor inglés por un alto asesor del gobierno de Frei en ese entonces.
Ese testimonio, según el portal de noticias chileno Biobío, fue de Cristián Toloza Castillo, que actualmente se desempeña como jefe del Departamento de Europa, África y Medio Oriente de la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales. La fuente de Phillipe Sands señaló en su libro que habrían sido los ingleses quienes ofrecieron una salida a la compleja situación argumentando razones médicas. “Sabían que legalmente podían abortar el proceso de extradición por razones de salud”.
Según relata Sands, el gobierno de Frei elaboró un dossier de 10 páginas donde se indicaba a Pinochet cómo simular los síntomas. El documento entregado al entonces comandante en jefe del Ejército, Ricardo Izurieta establecía “cómo debía fingir Pinochet que estaba deprimido… tenía que decir que había pensado suicidarse, que tenía problemas de memoria, cosas irracionales y absurdas”.
Pinochet viajó a Londres para someterse a una operación, cuando fue detenido, permaneciendo en The London Clinic por un año y cuatro meses.
En esos días el presidente chileno Eduardo Frei le dijo al país que tenía la convicción de que la permanencia del entonces senador vitalicio implicaba un grave daño a la imagen de Chile.
De acuerdo con el libro, Frei temía un nuevo golpe de Estado, o que la detención de Pinochet derivara en violencia y muertes. Y es que tras la aprehensión del dictador se produjeron múltiples protestas en Chile y en Reino Unido.
“[Si Pinochet muere en Gran Bretaña], lo convertirán ustedes en un mártir y en un santo. ¿Es lo que quieren?”, recuerda Toloza que manifestó a Jonathan Powell, jefe de gabinete del premier británico Tony Blair, en una reunión en junio de 1999.
El laborista Blair tampoco quería eternizar la permanencia del dictador en suelo inglés. Y el ministro Jack Straw, tras el visto bueno de la Cámara de los Lores, autorizó dos veces la extradición a España.
Como los ingleses querían garantía de que Pinochet sería juzgado en Chile, Toloza Castillo habría viajado con documentos que probaban que el dictador había autorizado la Caravana de la Muerte, operación posterior al golpe de Estado de 1973 que dejó casi un centenar de muertos a través de todo Chile.
Se trataba de la fotocopia de un documento que habría sido facilitado por el mismo Ejército, que mostraba que Pinochet dio la autorización para la Operación Caravana de La Muerte los días inmediatamente posteriores al golpe de Estado.
Con aquel papel en mano, Toloza le dijo a Powell que tenían la “base legal para juzgarlo en Chile”. Asimismo, le aseguró que el gobierno había comunicado al Poder Judicial que tenía ”luz verde para proceder contra Pinochet”.
“No recuerdo los detalles, pero no tengo motivos para dudar de que ocurriera así”, comentó por su parte Jonathan Powell a Philippe Sands.
Así, en marzo de 2000 Jack Straw, lo liberó por razones humanitarias, pero al llegar Pinochet se burló de ese beneficio levantándose de su silla de ruedas, caminando sin problemas y saludando a quienes fueron a recibirlo al aeropuerto.
En una entrevista con LA NACION en 2023, Straw reveló su enojo con el engaño.
“Me puse furioso cuando vi a Pinochet levantarse de su silla de ruedas al llegar a Chile después que lo liberé por motivos de salud. Sentí que yo y el sistema británico habíamos sido engañados”, reconoció a LA NACION el exministro del Interior británico Jack Straw.
Finalmente, en 2001 Pinochet fue procesado, pero la Corte Suprema determinó que no estaba en condiciones mentales de ser juzgado.
Después de 25 años de los hechos, el ministro de Defensa de la época, Edmundo Pérez Lloma, dijo a Biobío que desconocía el dossier; el expresidente Frei, que tiene 82 años, no da entrevistas y Toloza se limitó a señalar “entiendo que todo está en el libro”.
Agencia ANSA