Pompa, tradición y reyes invitados: Guillermo juró como gran duque de Luxemburgo tras la emotiva abdicación de su padre

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LUXEMBURGO.- El gran duque Guillermo de Luxemburgo prestó juramento este viernes como nuevo jefe de Estado de esta pequeña pero próspera monarquía europea, en una ceremonia solemne que siguió a la abdicación de su padre, Enrique, después de un cuarto de siglo en el trono.

“Juro respetar la Constitución y las leyes”, declaró Guillermo ante la Cámara de Diputados de Luxemburgo, rodeado de representantes de casas reales europeas y de altos dirigentes de la Unión Europea (UE), que acudieron para acompañar la histórica transición.

El acto reunió a varias monarquías y líderes políticos de peso. Entre los asistentes estuvieron los reyes de Holanda, Guillermo y Máxima —con quienes la familia gran ducal mantiene lazos históricos y de parentesco—, los reyes de Bélgica, Felipe y Matilde, el príncipe heredero Haakon de Noruega y miembros de la familia real española y británica. También participaron dirigentes de las instituciones europeas, como la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. Por la noche está prevista una cena de gala con invitados de alto nivel político, entre ellos el presidente francés Emmanuel Macron y el alemán Frank-Walter Steinmeier.

El gran duque Enrique de Luxemburgo y el gran duque Guillermo de Luxemburgo durante la ceremonia de abdicación y entronización del gran duque, en la ciudad de Luxemburgo, el viernes 3 de octubre de 2025.

La abdicación de Enrique, de 70 años, marca el fin de un reinado de 25 años centrado en modernizar la imagen de la monarquía y reforzar la estabilidad institucional de Luxemburgo, un país de apenas 670.000 habitantes, pero con una de las rentas per cápita más altas del mundo y sede de importantes instituciones de la UE. Visiblemente emocionado, Enrique firmó su renuncia en una ceremonia privada antes de ceder la corona a su hijo mayor.

Enrique, un gran deportista con una fortuna estimada en miles de millones de dólares, asumió la corona en el año 2000 tras la abdicación de su padre Juan después de 36 años de reinado. En abril del año pasado, había revelado que tenía pensado seguir con la tradición familiar de los soberanos del país de abdicar al trono. “Llegará el día en que habrá que hacerlo y tengo la intención de retirarme en algún momento. Es obvio”, anticipó en una entrevista.

La princesa Amalia y la reina Máxima saludan desde el balcón del Palacio Gran Ducal en la ciudad de Luxemburgo, el 3 de octubre de 2025.

Guillermo, de 43 años, se convierte en el séptimo soberano de la dinastía Nassau-Weilbourg, que reina en Luxemburgo desde 1890 y que comparte raíces con la Casa de Orange-Nassau, la familia real de los Países Bajos. La conexión es histórica: hasta 1890 Luxemburgo y los Países Bajos estuvieron unidos bajo un mismo monarca, pero se separaron cuando la reina Guillermina heredó el trono neerlandés y, por las leyes sálicas vigentes en Luxemburgo, el ducado pasó a la rama masculina de los Nassau-Weilbourg.

Tras la ceremonia, los reyes de los Países Bajos, Guillermo Alejandro y Máxima, junto a su hija, la princesa heredera Amalia, y los reyes de Bélgica, Felipe y Matilde, acompañaron a los nuevos grandes duques a saludar desde el balcón del Palacio Gran Ducal ante la multitud reunida.

Educado en universidades de Suiza y Gran Bretaña, el nuevo gran duque se formó en Derecho y Ciencias Políticas y ha representado a Luxemburgo en numerosas misiones diplomáticas y económicas en los últimos años.

El entonces príncipe reconoció las dificultades que le significó su salida al mundo luego de cursar primaria y secundaria en su pequeño país. “Al llegar me hicieron sentir que mi estilo de vestir, al que hasta entonces no había prestado atención, estaba, digamos, un poco anticuado. De hecho, todavía usaba suéteres holgados con el rostro de Mickey, lo que hoy me permite comprender el motivo de las burlas de mis compañeros”, recordó en una entrevista.

