Poca política, más deporte y farándula: así están hoy los noticieros de la TV Pública

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En julio de 2024, desde estas mismas páginas, definimos a los noticieros de la TV Pública como un modelo para armar. Dijimos también en ese momento que la ausencia de una identidad definida en esos espacios informativos tenían relación directa con la postura del Gobierno respecto de los medios públicos. Casi un año después, todas las dudas, interrogantes e imprecisiones en tal sentido se mantienen.

Los noticieros, columna vertebral de la programación de cualquier televisión pública en el mundo, siguen buscando en la pantalla del viejo Canal 7 un estilo que todavía resulta esquivo. La coexistencia entre diferentes fórmulas y criterios para presentar las noticias a lo largo de cada jornada hace todavía más visible esa indeterminación. ¿Quieren afirmarse en un camino propio o prefieren seguir una línea muy parecida a la que se aplica en el resto de la TV abierta?

Como hay algo de ambas cosas, el resultado a la vista es un híbrido que, en el mejor de los casos, pasa hoy casi inadvertido para la opinión pública. ¿Responderá simbólicamente esa realidad al deseo nunca concretado del presidente Javier Milei, que tantas veces en la campaña electoral dijo que no tenía ningún interés en conservar a los medios públicos dentro del organigrama del Estado?

Pablo Vigna, uno de los conductores de los espacios informativos de la TV Pública

Hoy no puede desprenderse de ellos porque el Congreso excluyó expresamente a la TV Pública en el paquete de empresas estatales sujetas a una eventual privatización. Pero tampoco, al menos hasta ahora, se propuso aprovecharlas de manera desembozada al servicio de su proyecto político.

Desde que el antiguo Canal 7 comenzó a funcionar como emisora estatal, cada gobierno de turno la usó a discreción para difundir sus logros y ningunear a quienes piensan distinto a través de una lógica televisiva que confunde al medio público con un órgano de propaganda oficial.

Por lo que se ve en los noticieros y también en general dentro de una programación que refleja la actualidad desde un prisma más bien mundano y trivial (allí hay lugar hasta para un programa diario de 90 minutos dedicado exclusivamente a los chimentos), a la administración libertaria no le interesa mucho jugar fuerte desde la TV Pública para afirmar o defender su gestión. Esa tarea parece concentrarse hoy en las redes sociales y los medios digitales.

El tratamiento de los temas

Alejandro Puertas y Silvia Fernández están al frente del noticiero de la mañana

Entre el lunes 2 y el jueves 5 de junio, según el relevamiento que hizo LA NACION, los cuatro espacios diarios que dispone la TV Pública no incluyeron ni un solo momento de la agenda (protocolar o política) del Poder Ejecutivo. La única vez que se mencionó al presidente Milei fue a propósito de la posibilidad de veto al aumento en las jubilaciones aprobado por la Cámara de Diputados el miércoles por la noche.

El tratamiento periodístico de lo que ocurrió en el Congreso tuvo allí características tan neutras como cualquier otra mención a temas políticos. Sin ir más lejos, la cobertura de la comida anual convocada por la Asociación Conciencia se limitó a dos brevísimas declaraciones del vocero presidencial y del Jefe de Gabinete. Tampoco asistimos, como ocurría todo el tiempo durante la etapa kirchnerista, a un desfile permanente ante las cámaras de funcionarios prestos a ganar exposición con muy poco para decir.

¿Hay política en los noticieros de la TV Pública? Muy poca. Con el mismo tono neutro y la misma escueta duración se anunció un posible acuerdo electoral entre PRO y el oficialismo para las próximas elecciones bonaerenses. Eso sí, no se habló en ningún momento durante esas 72 horas de las otras fuerzas, sobre todo de los avatares de la interna peronista en esa provincia. Y menos todavía de lo que está haciendo el oficialismo.

¿Y se habla de economía? Mucho menos que hace un año, cuando parecía necesario para los voceros oficiales explicar algunas de las medidas adoptadas por los ministros Luis Caputo y Federico Sturzenegger. Solo un informe lleno de adjetivos elogiosos sobre la decisión de YPF (al mismo tiempo auspiciante del segmento del clima) de rebajar el valor de la nafta si se carga de madrugada.

Lo que creció desde ese momento hasta ocupar un espacio muy destacado es la cobertura de temas judiciales, por lo general a cargo de Lourdes Marchese y Fátima Silva, presentada como “abogada de familia”. Fue muy amplio en los últimos días el tratamiento de la situación de Cristina Kirchner y las sentencias pendientes que pesan sobre ella por parte de la Corte Suprema. Lo mismo ocurrió con el comienzo del juicio contra el clan Sena (aliado en su momento del exgobernador peronista Jorge Capitanich) por el femicidio de Cecilia Strzyzowski en la provincia de Chaco. Ambos casos tuvieron en estos noticieros un tratamiento generoso, pero por lo general con más información que opinión.

Algunos podrían ver en este enfoque una manera oblicua de dejar en evidencia a la principal figura de la oposición y algunos hechos muy cuestionables ocurridos durante el kirchnerismo sin usar el sesgo de confirmación tan habitual en la televisión argentina para hablar de la actualidad política.

Cambio de estilos

Con todo, en el caso de la TV Pública, el giro más llamativo experimentado en los últimos tiempos dentro de sus espacios informativos pasa por otro lado. De a poco se va dejando de lado el estilo más bien sobrio y tradicional de los últimos años, reemplazado por un modelo cercano al show informativo.

