
Guillermo del Toro estrenó el pasado 17 de octubre una de las películas más esperadas de su carrera: su versión de “Frankenstein”, una obra para la que asegura haberse preparado durante tres décadas.
Su participación en festivales como Venecia y Toronto, así como la disponibilidad posterior en Netflix, sitúan el filme en el centro de la conversación internacional.
En entrevista con El País, el mexicano describe este proyecto como la culminación de una búsqueda artística y personal que comenzó cuando tenía siete años, vivía en Guadalajara y vio por primera vez la cinta de 1931 dirigida por James Whale, con Boris Karloff como la criatura.
“Esta película concluye una búsqueda que comenzó de niño. Cuando vi por primera vez esa cinta de Whale, sentí la sacudida del reconocimiento en ese momento crucial: el horror gótico se convirtió en mi iglesia y Boris Karloff en mi mesías”, explicó Del Toro.
Para el director, la novela de Mary Shelley y su adaptación cinematográfica han representado no solo una fuente de inspiración, sino el origen de su fascinación por los monstruos, una constante en su filmografía.

Los motivos por los que Guillermo del Toro tardó 30 años en hacer y estrenar ‘Frankenstein’
Guillermo Del Toro leyó la novela de Mary Shelley a los 11 años y desde entonces desarrolló un vínculo emocional con la figura del monstruo y el doctor Frankenstein.
En entrevista con El País, afirmó que su relación con la historia cambió a lo largo de los años: “Si la hubiera hecho cuando tenía menos de 40 años, la habría hecho sobre mi padre y yo. Yo habría sido el hijo y toda la cinta habría sido realizada por un hijo, en lugar de hacer la película como realmente merece: la de un padre que decidió dejar de ser hijo y convertirse en padre”.
Con el paso del tiempo y tras convertirse en padre, la perspectiva del cineasta evolucionó: “Es uno de esos libros que cambian contigo”. Cuando era niño, se identificaba con la criatura; años después, entendió de otro modo al doctor Frankenstein.
Su versión busca, así, retratar tanto el punto de vista del creador como el de la criatura. “El momento en que Karloff cruza el umbral en la película, de espaldas y luego se gira, fue como San Pablo en el camino a Damasco. Dije: ese soy yo. Fue una transferencia de alma inmediata y absoluta”, declaró Del Toro.

Tres décadas de intentos y aprendizaje de Guillermo del Toro para lograr ‘Frankenstein’
El proyecto avanzó durante más de 30 años debido a factores personales y profesionales, así como al perfeccionismo del cineasta.
Durante ese periodo, Del Toro elaboró montones de bocetos y habló reiteradamente sobre su deseo de crear una adaptación “miltoniana” de la novela, pero solo puso en marcha el rodaje cuando consideró que tenía la madurez y la experiencia necesarias.
“Es la película para la que he estado entrenando durante 30 años”. El propio Del Toro enfatizó los cambios internos que le permitieron abordar la historia bajo una óptica más amplia y reflexiva, muy lejos de la visión inicial marcada por su propia biografía.
En dicha entrevistas , el director subrayó que no cree en el destino ni en lo predestinado: “Llevo 30 años haciendo cine y en todo este tiempo he aprendido que las cosas suceden cuando tienen que suceder. Hay sabiduría en la aceptación de lo irremediable”. La espera posibilitó también la aparición de tecnologías y recursos fílmicos que facilitaron la ambiciosa puesta en escena.

Estreno en México de ‘Frankenstein’ de Guillermo Del Toro
El estreno de “Frankenstein” en Netflix está agendado para el 7 de noviembre. Antes, los espectadores podrán verla en cines desde el 17 de octubre y en sedes alternativas como el Cinematógrafo del Chopo y la Sala Julio Bracho del Centro Cultural Universitario (CCU) de la UNAM en Ciudad de México.
La película fue ovacionada con 13 minutos de aplausos en el Festival de Venecia, compartiendo el cuarto puesto entre las más aplaudidas del evento.
Una exposición sobre el universo de Frankenstein, montada en el vestíbulo del CCU, acompañará la proyección del filme hasta diciembre de 2025.
Según el propio Del Toro, la obra adquiere una relevancia contemporánea al reflexionar sobre el derecho a la imperfección y a la diferencia en tiempos de polarización social: “La respuesta para mí es el amor y el perdón. La pregunta central de la novela es qué nos hace humanos”.