Placente, en busca de repetir la gloria con el Sub 20: primero como jugador en Malasia, ahora como DT en Chile

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Alguna vez, como hoy sus dirigidos, Diego Placente también sintió ese cosquilleo único de salir a la cancha en un Mundial juvenil. Fue en 1997, en Malasia, cuando todavía jugaba en Argentinos Juniors y venía de lograr el ascenso a primera división. En una época sin redes sociales y con muy poca televisión para la B Nacional, ya había hecho ruido en el fútbol argentino gracias a su participación en la selección juvenil de José Pekerman, que acababa de ser campeona del Sudamericano de Chile.

Ese mismo equipo repetiría la hazaña en el Mundial, con nombres como Lionel Scaloni, Pablo Aimar, Walter Samuel y Juan Román Riquelme, entre otros. Casi tres décadas después, Placente vuelve a la escena internacional, pero desde otro lugar. El exlateral izquierdo es el técnico de la Sub 20 argentina que este domingo a las 20 debutará ante Cuba en el Mundial de Chile, donde buscará no solo sumar la séptima estrella para el país en la categoría, sino también alcanzar un logro inédito: ser el primer entrenador en consagrarse campeón juvenil después de haber logrado el mismo trofeo en su etapa como futbolista.

El desafío llega en su momento de mayor madurez. Ya condujo a la Sub 17 en el Mundial de 2023, donde alcanzó el cuarto puesto, y ahora afrontará su primer Mundial Sub 20 como líder de un grupo que fue subcampeón del Sudamericano. Para él, además, el torneo tiene un valor simbólico especial: será en Chile, el lugar donde comenzó su historia con la camiseta celeste y blanca. Allí se consagró campeón del Sudamericano Sub 20 de 1997, en el que Argentina venció en la final a la Verdeamarela y selló la clasificación al Mundial de Malasia.

Argentina, campeona del mundo en Malasia: arriba, Cufré, Riquelme, Franco, Markic, Serrizuela y Samuel; abajo, Scaloni, Romeo, Cambiasso, Placente y Aimar

Aquel torneo juvenil fue un punto de quiebre en su vida. Placente se incorporó a último momento al plantel: mientras sus compañeros hacían una gira por Asia para aclimatarse al huso horario, él peleaba el ascenso con Argentinos Juniors y no viajó con la delegación. Llegó apenas dos días antes del estreno y, pese a aquel contratiempo, Pekerman lo eligió como titular. No se bajaría más: jugó los siete partidos, desde la primera presentación con triunfo 3 a 0 ante Hungría hasta la final contra Uruguay, que Argentina ganó 2 a 1 con goles de Esteban Cambiasso y Diego Quintana. Incluso anotó un gol en el vibrante 3-4 frente a Australia, rival que, curiosamente, volverá a cruzarse con la Argentina en este Mundial, en un Grupo C que completan Italia y Cuba.

Malasia no solo le dio un título: también lo catapultó a la élite. Aunque todavía jugaba en la B Nacional, Placente era el quinto jugador mejor cotizado del plantel, tasado por Argentinos en dos millones de dólares. Solo estaba detrás de Riquelme (20 millones), Aimar (16), Cambiasso (10) y Samuel (4). Boca hizo un sondeo, pero River fue el que avanzó: Ramón Díaz buscaba un lateral izquierdo con más marca que Juan Pablo Sorin, para jugar de visitante o complementarse con él en partidos complicados. Placente arribó al Millonario en un mercado en el que también sonaron Guillermo Barros Schelotto y Martín Palermo, pero finalmente llegaron Sebastián Rambert y Martín Cardetti.

Scaloni levanta el trofeo en Malasia; Placente, abajo a la derecha, celebra con la medalla

El recuerdo de quienes compartieron esa etapa lo pinta de cuerpo entero. “Diego siempre fue muy calmo, generoso y una excelente persona. Quizás no era de hablar mucho de fútbol, podía pasar por distraído, pero en la cancha cumplía siempre. Si me preguntabas en esa época, no le veía talento como entrenador, pero es indudable el buen trabajo que viene haciendo”, recuerda Gerardo Salorio, histórico preparador físico de las juveniles de AFA.

El Profe conserva, además, una anécdota pintoresca de aquel Mundial, vivida junto al papá de Placente: antes de cada encuentro debían darse un beso y un abrazo. Cuando empezó la final con Uruguay, aún no se habían cruzado para cumplir la cábala y el equipo caía 1 a 0. Entonces, el padre le gritó desde la tribuna y lo hicieron allí mismo. Minutos después, Argentina dio vuelta el resultado y se coronó campeona. El papá de Diego era todo un personaje. Durante la concentración, llevaba chocolates y galletitas en secreto para su hijo y sus amigos de Argentinos: Riquelme, Diego Markic y Pablo Rodríguez. Salorio los descubrió: les dejó las galletitas a ellos para el mate y guardó los chocolates para repartirlos con el plantel cada vez que Argentina ganara, y aunque el equipo hizo un campañón, aún sobraban golosinas después de la premiación.

Placente en el Mundial Sub 17 de 2023, donde fue cuarto y vivió su primera experiencia mundialista como DT

Aquellos gestos, tan propios de los cuerpos técnicos de Pekerman, y de un modelo de conducción que mezclaba cercanía con autoridad, marcaron a Placente, que hoy busca inculcar esos principios en sus dirigidos como DT. “José y su cuerpo técnico pusieron la semilla, crecimos todos con esas bases y respetamos mucho lo que son los valores. Lo que les decimos a los chicos es que jugar bien no te permite hacer cualquier cosa. Defender esta camiseta exige respeto. Hay que crecer dentro y fuera de la cancha, no es una cosa o la otra, sino que vayan de la mano”, explicó Placente en el sitio de la FIFA.

Desde la primera edición del Mundial juvenil en 1977, que se disputó en Túnez y tuvo como campeón a la Unión Soviética, ningún futbolista campeón en la categoría volvió a hacerlo como entrenador. Argentina se consagró con César Luis Menotti en 1979, Pekerman en 1995, 1997 y 2001, Francisco Ferraro en 2005 y Hugo Tocalli en 2007. También alzaron el trofeo Alemania (1981); Brasil (1983, 1985, 1993, 2003 y 2011); Yugoslavia (1987); Portugal (1989 y 1991); España (1999); Ghana (2009); Francia (2013); Serbia (2015); Inglaterra (2017); Ucrania (2019) y Uruguay (2023), pero ninguno tuvo un DT que ya hubiera sido campeón y supiera lo que se siente al levantarlo.

Después de aquella última vuelta olímpica pasaron casi dos décadas sin títulos, aunque en el último tiempo la selección dejó atrás la etapa más sombría desde los títulos mundiales de 1995 y 1997, y volvió a instalarse en los primeros planos. En esa reconstrucción tuvieron un papel clave varios integrantes del plantel de Malasia: Scaloni, hoy técnico de la Mayor; sus colaboradores Samuel y Aimar; Bernardo Romeo, coordinador de las juveniles, y, por supuesto, también Diego Placente.

Aquel pibe de Argentinos que llegó sobre la hora a la Copa del Mundo y terminó coronándose campeón tiene ahora la oportunidad de escribir otra página dorada desde el banco de suplentes. Si lo consigue, se convertirá en el único en conquistar el título primero en la cancha y luego desde el banco. Un logro que, de concretarse, quedaría marcado no solo en la historia de las juveniles argentinas, sino también en la del fútbol mundial.

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