El gran duque Guillermo de Luxemburgo pronuncia su discurso inaugural en presencia de la gran duquesa Estefanía durante la ceremonia de juramento en la Cámara de Diputados, tras la abdicación del gran duque Enrique.

Su esposa, la gran duquesa Estefanía, nacida en Bélgica y con formación musical y un fuerte compromiso filantrópico, lo acompañará como figura clave de una nueva generación que busca mantener la relevancia de la monarquía en un país profundamente europeo y con un sistema democrático consolidado.

El gran duque Guillermo de Luxemburgo y su esposa son padres de dos hijos: el príncipe Charles, nacido en 2020 y actual heredero al trono, y el príncipe François, nacido en marzo de 2023, quien ocupa el segundo lugar en la línea sucesoria del Gran Ducado.

Tradición y celebración popular

La pareja gran ducal salió este viernes por la tarde con la población en una plaza del barrio histórico de la capital para saludar a los ciudadanos y marcar el inicio oficial del nuevo reinado. Hasta el domingo habrá celebraciones en todo el país, conocidas como “Trounwiessel” (que significa “cambio en el trono” en luxemburgués), con conciertos, eventos culturales y actividades para toda la población.

La princesa Amalia de los Países Bajos y la princesa Isabel de Bélgica caminan entre el público tras asistir a la ceremonia de abdicación y entronización del gran duque de Luxemburgo en el Palacio Gran Ducal, en la ciudad de Luxemburgo, el viernes 3 de octubre de 2025.

Aunque la llegada de Guillermo simboliza un relevo generacional y una imagen más cercana y moderna —algo que también se reflejó en su perfil público en los últimos años—, no se esperan grandes cambios en el ejercicio del poder. Luxemburgo es una democracia parlamentaria estable, y el gran duque tiene funciones principalmente representativas y ceremoniales, además de sancionar leyes aprobadas por el Parlamento y promover la imagen internacional del país.

La familia gran ducal luxemburguesa, aunque menos mediática que otras casas reales europeas, mantiene una sólida popularidad gracias a su perfil sobrio y su labor filantrópica. Enrique, ahora gran duque emérito, enfrentó algunos momentos difíciles, como un debate constitucional en 2008 cuando se negó a sancionar una ley sobre eutanasia por motivos de conciencia, lo que llevó al Parlamento a limitar algunas prerrogativas del monarca. Sin embargo, su reinado logró preservar la estabilidad institucional y el respeto ciudadano.

Más allá del sistema monárquico, este pequeño país, entre los más ricos de Europa, con una longitud máxima de 82 km de norte a sur, y 56 km, de este a oeste, encerrado entre Alemania, Francia y Bélgica, y apenas 650.000 habitantes -el 47% de ellos nacidos en el exterior-, no está exento tampoco de otros desafíos como el de dejar de ser visto solo como un paraíso fiscal de las grandes corporaciones -hay una empresa extranjera por cada diez habitantes- para promover un desarrollo más integral. También tiene la particularidad de que unas 230.000 personas vienen a trabajar en Luxemburgo, pero residen en alguno de los países vecinos.

El primer ministro de Luxemburgo, Luc Frieden, llega para asistir a la ceremonia de abdicación del gran duque Enrique en el Palacio Gran Ducal de la ciudad de Luxemburgo, el 3 de octubre de 2025.

Guillermo reconoció el problema de que su país sea visto como un paraíso fiscal. “La gente conoce Luxemburgo solo desde el punto de vista financiero. Pero el Gran Ducado también está desarrollando su industria, especialmente en el ámbito de las tecnologías de la información y la logística. Creo que, en este sentido, el conocimiento que tienen de nosotros en el extranjero aún no es lo suficientemente completo”, comentó en una entrevista.

Agencias AFP y ANSA

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