El limón es una fruta esencial en la cultura y la alimentación mexicana, tanto por su versatilidad culinaria como por sus notables aportes nutricionales. Utilizado en salsas, caldos, bebidas y postres, este cítrico va más allá de añadir sabor: es un importante aliado para la salud y el bienestar. Así lo destaca un análisis de El Poder del Consumidor, donde se describen sus cualidades y beneficios.
Originario de Asia —probablemente de China o India—, el limón se cultiva en esa región desde hace más de dos milenios y medio. Llegó a México tras la conquista española y desde entonces se convirtió en uno de los ingredientes más significativos de la gastronomía local.
En la actualidad, México cuenta con dos principales variedades de limón: el persa (o sin semilla), cuyo destino es sobre todo la exportación, y el mexicano, que abastece el mercado nacional y es la opción preferida por las y los consumidores locales.
El cultivo del limón se extiende principalmente en Veracruz, Michoacán, Oaxaca, Colima, Jalisco y Tamaulipas, lo que permite disponer de este fruto durante todo el año. Su precio fluctúa entre 26 y 48 pesos por kilogramo, dependiendo de la región.
En términos nutricionales, el limón destaca por su elevado contenido de agua —que lo convierte en un alimento de bajo aporte calórico— y por su concentración de vitamina C. Aproximadamente, 100 gramos de este fruto aportan 50 miligramos de este nutriente, lo que representa la mitad de la ingesta diaria recomendada. Además, aporta pequeñas cantidades de proteínas, lípidos e hidratos de carbono.
La vitamina C, presente en el limón, desempeña un papel clave en la síntesis de colágeno, el crecimiento y la reparación celular; cuida encías, vasos sanguíneos, huesos, mejora la cicatrización, fortalece el sistema inmune y potencia la absorción de hierro.
Sumado a esto, el limón contiene compuestos fenólicos como el ácido ferúlico y el ácido cafeico, que actúan como antioxidantes y ayudan a reducir el riesgo de ciertos tipos de cáncer. Su pulpa, rica en ácido cítrico y málico, potencia los efectos de la vitamina C y ejerce un efecto antiséptico. Además, la fibra soluble que aporta contribuye a mantener bajos los niveles de colesterol y a controlar el incremento de glucosa en sangre.
El consumo habitual de limón se asocia con la prevención de enfermedades respiratorias, anemia, hipertensión, afecciones cardiovasculares y algunos tipos de cáncer. Por ser bajo en calorías, se puede incluir en la dieta de manera cotidiana, siempre y cuando se lleve a cabo una adecuada limpieza y desinfección antes de consumirlo, sobre todo si se va a utilizar la cáscara rallada.