Magalí Ahrendts, una de las caras del noticiero del mediodía

Es la misma fórmula utilizada hoy por toda la TV abierta: la del noticiero transformado en una versión noticiosa del clásico magazine matutino o vespertino. Un formato que prescinde por lo general de la política, la economía y cualquier análisis que requiera alguna capacidad de abstracción, y que fuerza, en cambio, la identificación emotiva del espectador con la agenda del día.

En estos casos, el conductor reacciona de inmediato frente a la noticia: se indigna por el impacto humano de algunos cruentos hechos policiales, quiere ser aleccionador cuando se habla de educación o relaciones humanas y comenta en primera persona con tono de broma los temas más triviales (el día mundial de la bicicleta, el costo de las frazadas, consejos para ejercitar el físico e invierno).

Este juego se vislumbra en el noticiero matutino (de 7 a 8) y domina el espacio informativo del mediodía (de 12 a 13.30). Va quedando sin efecto en el noticiero central (de 19 a 20.30) y apenas se esboza en el resumen de cierre (de 23.30 a medianoche). Ahora, conductores y columnistas intercambian opiniones con más frecuencia, sentados y compartiendo el habitual semicírculo de los programas de panel.

El clima, otro de los protagonistas de los noticieros de la TV Pública

Planteadas así las cosas, queda claro que además de un cambio de estilo más o menos afirmado según la franja horaria cada informativo parece responder al ánimo (comprometido y jovial en algunos casos, más neutro y formal en otros) de sus respectivos conductores.

La falta de identificación de la que hablábamos se explica por la convivencia forzada entre este viraje sutil, que va llevando de a poco a los noticieros de la TV Pública a un lugar más identificado con el show informativo, y la persistencia (cada vez más acotada) del perfil más tradicional cultivado en los últimos años.

Algunos vicios habituales de nuestros canales abiertos para el tratamiento de las noticias llegaron a la TV Pública: el abuso de las estridentes placas con la palabra “urgente” (una de ellas con imágenes de un hecho policial ocurrido tres días antes), la exagerada decisión de abrir los noticieros con algún tema mundano o de la crónica roja, y el excesivo tiempo dedicado al fútbol y a la farándula. En este último terreno, Gabriela Radice y Alejo Alvarez Herrera a menudo se ven forzados a hablar de “lo que pasa en las redes” y postergar sus muy competentes comentarios sobre cine y teatro.

Daniel López, otro de los rostros conocidos de los informativos del canal estatal

En contraste, las noticias internacionales se limitan casi siempre a breves títulos sin desarrollo (con alguna excepción comentada con eficiencia por Leticia Martínez) y la actualidad del interior brilla por su ausencia. Hace tiempo que la TV Pública dejó de tener informativos federales.

A primera vista, el temario de los informativos de la TV pública en las 72 horas relevadas por LA NACION resulta escaso para la extensión horaria que tienen los noticieros en el canal. La mayoría de los informes rota casi sin cambios por las distintas emisiones. Lo único diferente es la voz que las presenta en cada caso. También hay decisiones estratégicas difíciles de explicar: el noticiero central (90 minutos) cuenta con un solo conductor y el resumen de medianoche (30 minutos) con dos.

Estos espacios informativos todavía conservan algunos detalles distintivos como un espacio para la información agropecuaria y la presencia de columnistas especializados como Verónica González Bonet, no vidente y dedicada con esmero a los temas de discapacidad. Pero estos matices empiezan a diluirse en medio de una aparente transición hacia un modelo informativo más convencional y estandarizado.

Fernando Fraquelli es el columnista político de los noticieros

Con todo, ese afán por aliviar la carga informativa de una realidad que suele ser ingrata no debería habilitar a quienes integran el staff de los noticieros de la TV Pública a tratarse al aire como si estuvieran entre amigos. El televidente merece que “Maxi”, “Gime”, “Ale”, “Maga” o “Santi” (como se presentan o se saludan el uno al otro) tengan un nombre, un apellido y un trato al aire más formal, como ocurre en los noticieros de las grandes cadenas públicas del mundo.

A veces aparecen en pantalla las placas que identifican a algunos columnistas. Pero eso nunca ocurre en el caso de los conductores: Silvia Fernández, Alejandro Puertas (mañana), Magalí Ahrendts (mediodía), Pablo Vigna (noticiero central), Daniel López y María Areces (resumen de medianoche). A excepción de Areces, todos vienen cumpliendo la misma función desde los tiempos del último kirchnerismo.

Reclamos

Por otro lado, sin explicación alguna por parte de sus presentadores o del canal, el informativo del mediodía perdió el miércoles 4 casi una hora de transmisión. Comenzó a las 12.50, al término de un documental del Conicet. Y tampoco se emitió completo ese día el programa conducido en vivo por Guillermo Andino, que va de 10 a 12. Estos llamativos “levantamientos” de programación se debieron a que los trabajadores de la TV Pública en las últimas semanas comenzaron con medidas, en reclamo de un aumento salarial. Entonces realizan no solo “ruidazos” que se pudieron escuchar de fondo en más de un programa en vivo, sino también paros sorpresivos, lo que obliga a tener que dejar de transmitir algunos programas o finalizarlos antes de tiempo.

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